domingo, mayo 25, 2008

LA PRIMAVERA Y EL ENIGMA DEL "ÁRBOL DEL AMOR"

Las recientes lluvias, y no el calendario, han traído la primavera a Barcelona. Cada vez soy más sensible a las estaciones y sus ciclos. La primavera es la época del año donde se manifiestan de forma más evidente los procesos de nacimiento y crecimiento de cualquier forma de vida. Es la época de la vida en que se inicia o reinicia nuestro ciclo vital. Marca el resurgir de la fuerza para encarar una nueva etapa. Es, por tanto, el renacer y volver a comenzar. Así es la vida. La naturaleza nos muestra el camino de la renovación por medio del retorno a la vida. Dejamos atrás largos y oscuros días, época de contención y resguardo, y ahora damos paso a la templanza, a los olores, a los colores, a las salidas, a la alegría de los largos y luminosos días. Y también, por qué no, al amor. Entiendo que en muchos sitios celebren con fiestas la llegada de la Primavera. Se lo merece.

Con este ánimo y grata compañía he salido esta mañana, también lluviosa, hacia el Parque de Collserola. El centro histórico de Barcelona está a escasos metros del mar y a pocos minutos de suburbano de la montaña. Ciudad de ubicación afortunada, sin duda. La lluvia, tanto tiempo esquiva, hoy ha vuelto a hacer acto de presencia como una bendición renovada del cielo y sin necesidad de ancestrales rogativas. Es una lluvia suave, acariciadora, generosa y perseverante. La naturaleza, agradecida, ha correspondido al cielo y a la bendición de su abrazo húmedo como sabe hacerlo una amante complacida: con gemidos contenidos de placer
.

Soñando despierto y con los paraguas abiertos llegamos al minúsculo embalse de Vallvidrera que desde cierta perspectiva que tomo para hacer la foto también puede parecer un lago. En uno de sus bordes hay un jardincillo vallado y con distintas plantas y arbustos identificados con sus nombres. Me choca un letrero que dice en catalán “Arbre de l’amor”. Sorprendido por el nombre, pregunto a mis acompañantes y me dicen que dicho árbol recibe este nombre por la forma de corazón que muestran sus hojas y el color rosáceo de las flores. También se conoce históricamente como "Árbol de Judas", ya que existe la creencia de que Judas Iscariote se sirvió de uno de ellos para ahorcarse. Esto último me produce un cierto desasosiego. Desde tiempos remotos, añade el especialista del grupo al observar mi desencanto, se ha empleado para la jardinería y es que, además de la belleza de sus atractivas flores y hojas, los frutos resisten todo el invierno en el árbol, realizando una sugerente función decorativa. A pesar de estas palabras esperanzadoras, sigo consternado porque el arbolito en ciernes está totalmente rodeado de cardos, pero cardos al fin y al cabo. No sé por qué relaciono a los cardos con Judas, y por ende con el desamor o la traición, pero lo cierto es que el sabor que me ha quedado, en una mañana con tan buenos presagios, ha sido... AGRIDULCE.

6 comentarios:

  1. Sin embargo creo que saber que las cosas hermosas tienen nombres secretos les da un plus de misterio. Saber que algo que refleja amor también es símbolo de traición y suicidio pertenece a esa clase de contradicciones que le da más fuerza a las cosas. Algo que expresé con un comentario reciente que la hacía a nuestra querida Guinda de plata en su fantástico blog.

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  2. Bonita excursión!!!

    Y desde luego llena de conocimientos en este caso biológia natural, mira que he ido veces y no me había dado cuenta del nombre de éste arbol.

    Interesante muy interesante, lo que explicas ralacionado con el arbol en cuestión.
    Me fijaré la próxima vez que vaya.

    Hasta mañana.

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  3. Lisebe: Si miras la foto que encabeza este escrito observarás que se trata del pantano de Vallvidrera; pues bien, dicho jardincillo con el árbol mencionado se halla a la izquierda.
    Un cordial saludo y gracias por tu visita

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  4. Pues es un árbol de lo más agradecido: siempre tiene algo llamativo: sus hojas de nenúfar, sus racimos de flores de un rosa pariente ya del fucsia, esas vainas que hasta en Teruel resisten el invierno. Como rodrigón de parras es perfecto, y es fácil dejar que se arbuste (como las higueras, con las que comparte el tacto de la corteza, aunque aquí sea más oscuro). Yo le tengo simpatía porque me parece un árbol algo despreciado por la facilidad con que lo da todo, algo así como lo que ocurre, en el mundo de las flores, con los pendientes de la reina, como si se exhibiese demasiado tiempo, si florase demasiadas veces. Quizá por eso soy tan amigo del ailanto, que en nuestro país vive condenado a las cunetas y a los solares abandonados, pero ninguno quita como él el sol en verano y ninguno lo deja pasar en invierno como él.
    Por cierto, yo me había hecho una imagen libresca, carvalheira de Vallvidriera. Tu foto me sorprende gratamente. Salud.

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  5. Graacias por la hermosa lección de botánica poética, Antonio. Yo confieso que hasta ayer no sabía nada de esta modalidad de árbol. Y conste que me gustan, sobre todo el de los "deseos", que por eso figura en el encabezamiento de este blog

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  6. Gracias por decirme donde se encuentra el "arbol", tomo nota.Conozco bien Collserola y esa zona.

    Muchas gracias de nuevo, Antonio.

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