El amor libre, la contracultura, la psicodelia, las florecillas en el pelo, las protestas contra la guerra del Vietnam, el pelo largo, la prestigiosa Berkeley... son temas ya superados de los que un joven de hoy puede que, si tuviera conocimiento de ello, se mofara con ganas. Sin embargo, en aquella época y con aquel contexto, para muchos de nosotros era un sueño imposible. Como en el San Francisco de hoy sólo queda nostalgia y algún rastro de aquellos “hippies” que tanto estupor nos causaron a los adolescentes de finales de la década de los sesenta y abundante bibliografía de la llamada “Beat Generation” en la increíble librería de tres plantas, “ City lights Books”, no me queda más remedio, y lo expreso sin pesar, que narrar alguna experiencia típica de cualquier guiri. Por ejemplo, el tranvía.
El tranvía de San Francisco no es un tranvía cualquiera. Nació tras el impacto intelectual que un accidente del tradicional tranvía tirado por caballos provocó en uno de sus testigos: A. Hallidie. Este mecánico londinense afincado en San Francisco fue quien ideó en 1874 el fascinante sistema de transporte que decora las calles más empinadas del mundo. Los frecuentes desniveles de esta ciudad hacen indispensables estos medios de transporte, que permiten salvar las numerosas cuestas y bajadas. El mecanismo, tal y como nos lo cuenta Roy, es el siguiente: los motores de la central eléctrica mueven los cables enrollados bajo las calles de la ciudad mediante un sistema de poleas; cuando el conductor tira de la palanca, ésta entra en la ranura y engancha el cable gracias al cual el vagón avanza a una velocidad constante de unos 16 km/h. Para detenerlo, el conductor suelta la palanca y presiona el freno. Rústico, en apariencia, pero eficaz. Carecen, pues, de esos tendidos eléctricos aéreos que tanto afean a las ciudades. Se ha optado por conservar todos los elementos antiguos, tanto que hasta se puede tomar el tranvía al aire corriendo como se hacía antiguamente, puedes viajar en el interior o bien sujeto a alguna de sus plataformas admirando de cerca las calles. Los tranvías de esta ciudad son, creo, los únicos que se mantienen en todo el país. Incluso San Francisco, en 1947, intentó retirarlos, pero fue tal la campaña local que se hizo en su favor que hubieron de desistir de sus propósitos. Ahora, el tráfico de pasajeros, muchos de ellos turistas, alcanza los casi 12 millones al año y el éxito es tal que han sido declarados Patrimonio Histórico de la Ciudad. Durante los 21 meses que estuvieron inactivos, mientras eran arreglados, la afluencia de turistas descendió casi en un 15%.
Carmina y yo lo tomamos escasas horas antes de partir de esta ciudad hacia Los Ángeles, ya de regreso. Hacía un frío intenso, pero elegimos los asientos del exterior para saborear mejor el paisaje urbano. Nos apeamos en lo alto de una colina. Abajo quedan la bahía y Alcatraz, y, enseguida, a la izquierda, la pintoresca "Lombard Street," cuya pendiente de 27º obligó a trazar en ella tantas curvas que se tiene por la calle más sinuosa del mundo. Lo que en cualquier otro lugar del mundo sería una pendiente intransitable, en San Francisco es un admirado jardín, atravesado por un camino de asfalto en zig-zag por el que los vehículos más que circular desfilan para los insaciables turistas-fotógrafos. Nunca habíamos disfrutado tanto viendo el desfile de coches girando a uno y otro lado con parsimonia.
Ya de regreso, Carmina, friolera, me arrastra hacia el interior para ver cómo el conductor manipula la palanca. Le pedimos permiso para hacerle una fotografía y lo acepta con seriedad. Nos vienen a la memoria escenas de películas que transcurren por estos impresionantes vaivenes. Hoy, domingo, el tráfico es escaso y pausado. Ninguna escena espectacular. Eso queda para el cine. Las múltiples banderas del arco iris flamean al viento y llenan de colorido el paisaje urbano un tanto nublado y gris. Muy guiri, todo, pero divertido.
Dije que no lo haría (como Alma Cándida, jaja) pero lo hice: éste sí lo leí,,, Allá te imaginé dentro del tranvía subiendo por esas pendientes vertiginosas que supongo producirán una tremenda emoción en el estómago y en el espíritu, mezcla de la belleza con el miedo de la angustia (¡pobre Carmina! Seguro que te agarrabas fuerte a ella :P).
ResponderEliminarQuizás en el futuro se rían del San Francisco de hoy, todos los jóvenes tienden a reirse de las generaciones anteriores y a creerse superiores, es ley de vida, ¿no? Qué más da.
Precioso texto y preciosas fotos.
Saludos, Luis.
Muchas gracias, Fauve. Es un placer ser objeto de tus atenciones y comentarios. Yo diría que eres el alma de este grupo de amiguetes que comparten sentimientos, ideas, ilusiones...y mucha generosidad con los demás.
ResponderEliminarAprovecho para decirte que, a veces, no tengo claro si estás de broma o no. En alguna ocasión, ante la duda, he optado por no entrar al "trapo".Supongo que se trata de esa amabigüedad típicamente gallega...
Un beso afectuoso, de verdad
El honor son tus piropos que, aunque soy completamente consciente de que son absolutamente inciertos, viniendo de ti es un halago tan extraordinario que me arroba (nunca mejor dicho en internet)XD.
ResponderEliminarTampoco tienes razón en lo del humor absolutamente gallego; es una mezcla de humor andaluz y gallego que así ni los gallegos ni los andaluces ni nadie parece entender, por eso he optado por añadir siempre unas risas o un emoticono o algo (aunque no me gustan nada, pero prefiero eso a las malas interpretaciones, la verdad).
Así que no tengas duda ya que mis intenciones son buenas y contigo en concreto las mejores; lo que sí que puede ocurrir es que me pase de guasona o de charlatana, pero nunca de mala idea, te lo aseguro.
Y me duele eso de entrar o no al trapo, jo. En serio.
Otro beso con cariño y con verdad y certeza absolutas.
Me alegra saber de ti, Fauve. Buen cóctel: sevillana + gallega. Me gusta. Eso explica muchas cosas...(ahora, si fuese gallego dejaría la frase cortada, pero como soy de origen aragonés, la sigo:) buenas, por supuesto.
ResponderEliminarPor cierto, todavía no me has explicado qué significan esas letras mayúsculas que colocas de vez en cuando (XD)
Un cariñoso abrazo
Pues si le sumas mi genio, es un cóctel... molotov :-D
ResponderEliminar(qué va, soy un encanto... y no tengo abuela)--->Ya sé cuánto abuso de los puntos suspensivos, paréntesis y guiones; de pequeña me decían en el cole que eso denotaba mi personalidad en la escritura y que era un rasgo muy moderno (¿añado puntos suspensivos?)
Biquiños agarimosos.
Eres la primera mujer en toda mi vida que me envía "biquiños agarimosos". Hoy, paradiando a G. A. Bécquer, creo en Dios. Gracias, Fauve, por ayudarme a recupear la fe...y elevar mi autoestima.
ResponderEliminarPues yo, parafraseando a Carrillo, soy atea gracias a Dios. Mentira, la mayoría de los ateos (al menos yo, bueno, una) desearíamos ser creyentes pero no podemos serlo, aunque a la vez nos aborrecería serlo, es complicado. Ayer vi Los Hermanos Karamazov, y no digo revisioné ni volví a ver porque ya ni me acordaba ni del libro ni de la peli, cuando ambos fueron tantas veces parte de mi vida; me acordé tremendamente de aquél amigo de la adolescencia y juventud con el que compartía gustos literarios, F., que será hoy un gran escritor. Luego vi (lo mismo respecto al verbo) The kid, ¡qué lindaaaa!, la de Charlot (no Chaplín, ya que a quien me recordó fue a mi abuelo, que tantísimo le gustaba, Charlot en concreto y el cine mudo en general (¡cuánto hacía que no veía una peli de cine mudo! con sus cartelitos tan lindos) bueno, y John Waine -a mi abuelo.
ResponderEliminarPor otra parte no sé si conoces a muchas gallegas, jeje.
Pero en mi caso de verdad que como bien sabes ahora te los mando con todo el cariño del mundo y ahora además con mucha alegría si afectan a tu autoestima (¿qué te pasa? Me dejas preocupada. ¿Has tenido un mal día? El mío ha sido nefasto, si te sirve de consuelo, aunque mal de muchos, consuelo de tontos, dicen, y nunca entendí muy bien el dicho).
Más biquiños agarimosos, "todo un feixe deles" para ti.
Luis Antonio,
ResponderEliminarSegún lo indicaste, he visitado la carpeta de viajes y me he detenido en los posts del lejano oeste. Están muy lindos. Me da gusto que te paseaste por tantos y tantos lugares durante tu visita. Veo que has puesto mucho empeño no solo en visitarlos pero en conocerlos. Me hubiera gustado ver un post de Santa Bárbara, solo porque es nuestro más favorito patio de juegos :P
Cuando visites de nuevo, tienes que hacer un recorrido de las misiones Californianas. ¿Supongo que visitaste la de Santa Bárbara? Para esa otra visita, debes visitar Santa Fe-New Mexico, New Orleans y Atlanta. Se me figuran ciudades tan significativas como Los Angeles y New York.
El Mojave, si, puede ser agobiante. Por supuesto yo estoy en la zona sur-centro, en el Condado de San Bernardino. Ciudades modernas, semi-rurales; casas con terrenos grandecitos. Todavía no tenemos, ni tendremos, aceras, iluminación pública (excepto en la zona del centro cívico) o sistema regular de transporte público, pero de eso se trata claro. En la otra mano, si tenemos bibliotecas modernas, acceso de banda ancha/rapida al Internet y escuelas de primera categoría, incluyendo dos universidades básicas. En pocas palabras lo mejor de dos mundos ☺. De mis treinta años en los Estados Unidos, he vivido más de dieciocho en el Mojave.
También mire tus otros posts, Habana, Marruecos, St. Petesburg. Todos se me hacen muy lindos, bien hechos, muy bien pensados.
Seguiré visitándote. And yes, también me entretuve con Pablo Milanés.
Cuidate mucho.
Y.
Yansidara:
ResponderEliminarMuchas gracias por las interesantes sugerencias culturales que me haces, por si un día volvemos por el Far West. Agradezco igualmente el interés que te has tomado por esta bitácora.
Un abrazo cordial