"LA ENVIDIA ES UNA DECLARACIÓN DE INFERIORIDAD" (Napoleón Bonaparte)

La frase que da título a este post es de Napoleón y tengo que manifestar mi acuerdo con su contenido. La envidia suele definirse como la tristeza por el bien ajeno; un sentimiento desagradable que se produce al percibir en otro algo que se desea y que dificulta el desarrollo del que lo sufre y sus relaciones con los demás. Se mezclan emociones de naturaleza contradictoria, como por ejemplo, el deseo de tener lo que otro tiene, la admiración por lo que otro ha conseguido, el dolor por no tenerlo, la indignación por considerar injusta la diferencia que se observa o la incertidumbre por no entender a qué se deben las diferencias que producen la envidia. El envidioso, más que malvado, es un pobre desdichado. También es un insolidario porque piensa que la persona envidiada no merece lo que tiene.

La envidia se produce casi siempre hacia personas muy cercanas. Lo que puedan tener personas desconocidas y distantes nos importa un bledo. Entre los valores más envidiados suelen encontrarse el prestigio, el reconocimiento, el estatus laboral, el dinero, el poder y las cuestiones materiales.

Como el problema de la envidia es bastante común, algunos hablan de la “envidia sana” para autojustificarse. No hay envidias malas y envidias buenas. Todas son expresión de una conflictividad personal. Todas expresan inaceptación de las propias limitaciones. Por eso se dice que el envidioso tiene un evidente complejo de inferioridad al no aceptarse a sí mismo con las propias circunstancias.

A veces se confunden los términos. Cuando uno piensa: ”Quiero ser tan buen escritor como Cervantes” no expresa envidia sino deseo de emularle y expresión de una evidente admiración.

P.D.: A los forofos del Real Madrid - también denominados "merengones"- no les tengo envidia porque ganar muchos títulos puede convertirte, como les pasa a algunos de ellos, en una especie de "chulapones" intratables y eso también es un problema. En cambio, ser un poco "culé" o "zaragocista" supone tal cura de humildad que te predispone y forja para afrontar con solvencia sufrimientos imprevisibles...

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Y como uno tampoco va de predicador virtuoso, ni muchísimo menos, quiero confesar que también tengo alguna que otra envidia. Por ejemplo, la tengo de todas las personas que pueden disfrutar de la compañía de VANESSA INCONTRADA. ¿La conoces? Es muy inteligente y simpática (en Italia la adoran). Esto no es envidia mala ni sana, es sencillamente admiración, ¿o no?