El Dr.Krapp, al que tengo en alta consideración y estima, me ruega que amplíe el tema esbozado en la entrada de ayer y que lleva la singular denominación de “Rock cascada orinal”. Perspicaz como pocos, ha sabido captar que el tema no es baladí y sin prejuicio alguno no tiene reparo en manifestar que ha quedado un tanto subyugado por este singular mingitorio acuífero y musical. No sé si sabré estar a la altura de la expectación levantada, pero intentaremos, como mínimo, hacerlo con dignidad sin caer en tentaciones escatológicas de dudoso gusto.
La civilización occidental, tan pródiga en innovaciones tecnológicas, está dormida en lo que se refiere a renovar los urinarios públicos masculinos. Lejos de la naturaleza, que antaño ofrecía al hombre múltiples posibilidades hasta la llegada de los ecologistas intransigentes, y superado felizmente aquel agujero siniestro con dos suelas de cemento elevadas para colocar los pies en posición de cuclillas, llevamos cincuenta años de estancamiento injustificado y ya va siendo hora de acabar con este inmovilismo que nos obliga a llevar a cabo esa función vital de una forma humillante. ¿Cómo podemos llamar, si no así, a que se nos obligue a ponernos de cara a la pared como si estuviésemos castigados o condenados a sufrir una ejecución indigna, por la espalda y sin causa conocida?. Los tímidos, como es mi caso, no sabemos qué hacer mientras cumplimos con ese mandato natural que nos exige nuestra naturaleza. No puedes mirar a uno u otro lado cuando hay compañía indeseada para no provocar suspicacias ni agravios comparativos. Si miras al frente o al techo, no hay quien te quite la cara de bobalicón y medio. Y si miras hacia abajo podrías hacer pensar a los vecinos de pared que presumes de caudal y atributos.
Hace unos años, la aerolínea “Virgin Atlantic” desistió de sus planes de instalar urinarios con forma de boca de mujer en sus instalaciones del aeropuerto internacional neoyorquino “J.F. Kennedy”. Los urinarios se llamaban “Besos”. La aerolínea había recibido quejas de algunos sectores del público. Malas lenguas hablan de los mormones... “Los urinarios tenían el propósito de ser uno de los detalles más divertidos y extravagantes del nuevo Club en JFK, un proyecto supervisado por el equipo de diseño de Virgin que dirigen dos diseñadoras", explicó la aerolínea en un comunicado. Y agregó que, en respuesta a las "preocupaciones" del público en torno al llamativo diseño, decidió cancelar sus planes. Los urinarios, de un intenso color rojo, simulaban una boca abierta de labios bien definidos y de los que sobresalen, en la parte superior, dos dientes blanquísimos. Es más creíble que la causa de tal suspensión se deba a las organizaciones femeninas que expresaron su disgusto con tan renovador diseño al que consideraban: "Es insultante para las mujeres y también para los hombres", señaló Kim Gandy, presidenta de la Organización Nacional estadounidense de Mujeres.
La alternativa a todo lo anterior y que está teniendo un éxito abrumador es el “Rock cascada orinal” del motel de lujo “Madonna Inn”. Tanto es así que muchos visitantes no tienen reparo alguno en reconocer que está más que justificado recorrer unas cuantas millas para poder visitar este palacio del desahogo masculino que hoy por hoy está a la vanguardia mundial. El descenso por unas largas escaleras con barandales tallados a mano anuncia ya que algo sublime se está aproximando. Al abrir la puerta, la realidad supera una vez más a la imaginación: un espectáculo acuífero cantarín y musical te recibe exultante. Una gran roca que da cauce a una catarata suave y cadenciosa de agua te invita a que acortes la distancia que te separa de ella. La música roquera suave armoniza con el ruido del agua que invita al visitante a sumarse a ese festín de agua, luz y color. Boquiabiertos nos bajamos y subimos las cremalleras, con la torpeza lógica que provoca la seducción del entorno. Algunos no ocultan el placer que sienten al llevar a cabo esa función frente a un altar pétreo por el que discurre el agua estimulante, fresca y desenfadada. Un hispano con bigote charro dice que de allí se va a la barra del “Silver bar” a tomar una cerveza “Coronas” para volver a disfrutar de la liturgia de este lugar celestial. Y esto no es todo. Unos lavabos en forma de almejas gigantes te invitan a purificar las manos. Una maravilla...
La civilización occidental, tan pródiga en innovaciones tecnológicas, está dormida en lo que se refiere a renovar los urinarios públicos masculinos. Lejos de la naturaleza, que antaño ofrecía al hombre múltiples posibilidades hasta la llegada de los ecologistas intransigentes, y superado felizmente aquel agujero siniestro con dos suelas de cemento elevadas para colocar los pies en posición de cuclillas, llevamos cincuenta años de estancamiento injustificado y ya va siendo hora de acabar con este inmovilismo que nos obliga a llevar a cabo esa función vital de una forma humillante. ¿Cómo podemos llamar, si no así, a que se nos obligue a ponernos de cara a la pared como si estuviésemos castigados o condenados a sufrir una ejecución indigna, por la espalda y sin causa conocida?. Los tímidos, como es mi caso, no sabemos qué hacer mientras cumplimos con ese mandato natural que nos exige nuestra naturaleza. No puedes mirar a uno u otro lado cuando hay compañía indeseada para no provocar suspicacias ni agravios comparativos. Si miras al frente o al techo, no hay quien te quite la cara de bobalicón y medio. Y si miras hacia abajo podrías hacer pensar a los vecinos de pared que presumes de caudal y atributos.
Hace unos años, la aerolínea “Virgin Atlantic” desistió de sus planes de instalar urinarios con forma de boca de mujer en sus instalaciones del aeropuerto internacional neoyorquino “J.F. Kennedy”. Los urinarios se llamaban “Besos”. La aerolínea había recibido quejas de algunos sectores del público. Malas lenguas hablan de los mormones... “Los urinarios tenían el propósito de ser uno de los detalles más divertidos y extravagantes del nuevo Club en JFK, un proyecto supervisado por el equipo de diseño de Virgin que dirigen dos diseñadoras", explicó la aerolínea en un comunicado. Y agregó que, en respuesta a las "preocupaciones" del público en torno al llamativo diseño, decidió cancelar sus planes. Los urinarios, de un intenso color rojo, simulaban una boca abierta de labios bien definidos y de los que sobresalen, en la parte superior, dos dientes blanquísimos. Es más creíble que la causa de tal suspensión se deba a las organizaciones femeninas que expresaron su disgusto con tan renovador diseño al que consideraban: "Es insultante para las mujeres y también para los hombres", señaló Kim Gandy, presidenta de la Organización Nacional estadounidense de Mujeres.
La alternativa a todo lo anterior y que está teniendo un éxito abrumador es el “Rock cascada orinal” del motel de lujo “Madonna Inn”. Tanto es así que muchos visitantes no tienen reparo alguno en reconocer que está más que justificado recorrer unas cuantas millas para poder visitar este palacio del desahogo masculino que hoy por hoy está a la vanguardia mundial. El descenso por unas largas escaleras con barandales tallados a mano anuncia ya que algo sublime se está aproximando. Al abrir la puerta, la realidad supera una vez más a la imaginación: un espectáculo acuífero cantarín y musical te recibe exultante. Una gran roca que da cauce a una catarata suave y cadenciosa de agua te invita a que acortes la distancia que te separa de ella. La música roquera suave armoniza con el ruido del agua que invita al visitante a sumarse a ese festín de agua, luz y color. Boquiabiertos nos bajamos y subimos las cremalleras, con la torpeza lógica que provoca la seducción del entorno. Algunos no ocultan el placer que sienten al llevar a cabo esa función frente a un altar pétreo por el que discurre el agua estimulante, fresca y desenfadada. Un hispano con bigote charro dice que de allí se va a la barra del “Silver bar” a tomar una cerveza “Coronas” para volver a disfrutar de la liturgia de este lugar celestial. Y esto no es todo. Unos lavabos en forma de almejas gigantes te invitan a purificar las manos. Una maravilla...
Sublime texto, Luis Antonio y gracias por la referencia a este pobre doctorcito.
ResponderEliminarSiempre me ha resultado especialmente triste que una de las actividades fisiológicas más entrañables de nuestra condición animal se haya realizado siempre en lugares oscuros, feos e incluso algo clandestinos. Luis Buñuel lo entendió muy bien cuando dirigió su película "El fantasma de la libertad" y convertía los aseos en actos de socialización mientras que el comer se efectuaba en los cuartos de baño de forma individual y secreta.
Nuestros denostados norteamericanos han sabido superar los prejuicios ancestrales que caracterizan a nuestra civilización occidental y nos han sabido llevar a una nueva dimensión: un marco incomparable sacraliza algo tan nuestro y por lo tanto tan digno. Realmente, ellos sí han sido y siguen siendo democráticos.
Para mí un urinario no es más que un urinario. No le busco más ni le pido más.
ResponderEliminarTo piss or not to piss... that's the only question.
Delicioso. Mes estoy guardando tus crónicas para cuando salga de las galeras poder disfrutarla sin este rumor de angustia que me persigue con el folletín. Muchas gracias por tus comentarios, Luis Antonio. Me animan a seguir.
ResponderEliminar¿Urinarios con forma de boca femenina? De las cosas que se entera una leyéndote. Tu blog siempre me ha parecido super interesante.
ResponderEliminarUn blog tan brillante como su autor. :-)))))
Besitos, Luis Antonio.
B.
Veo que algunos - Dr. Krapp, Bernardinas y Guinda- han sabido captar la relavancia del entorno para llevar a cabo funciones cotidianas que no están reñidas con pretensiones estéticas y reflexiones filosóficas...
ResponderEliminarAl Sr. Omaha le pido permiso para comentar en clave de humor. claro, su frase en inglés. Me ha hecho mucha gracia y creo que se le puede sacar partido...
Guinda: Si me das tu dirección de correo electrónico te envío el modelo "Besos". No me atrevo a exponerlo públicamente porque no quiero soliviantar a nadie...