El Metro y el ferrocarril facilitan la lectura
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El nivel de lectura de este país y el de comprensión lectora de nuestros estudiantes de Secundaria, según los sucesivos informes de PISA, dejan bastante que desear. Por otro lado, la edición de libros y el número de títulos publicados anualmente alcanza unas cifras de vértigo. Parecen contradicciones. ¿Qué se hace con los libros? La realidad, sin embargo, y bien que lo lamento es que se lee poco y esto se traduce en un nivel cultural mediocre, por no decir deficiente. Los alumnos mencionados reflejan la misma realidad que se puede hallar en su propio entorno familiar y social.
Alguna salvedad hay que hacer para no sumirnos en el mero diagnóstico depresivo y fatalista. Los que viajamos en Metro, y supongo que también en ferrocarril, somos testigos de que estos medios de transporte facilitan la lectura. En todos los Metros que he conocido:París, Londres, Nueva York, Moscú, Berlín, Lyon, Viena, Roma, Barcelona, etc, se acostumbra a ver a muchísimos lectores. Si se leyera en la misma proporción en las casas, otro gallo nos cantara... Últimamente suelo tomar el Metro a una hora que en modo alguno puede considerarse punta. Una de mis distracciones favoritas, por no decir la única, además de leer el consiguiente diario o libro que casi siempre me acompañan, es tratar de adivinar lo que leen los demás y la fracción de lectores del vagón. No suele bajar de 1/3. En cuanto al género, por las portadas sin forrar, por el volumen y forma de los libros, he llegado a la conclusión lógica de que dominan las novelas. De entre todas ellas, Los pilares de la tierra de Kent Follet viene ocupando el primer lugar desde hace años. Por cierto, está prevista la aparición de la II Parte para la semana próxima -Un mundo sin fin- y nadie duda de que va a cosechar un gran éxito de ventas. Después abundan también títulos como: El Chamán y El médico de Noah Gordon; El Código Da Vinci y Ángeles y demonios de Dan Brown; La sombra del viento del que fue alumno mío en COU, Carlos Ruiz Zafón; La catedral del mar de Ildefonso Falcones. También son frecuentes los lectores de Pérez Reverte y Matilde Asensi. Los numerosos libros que ocultan su identidad y no facilitan el cotilleo sobre títulos y autores me impiden hacer una relación más amplia.
La lectura de prensa, sobre todo la gratuita, se ha generalizado tanto que ha aumentado sobremanera el porcentaje de lectores. Yo solamente conozco algunas cabeceras: Metro, 20 Minutos, ADN, Gol, Qué, Gaceta Universitaria, Crack 10...pero tengo entendido que en España se publican más de 20 diferentes. Cierto que su finalidad es la publicidad, pero también abordan temas de la prensa convencional, aunque tratados con las limitaciones lógicas. Hay personas que no leen más que esta modalidad de escritos. Bienvenida sea. Lástima que el incivismo de algunos llene los pasillos y andenes de estos papeles. El hecho de que el reparto tenga lugar preferentemente en las bocas del Metro explica la abundancia de lectores que pueden observarse en cualquier vagón. La prensa convencional queda reducida a un porcentaje pequeño en dicho medio de transporte.
Me consta que en algunos países promocionan y facilitan la lectura en el Metro. En México DF se pretende generar en un año 500.000 lectores y auspiciar la buena convivencia entre los usuarios del Metro. Es el reto del amplio programa titulado "Para leer de boleto en el Metro", mediante el cual el viajero podrá tener acceso de manera gratuita al préstamo de un libro que, mediante un acuerdo de buena fe, retornará en cuanto termine su viaje.
Alguna salvedad hay que hacer para no sumirnos en el mero diagnóstico depresivo y fatalista. Los que viajamos en Metro, y supongo que también en ferrocarril, somos testigos de que estos medios de transporte facilitan la lectura. En todos los Metros que he conocido:París, Londres, Nueva York, Moscú, Berlín, Lyon, Viena, Roma, Barcelona, etc, se acostumbra a ver a muchísimos lectores. Si se leyera en la misma proporción en las casas, otro gallo nos cantara... Últimamente suelo tomar el Metro a una hora que en modo alguno puede considerarse punta. Una de mis distracciones favoritas, por no decir la única, además de leer el consiguiente diario o libro que casi siempre me acompañan, es tratar de adivinar lo que leen los demás y la fracción de lectores del vagón. No suele bajar de 1/3. En cuanto al género, por las portadas sin forrar, por el volumen y forma de los libros, he llegado a la conclusión lógica de que dominan las novelas. De entre todas ellas, Los pilares de la tierra de Kent Follet viene ocupando el primer lugar desde hace años. Por cierto, está prevista la aparición de la II Parte para la semana próxima -Un mundo sin fin- y nadie duda de que va a cosechar un gran éxito de ventas. Después abundan también títulos como: El Chamán y El médico de Noah Gordon; El Código Da Vinci y Ángeles y demonios de Dan Brown; La sombra del viento del que fue alumno mío en COU, Carlos Ruiz Zafón; La catedral del mar de Ildefonso Falcones. También son frecuentes los lectores de Pérez Reverte y Matilde Asensi. Los numerosos libros que ocultan su identidad y no facilitan el cotilleo sobre títulos y autores me impiden hacer una relación más amplia.
La lectura de prensa, sobre todo la gratuita, se ha generalizado tanto que ha aumentado sobremanera el porcentaje de lectores. Yo solamente conozco algunas cabeceras: Metro, 20 Minutos, ADN, Gol, Qué, Gaceta Universitaria, Crack 10...pero tengo entendido que en España se publican más de 20 diferentes. Cierto que su finalidad es la publicidad, pero también abordan temas de la prensa convencional, aunque tratados con las limitaciones lógicas. Hay personas que no leen más que esta modalidad de escritos. Bienvenida sea. Lástima que el incivismo de algunos llene los pasillos y andenes de estos papeles. El hecho de que el reparto tenga lugar preferentemente en las bocas del Metro explica la abundancia de lectores que pueden observarse en cualquier vagón. La prensa convencional queda reducida a un porcentaje pequeño en dicho medio de transporte.
Me consta que en algunos países promocionan y facilitan la lectura en el Metro. En México DF se pretende generar en un año 500.000 lectores y auspiciar la buena convivencia entre los usuarios del Metro. Es el reto del amplio programa titulado "Para leer de boleto en el Metro", mediante el cual el viajero podrá tener acceso de manera gratuita al préstamo de un libro que, mediante un acuerdo de buena fe, retornará en cuanto termine su viaje.
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