No me avergüenzo de los machistas, de los que abusan de los débiles, de los que condenan sin juzgar, de los que confunden la razón de la fuerza con la fuerza de la razón, de los que injurian, de los que alardean de lo que carecen, de los estúpidos... No, no me avergüenzo de toda esa chusma. Simplemente me dan pena, lástima, asco...
Me avergüenzo de la inmensa mayoría de las personas sensatas, dignas, con sentido común, con valores, respetuosas, cargadas de razones, pero que están pasivas, calladas, enmudecidas, amedrentadas, sin voz. De estas sí que me avergüenzo. Y de mí, también. Y mucho. Porque con el clamor de su silenció y del mío sólo se oye a los demás. Y hasta puede que estos vocingleros, ante la cobardía de la inmensa mayoría, lleguen a pensar que el silencio otorga y que están en lo cierto.
Me avergüenzo de la inmensa mayoría de las personas sensatas, dignas, con sentido común, con valores, respetuosas, cargadas de razones, pero que están pasivas, calladas, enmudecidas, amedrentadas, sin voz. De estas sí que me avergüenzo. Y de mí, también. Y mucho. Porque con el clamor de su silenció y del mío sólo se oye a los demás. Y hasta puede que estos vocingleros, ante la cobardía de la inmensa mayoría, lleguen a pensar que el silencio otorga y que están en lo cierto.
Tienes razón: como decía David Burke, para que triunfe el mal basta con que los buenos no hagan nada. Demasiados cobardes y mediocres vociferan sus mamarachadas, mientras mucha gente sensata calla y mira para otro lado.
ResponderEliminarPero lo más cómodo es "pasar", ¿no?
ResponderEliminarTampoco se nos puede pedir que tengamos madera de "héroes". Para afrontar a esa chusma tendríamos que estar unidos los demás y eso...es muy dfícil, por no decir, imiposible
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