En Collserola hace años que un grupo de jabalíes convive pacíficamente con los barceloneses, que cuidan de ellos y enseñan a sus hijos a respetar a los animales y a la naturaleza. La sequía lleva a estos animales a buscar alimentos en los barrios periféricos de la ciudad (Sarrià, Horta...). Los vecinos aseguran que los jabalíes ya no salen sólo de noche sino también a plena luz del día y campan a sus anchas por calles y plazas de estos barrios, hasta el extremo de que algunos jardines de viviendas particulares se han convertido en zonas habituales de abastecimiento de alimentos para estos animales. "Para los jabalíes, la hierba del “Club de Golf de San Cugat” es como una golosina", explica Marià Martí, director-gerente del Consorcio Parque de Collserola, sobre todo en épocas de alimentación escasa en el bosque, provocada por la falta de lluvias
Noticias como éstas vienen menudeando en la prensa local en estos últimos años. Pero hoy he sido testigo presencial de ello. Resulta que, tras el encuentro con “El árbol del amor” –tema de mi entrada de ayer- y cuando ya estábamos aposentados en un restaurante-merendero con la sana intención de degustar una parrillada de carne a la brasa, aparecen dos jabalíes merodeando por el aparcamiento con una familiaridad pasmosa. Los escasos comensales que estábamos a esa hora en el local salimos con las digitales en ristre a la caza de instantáneas. El personal del local, ni caso, porque ya está acostumbrado. Eso sí, nos advierten que de ninguna manera les demos comida.
En la actualidad, según datos municipales, hay unos 600 ejemplares en todo el parque de Collserola. Los especialistas aseguran que no se ha producido un aumento de la población de jabalíes, sino la presencia de estos animales en zonas urbanas. Por su parte, la Federación Catalana de Caza asegura que los jabalíes ocasionan cada año unos mil accidentes de tráfico en toda Cataluña, aunque mayoritariamente en carreteras de las comarcas de Girona.
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Parece ser, según comentan, que la urbanización de la zona forestal reduce el espacio de estos animales, pero también es cierto que han dejado de tener miedo a los humanos porque les dan comida. El resultado es “la domesticación del jabalí”.
Para evitar esto, el Ayuntamiento de Sant Cugat –localidad muy afectada- acaba de editar un díptico con los consejos básicos para los habitantes: "En primer lugar, no se les debe dar de comer, no se tienen que dejar basuras a su alcance y las personas no se les tienen que acercar porque son salvajes y pueden tener reacciones violentas". "Tenemos que aprender a convivir con ellos, y no eliminarlos, como piden algunos".
Yo, la verdad, tenía cierta prevención con estos animales, pero tras contemplarlos tan cerca y verlos tan pacíficos, han desaparecido mis temores. Pero tengo que confesar, tras esta experiencia, que se ha enfriado un tanto mi pasión por la carne de jabalí que de vez en cuando degusto con placer en “Can Culleretas” (Barrio Gótica de la ciudad condal) y en la “Fonda Alcalá” de Calaceite (Teruel). ¿Por qué será?
Lo que me entristece de esto (a pesar de que no soy una fanática de los animales ni mucho menos), es que estamos quitando el espacio que relamente pertenece a ellos. En mi país, en la novena región de la Araucanía, cerca de lagos que son hermosos lugares turísticos, se ha llenado el entorno de jabalíes. Lo extraño de esto es que hace unos años no existían estos animales en este lugar, si no que fueron internados. No es su hábitat natural y no tienen un lugar propio, circulan en bosques muy cerca de la gente y hasta les dan caza por diversión o los hacen pelear con perros por el mismo motivo.
ResponderEliminarEncuentro demasiado injusto lo que les toca vivir por la irresponsabilidad y crueldad de personas irresponsables.
Además, como bien dices, estos animales son como unos cerdos pacíficos que no atacan sin provocación.
Bueno, a falta de adecuadas plantas de reciclaje y compostaje siempre es bueno saber que algo de lo que desechamos es util para la fauna autóctona.
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