A esa patria en blanco y negro,
que nos lastra con sus cadenas,
pretenciosamente señorial,
que permanece incorrupta y
que se las da de santa...
¡ me gustaría incendiarla !
A esa pasividad mesetaria,
que nos tiene maniatados,
embargada por la inercia secular,
que somete a los jóvenes de hoy y
que castró a los de ayer...
¡ me gustaría quemarla !
A esa memoria de tu recuerdo,
que me persigue noche y día,
como sombra de sol eterno,
que me mantiene con vida y
que me da ínfulas de mártir...
¡ me gustaría abrasarla !
Pero no puedo...
que nos lastra con sus cadenas,
pretenciosamente señorial,
que permanece incorrupta y
que se las da de santa...
¡ me gustaría incendiarla !
A esa pasividad mesetaria,
que nos tiene maniatados,
embargada por la inercia secular,
que somete a los jóvenes de hoy y
que castró a los de ayer...
¡ me gustaría quemarla !
A esa memoria de tu recuerdo,
que me persigue noche y día,
como sombra de sol eterno,
que me mantiene con vida y
que me da ínfulas de mártir...
¡ me gustaría abrasarla !
Pero no puedo...
Vaya que fuerte!!!
ResponderEliminarDolorosa e incisiva
Pero digna y reflexiva.
Besitos
Todos necesitamos una patria así de la que liberarnos y poder huir de ella.
ResponderEliminarLa verdad es que no suelo sentirme muy próximo de los que alardean de patriotismo y menos aún de los patrioteros. Y conste que amo las tierras en las vivo y he vivido. Pero, por otro lado, sueño con que las froteras acaben desapareciendo progresivamente. Algo se ha avanzado, ¿no?. Lo bueno de viajar es que te ayuda a relativizar el sentido que se da a la palabra patria. Otra cosa diferente sería si pudiésemos elegirla...
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