Ayer hacía referencia a la "capacidad de comunicación" como uno de los dos requisitos esenciales para ejercer la docencia con dignidad. Hoy añado que tal requisito es importante para todos, nos dediquemos o no a ese menester. Desde siempre se ha sabido que el impacto de la comunicación o del discurso radica casi siempre más en el CÓMO se pronuncia que en lo que se dice. Las formas condicionan sobremanera los fondos. Dentro del CÓMO podríamos hacer referencia al sonido que emitimos al hablar o voz y a los ingredientes de la misma como el tono, la claridad, el timbre, la inflexión, la velocidad, el énfasis, el lenguaje no verbal, etc.
La buena voz sabe aplicar todos estos elementos a la hora de establecer comunicación. Un tono de voz armonioso, cálido, sosegado, natural, seguro, claro, audible tiene todas las garantías de lograr una comunicación positiva porque es un factor determinante de la propia persona. La voz es como una tarjeta de presentación que, según su calidad y esmero, predispone el ánimo del receptor en un sentido o en otro. A través de la voz podemos transmitir nuestros conflictos internos o lo mejor de nosotros. El receptor participará, pues, de lo uno o de lo otro. ¡Cuántos sinsabores provoca y resuelve el tono de la voz...! Creo que si realmente fuéramos conscientes de la relevancia de la voz en todo proceso de comunicación, la cultivaríamos mucho más.
A nadie se le exigen que haga un curso de Oratoria o que sea como Cicerón, el más grande representante de los oradores romanos que supo, sobre todo, adaptarse siempre a las circunstancias. Bastaría con que fuésemos conscientes de que la valoración que hacemos de las formas de expresión de quienes nos hablan también las hacen los demás de las nuestras...
La buena voz sabe aplicar todos estos elementos a la hora de establecer comunicación. Un tono de voz armonioso, cálido, sosegado, natural, seguro, claro, audible tiene todas las garantías de lograr una comunicación positiva porque es un factor determinante de la propia persona. La voz es como una tarjeta de presentación que, según su calidad y esmero, predispone el ánimo del receptor en un sentido o en otro. A través de la voz podemos transmitir nuestros conflictos internos o lo mejor de nosotros. El receptor participará, pues, de lo uno o de lo otro. ¡Cuántos sinsabores provoca y resuelve el tono de la voz...! Creo que si realmente fuéramos conscientes de la relevancia de la voz en todo proceso de comunicación, la cultivaríamos mucho más.
A nadie se le exigen que haga un curso de Oratoria o que sea como Cicerón, el más grande representante de los oradores romanos que supo, sobre todo, adaptarse siempre a las circunstancias. Bastaría con que fuésemos conscientes de que la valoración que hacemos de las formas de expresión de quienes nos hablan también las hacen los demás de las nuestras...
Realmente, lo que decimos es muy poca cosa. No somos lumbreras ni inventores, y menos mal que no nos perdemos en barbaridades. La lucidez no es lo nuestro. Las palabras sólo son eso, palabras. Alguna vez viene un poeta (moderno) y te crea unos problemas de conciencia... Lo que dice está bien dicho, pero no lo entiende ni Dios, Nuestro Señor.
ResponderEliminarPablo.
Yo creo que si queremos que a los demás les llegue lo que decimos es muy importante saber expresarnos, por lo que sí considero un factor indispensable tener no solo una buena voz sino también tener una buena oratoria.Y por supuesto tener claro lo que queremos transmitir.
ResponderEliminarEl hablar sin ton ni son no tiene valor alguno, el saber lo que queremos decir y hacerlo llegar es fundamental para la buena comunicación , es un arte y deberíamos utilizar todo lo que está en nuestra mano para ello, la voz, el tono, los ademanes, la pronunciación , saber enfatizar cuando convenga, la cadencia de nuestra voz, así si que podremos estar seguros de que a los que nos escuchan, les llegue nuestro mensaje, discurso, enseñanza, o pensamientos.
Ah! y por cierto no me refiero a lo que utilizan los políticos a los que no se les entiende nada y hablan mucho.
Un saludo
Cuan importante es la educación en una sociedad tan disgregada como la nuestra. Una educación política que realmente enseñe lo que se supone que es una democracia, tanto sus virtudes como sus muchos defectos.
ResponderEliminarL.P.