LA SABIDURÍA BIEN ENTENDIDA

Lo que hace bueno el conocimiento es la bondad del fin que se persigue

La educación es el problema mayor y más difícil al que las personas se enfrentan. En principio, "educar" se reduce a "formar en habilidades y conocimientos", educar en ambas cosas resulta imprescindible. Y no sólo porque las personas que cuentan con conocimientos tienen más posibilidades de abrirse un buen camino en la vida, cosa que no siempre ocurre, sino porque una sociedad bien informada tiene mayor capacidad de aprovechar sus recursos materiales, es menos permeable al engaño que una sociedad ignorante, y puede ofrecer alternativas al actual proceso de globalización.

En alguna circunstancia histórica se ha pensado que la enseñanza es trasmitir conocimientos para llegar o aproximarse a la sabiduría. La cantidad de conocimientos no nos convierte en sabios, porque las cantidades son siempre meras acumulaciones. La energía nuclear tanto se puede utilizar para matar como para mejorar la calidad de vida; lo que hace buena la técnica, lo que hace bueno el conocimiento, es la bondad del fin que se persigue. Ya Aristóteles aconsejaba a la hora de determinar la bondad de la relación entre los medios y los fines el uso de la prudencia. Es preciso educar para ser técnicamente habilidosos, pero también para ser prudentes y saber buscar una vida de calidad. La sabiduría es la habilidad, desarrollada con la experiencia, el entendimiento y la reflexión, para discernir la verdad y practicar el buen juicio. Algunas veces se toma el concepto de sabiduría como una forma especialmente bien desarrollada de sentido común.

Buscar una vida de calidad exige aprender a ejercitar el arte de conformarse con lo suficiente, entre el exceso y la nada, el arte de optar por la moderación. El prudente, el que "sabe lo que le conviene en el conjunto de la vida", trata de conservar las riendas de su existencia, no se deja deslumbrar por lo que esclaviza, prefiere tiempo libre para emplearlo en las relaciones humanas, en actividades solidarias y culturales, elige al amigo leal, entra en el camino de la cooperación antes que en el del conflicto, apuesta por la sostenibilidad de los recursos naturales. Contar con ciudadanos y gobernantes prudentes es indispensable para organizar cada sociedad y también la convivencia de todos los seres humanos.

Educar es formar ciudadanos bien informados, con buenos conocimientos, y también prudentes en la elección de una vida buena. Pero es también en gran medida educar con un profundo sentido de la justicia y la solidaridad.