miércoles, diciembre 17, 2008

LOS TRENES DE LA VIDA NO SON TAN LARGOS...

Pueden pasar por tu vida uno, dos, tres, cuatro trenes o... ninguno. Yo dejé pasar uno y me arrepentí siempre. Por eso aproveché las dos o tres oportunidades que tuve con posterioridad. Con suerte varia, todo hay que decirlo. Pero tengo la certeza de que si no los hubiese tomado habría vuelto a lamentarlo hasta la despedida final. Los trenes de la vida son fugaces, apenas dan tiempo a reflexionar sobre la conveniencia o no de tomarlos. Ahí está el porqué de la incertidumbre que nos embarga en esas tesituras. Si fuesen tan largos como el que paso a describir, sería más fácil tomar una decisión o quizás sería más larga la agonía...¿Quién lo sabe? No sé cuál es tu opinión al respecto.

Según Wikipedia, el tren más largo del mundo mide cerca de 3 kilómetros de largo. El tren es empujado por 3 ó 4 locomotoras diesel-eléctricas de 3300 CV. El número de vagones que tiene este tren es de 200, cada uno de ellos cargado con 80 toneladas. El trayecto que realiza este tren es de 700 kilómetros entre las ciudades de Nuadibú y Zourat, en Mauritania y tarda unas 24 horas en recorrerlo. Este tren transporta 22.000 toneladas de hierro desde la mina de Zourat, en mitad del Sahara, hasta la costa mauritana, y es el único tren y medio de transporte que realiza este recorrido. Puedes verlo en acción en este ví­deo:

12 comentarios:

  1. Como bien dices Luis Antonio, hay muchos trenes que pasan por nuestra vida, somos nosotros los que decidimos siu viajar o no en ellos o subirnos o nó.

    Yo creo que a diferencia de mucha gente, tienes muchas oportunidades en la vida de elegir el tren que mejor te conviene, aunque a veces es tarde y ya ha pasado y te arrepientes de no haberlo cogido, pero como la vida continúa, los trenes pasan igual, por la via de tu vida, lo importante es darte cuenta si es realmente el viaje que quieres el de ese tren que te gusta o es el mejor el otro por su rapidez.
    He ahí el dilema, que nunca estamos seguros de coger el tren adecuado, y quizás por eso erramos, claro que ésta es mi humilde opinión y no me hagas demasiado caso que ando con las ideas dispersas por la falta de sueño.

    Por cierto tu bloc de sinfonia turolense junto contigo acabais de recibir un billete de proximidad en mi blog, pásate y lo recoges.

    Muchos besitossssssssssssss

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  2. uhhh Luis Antonio...sí. Pero sabés, yo lo veo así. Tal vez ese tren que perdimos nos hubiera llevado al lugar equivocado, claro que siempre quedará la duda, y eso es lo que inquieta. Al dejarlo ir hemos hecho una elección, la elección de un momento, de un por algo que en ese momento creímos válido...elecciones difíciles eh.
    No estás solo en esto, todos hemos perdido trenes, pero como dice lisebe, la vida es una vía, el tema sería no ditraerse con el barullo de la estación. A veces no es que lo pierdes, es que nadie quiere venderte el boleto...y se va.
    Interesante la información del tren.
    un abrazo

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  3. Todos alguna vez hemos dejado pasar oportunidades en la vida, y luego nos hemos arrepentido. ¿Tendrá esto que ver con que cada cosa tiene su tiempo y su hora?, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que la vida seguirá presentándonos nuevas oportunidades sobre las cuales podemos actuar. Creo que lo peor es no hacer nada...Quedarnos sentados mirando como se va la vida para mí es un pecado.

    El tren del video es increíble...

    Te dejo un abrazo

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  4. Bueno, las oportunidades perdidas de las que luego, con el tiempo, somos conscientes, nos sirven para no desaprovechar las siguientes, como tu hiciste... La vida es un continuo aprendizaje donde nunca se llega a saber todo, afortunadamente, pero se va aprendiendo poco a poco, por ejemplo, a subirse al tren oportuno cuando se pone a tiro.

    Un beso, Luís

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  5. Estoy totalmente de acuerdo. Siempre digo que prefiero arrepentirme de lo hecho, que del
    " y si..." Lo que más nos hace avanzar es el riesgo, mas o menos controlado y las equivocaciones.
    Esa sensación de lo "por hacer" a partir de una edad es molesta...asi que a tope! Luis Antonio.
    Un abrazo y felices días.

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  6. Anónimo8:46 a. m.

    Para no perder el tren hay que estar atentos, no se puede uno despistar ni mirar para otro lado, aunque no te preocupes, he conocido personas que han visto despegar su avión y se han quedado tan campantes. Un abrazo

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  7. Y a veces los trenes son puentes ;-)

    Pinchad aquí:
    http://juan-duque.blogspot.com/

    y se abrirá otro puente entre blogueros... ¡y en directo!

    Te (os) gustará, os lo recomiendo, es ¡emocionante!

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  8. Me gusta especialmente el primer párrafo de la entrada. Esa mención a la fugacidad de la vida y a los trenes que se pierden.

    Incluso a veces, estando atentos, los trenes se dejan ir. Es lo que yo añado a tu reflexión.

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  9. Venía a decir exactamente lo mismo que Mara y Cuyá, Marysol, Novicia Dalila y Fermín Gámez, pero en retorcido y caótico... Así que queda ya dicho :-)

    Pero cómo me voy a quedar yo sin añadir algo más, aquí va: no entiendo muy bien por qué piensas eso de los trenes de la vida y lo otro de los puentes de la vida, sinceramente y juro que sin ánimo de polémica. Algo se me escapa que no pillo... ¿No unen acaso dos puntos ambos, no puede uno cogerlos a veces voluntariamente y otras no, no puede uno darse la vuelta, no puede uno dejarlos pasar? En serio que no lo entiendo. Lo siento...

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  10. Y escribiré cien veces: no debo olvidarme de marcar la casilla que dice "Enviar por correo electrónico comentarios de seguimiento a FauveLaPetiteSauvage@gmail.com", grrrrñññ.

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  11. A Lisebe: Como bien dices, los trenes siguen pasando por la vida. La cuestión es si sabemos subirnos a los que más nos convienen, pero la incertidumbre de la aventura también entraña un punto de emoción añadido, ¿no? Gracias, otra vez, por el premio de proximidad. Otros tantos besos, entrañable Lisebe.

    A Mara y Cuyá: Al margen de si hicimos bien o no, lo bueno es que tengamos capacidad de elección. Sólo eso ya es un privilegio, ¿no? En cuanto a lo del boleto, aquí en España a partir de cierta edad nos hacen el 40 % de descuento. ¿Será porque ya no viajamos tanto o porque los trenes van medio vacíos?. Lo del tren de Mauritania también me impresionó. De muchacho me gustaba contar los vagones...Un abrazo.

    A Marisol: Tú , siempre positiva. Sabes aceptar de buen grado todo y manifiestas una gran vitalidad. Y como bien dices, no vamos a quedarnos sentados lamentando lo que se ha hecho o dejado de hacer. Otro gran abrazo.

    A Novicia Dalila: Bien dicho, la experiencia también enriquece. Y si perdimos otro, hay que confiar en agarrar el próximo. Lo importante es seguir confiando y esperando. Un abrazo, Novicia.

    A Cristal00k: A tope, mientras se pueda. Muy bien. Estoy contigo. Y el riesgo –hasta cierto grado- es asumible y apasionante. Otro abrazo.

    A Cristal: Yo cuando pierdo un tren, me quedo bastante desolado, pero al comprobar que aún quedan otros por salir o llegar, me acabo consolando y animando. Un abrazo.

    A Fermín: Lo de la fugacidad no tiene remedio, pero la espera de los trenes la ameniza, ¿verdad?

    A Fauve: He escuchado en diferido el programa de Juan-duque. Ya te lo comentaré en otro lugar y momento. Respecto a lo puentes que tanto te atormentan, vuelvo a repetirte que los que hay que “desmoronar” son sólo los que te llevan a un lugar ingrato (yo le llamo falso paraíso perdido). Y lo de los trenes de la vida no deja de ser también una especie de metáfora sobre las oportunidades que ésta nos depara o no...
    En lo de escribir cien veces esto o aquello, ¿vale cortar y pegar?

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