¿Y si formaran un tándem?
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Desconozco quién ganará las próximas elecciones a la Casa Blanca en los EEUU y quién reúne mejores condiciones para ser el candidato ideal. Si hacemos caso de los medios de comunicación internacionales, parece que sólo hay dos candidatos: Hillary Clinton y Barack Obama. Ambos se llevan casi todos los titulares. Los demás candidatos de uno y otro partido - McCain, Romney, Giuliani, etc.- parecen personajes secundarios. El fiasco de la era George W. Busch, que ya casi nadie cuestiona, parece exigir un cambio y no sólo de partido sino de tipo de persona. Y aunque casi todos, incluso el poderoso clan de los Kennedy, parecen considerar a Obama como el candidato ideal para llevar adelante esa transformación que gran parte de la sociedad norteamericana reclama, yo considero que Hillary también significa un cambio por el hecho de ser mujer. El primer hombre de color o la primera mujer que llegue a la Presidencia de los EEUU significará un auténtico triunfo de la democracia y de la sociedad. Los prejuicios seculares que se vienen arrastrando por motivos de sexo y de raza quedarían superados con cualquiera de los dos candidatos si consiguen el triunfo final.
Siempre he considerado a los estadounidenses muy conservadores, bastante racistas y muy patrioteros. No son los únicos, ya lo sé. Sin embargo, todas las sociedades evolucionan y cambian. La norteamericana no es peor ni mejor que las otras. La miramos con lupa por el poder hegemónico que viene desempeñando desde el siglo XX. Por eso nos preocupa, y con razón, lo que pueda ocurrir allí. Ahí están las nefastas últimas guerras de Vietnam e Irak como ejemplos recientes. Ambos errores, cada vez más asumidos por los ciudadanos yankis, y cierta recesión económica están condicionando las próximas elecciones. Obama y Hillary no son mejores por ser de un color o de un sexo determinados. Son distintos a los habituales desde hace siglos y eso es progreso porque supone avanzar en la concepción de que todos somos iguales en derechos y, por supuesto, también en obligaciones. A igualdad de supuesta eficacia de todos los candidatos, en el difícil arte de gobernar y resolver los problemas de la sociedad norteamericana y la inevitable proyección mundial de tan alto cargo, no quiero ocultar mis preferencias por cualquiera de los dos: Obama o Hillary. Otra opción más novedosa sería que formaran un tándem, ¿por qué no?
Siempre he considerado a los estadounidenses muy conservadores, bastante racistas y muy patrioteros. No son los únicos, ya lo sé. Sin embargo, todas las sociedades evolucionan y cambian. La norteamericana no es peor ni mejor que las otras. La miramos con lupa por el poder hegemónico que viene desempeñando desde el siglo XX. Por eso nos preocupa, y con razón, lo que pueda ocurrir allí. Ahí están las nefastas últimas guerras de Vietnam e Irak como ejemplos recientes. Ambos errores, cada vez más asumidos por los ciudadanos yankis, y cierta recesión económica están condicionando las próximas elecciones. Obama y Hillary no son mejores por ser de un color o de un sexo determinados. Son distintos a los habituales desde hace siglos y eso es progreso porque supone avanzar en la concepción de que todos somos iguales en derechos y, por supuesto, también en obligaciones. A igualdad de supuesta eficacia de todos los candidatos, en el difícil arte de gobernar y resolver los problemas de la sociedad norteamericana y la inevitable proyección mundial de tan alto cargo, no quiero ocultar mis preferencias por cualquiera de los dos: Obama o Hillary. Otra opción más novedosa sería que formaran un tándem, ¿por qué no?
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