La Lozana andaluza (1528) es una obra maldita desatendida por la crítica durante muchos años por obra y gracia del juicio de valor de Menéndez y Pelayo quien la consideró novela obscena. Menéndez y Pelayo, erudito casticista, valoró esta obra desde una perspectiva moral y por tanto de escaso valor literario. Sólo recientemente, y a nivel universitario, se ha recuperado esta obra a partir de una valoración literaria y lingüística que la ha colocado donde le corresponde: en una alta consideración.
El texto se descubre en el siglo XIX en la Biblioteca Imperial de Viena, sin el nombre del autor y del impresor, por lo que durante mucho tiempo se la consideró anónima, hasta que la crítica especuló con la idea de que el autor era Francisco Delicado, "clérigo libertino y cavernario", definiendo la obra como pornográfica y característica de la corrupción del clero del siglo XVI. Del autor se sabe poco, y se especula demasiado, pero lo que sí evidencia es la gran preocupación que tiene por la reproducción del lenguaje vivo.
"Protesta el auctor que ninguno quite o añada palabra ni razón ni lenguaje, porque aquí no compuse modo de fermoso dezir, ni saqué de otros libros, ni furte eloquencia porque para dezir verdad poca eloquencia basta."
Tras la lectura de la obra, tienes la sensación de que la impresión dominante no es la obscenidad, ni muchísimo menos, sino de irónica observación y de complacencia en la tarea de recoger y manipular el lenguaje popular, crudamente naturalista. Aparecen diversas lenguas: andaluz, catalán, romano, veneciano, germanías –jerga de ladrones y rufianes- y varios dialectos italianos de la época.
En síntesis, La lozana andaluza es la estampa, viva y hablada, de una de las numerosas prostitutas españolas en Roma. Más de ciento veinticinco personajes aparecen en la obra, hablando cada cual a su manera y en una heterogénea mezcla de lenguas en torno a esta mujer singular que, al margen de la moralidad reinante en apariencia, sigue su inclinación natural. Trata también de un pícaro que vive explotando a las mujeres y se da cuenta del negocio que va a reportarle la llegada de una bella lozana andaluza. La novela describe la vida de los bajos fondos de Roma durante el primer tercio del siglo XVI, especialmente entre la comunidad de judíos españoles que se trasladaron progresivamente a Roma tras la instalación del Santo Oficio en España. El problema se plantea cuando dicho pícaro se enamora de ella y la sorprende en amoríos con un noble; su reacción le lleva a ser detenido por la Inquisición. No obstante, saldrá en libertad gracias a las gestiones de la lozana ante el noble.
La Lozana Andaluza nace con la simple intención de entretener, de dar al público aquello que pedía (ya entonces se puede hablar de lo que hoy llamaríamos la "prehistoria de la sociedad de consumo"). Hay una demanda de un nuevo tipo de lectura, que hace que los impresores se arriesguen a publicar libros jocosos, contrariamente a la Poética imperante, con una intención más de distracción que didáctica.
La Lozana Andaluza nace con la simple intención de entretener, de dar al público aquello que pedía (ya entonces se puede hablar de lo que hoy llamaríamos la "prehistoria de la sociedad de consumo"). Hay una demanda de un nuevo tipo de lectura, que hace que los impresores se arriesguen a publicar libros jocosos, contrariamente a la Poética imperante, con una intención más de distracción que didáctica.
Esta interesante obra está considerada como parte de la tradición de La Celestina. Comparten ambas la estructura dialogada, el tema tratado y el enfoque picaresco propio de este género, además de las frecuentes menciones que, de la novela de Rojas, se hacen en La lozana a lo largo del relato. Lectura imprescindible para los “devotos” de La Celestina.
Leímos y comentamos La Lozana Andaluza con José Manuel Blecua (padre) en el último curso de carrera. Descubrí a través de su lectura el ambiente degradado del "saco" de Roma. Me impresionó su riqueza lingüística y su crítica social.
ResponderEliminarMaria Rosaria Omaggio
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