Ayer salí de casa en busca del Caballero del Alba decidido y convencido de que esta vez daría con él. Ya lo intenté hace unos meses, sin resultado alguno. Anduve por FNAC, "La Casa del Libro", ABACUS... Ninguna estantería lo albergaba y ningún ordenador lo cobijaba en su disco duro. El otro día, SEBASTIÁN ROA, autor del libro, turolense también, amigo –con su permiso-, me dijo que podría encontrarlo en "La Casa del Libro" y en "El Corte Inglés." Decidido, "pillé" una bici de una de las más de 300 estaciones de BICING de Barcelona; me dirigí hacia uno de los cinco “Corteingleses” de esta ciudad, el que se halla en Puerta del Ángel, especializado en libros, etc. La bici llevaba el sillín demasiado alto y los frenos no estaban muy finos. El timbre sí que sonaba de maravilla. Tuve que avisar a más de un peatón despistado por la calle Enrique Granados, de aceras amplias, donde no está justificado caminar por el carril bici. Pensé, mientras le daba al timbre una y otra vez, lo ingratos que somos. Según vayamos en un vehículo o en otro o de meros paseantes, vemos a los demás como adversarios invasores de nuestro dominio... Un semáforo imprevisto me obligó a frenar de golpe. Quise descender de la bici "al estilo amazona" por un lado y sin acabar de parar y, lo cierto es que me caí de bruces sobre la bici con toda la fortuna del mundo. Ileso. Me levanté raudo y un tanto temeroso de que alguien se hubiese percatado de una caída tan poco heroica. Afortunadamente, nadie se apercibió de ello. Adapté el sillín a mi medida, me recompuse con prestancia y retomé el itinerario en busca del anhelado Caballero del Alba. 
Aparqué en Plaza Universidad y decidí camuflarme entre la marea humana por Pelayo, Rambla de Canaletas –donde desde hace casi dos años que los culés no celebramos nada-, Santa Ana, hasta acceder al destino buscado. Junto al escaparate de la entrada a los almacenes había una orquestina callejera archiconocida porque muchos fines de semana actúa en este lugar. A veces también hay un tenor que, a falta de mejor Liceo, canta, acompañado por la Sinfónica de Viena enlatada, al abrigo de unos cuantos amigos que se sientan a su lado en sillas plegables de domingueros-playeros. Volviendo al conjunto mencionado, intento hacerle una foto, pero la señora que vende CDs. se interpone ofreciéndome uno al tiempo que baila con ritmo pausado. Le digo que necesito escuchar la música antes y en, un descuido, hago la foto. Luego, compruebo que por evitarla, me he “cargado" al músico de la izquierda... 
Tras la grata audición, me escaqueo sin comprar el CD, penetro en los almacenes y subo a la sección de libros. Pregunto a una dependienta con cara de ilustrada por el libro “El caballero del Alba” y me dice, “sapientina”: “Debe referirse a La dama del alba”. Le contesto, aparentando indignación comedida, que si Juan Diego Martínez de Marcilla –mítico varón de los Amantes de Teruel y protagonista de la obra- se entera de tal afrenta es capaz de venir con su cimitarra sarracena y enviarla de un tajo a “criar malvas...” Se ríe la dependienta, vuelve a maltratar el teclado y esta vez sí: el ordenador le confirma la existencia del tal Caballero al final de un pasillo en la parte inferior de una estantería poblada de libros. Casi le doy un abrazo, pero me contengo sin mucho esfuerzo porque todavía estoy ligeramente ofuscado por lo de “dama del alba”....Esta vez sí, Sebastián Roa, ahora sólo falta que me lo dediques. El libro tiene pero que muy buena pinta. Tras la presentación del protagonista en las dos primeras líneas sigue así:“Me hallo en una mazmorra sarracena, y en mis últimos días, los que han de pasar antes de que el verdugo me cercene la cabeza para solaz del señor de Valencia, me ha sido dada la gracia de poder plasmar por escrito mi desdicha...”
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Los libros que comienzan con garra son una garantía...
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Más información sobre la obra "El caballero del alba" de Sebastián Roa.- Ed. De Librum Tremens.- Madrid, 2008:
Buenas noches, "Caballero en bicicleta" (espero que el golpe no haya sido nada de verdad...):
ResponderEliminarQuería desearte buenas noches y que me alegro de que hayas encontrado el libro que querías.
Y por supuesto agradecerte que hayas incluido mi blog en tu directorio de enlaces importantes. El mío no lo es, pero estoy encantada de que se vayan acercando nuevos amigos como tú.
Besos,
B.
:D Estupenda la odisea que tuviste que pasar para conseguir la novela, casi comparable a la que le vas a hacer sufrir al pobre Diego mientras te lees El caballero del Alba.
ResponderEliminarEfectivamente, ya sólo falta que te la firme.
Por favor, hazme llegar tus impresiones acerca de la novela.
Un abrazo.
Sebas
P.d.: Por cierto, muy interesante el método barcelonés de préstamo de bicicletas...