La felicidad no tiene recetas, cada uno se la cocina con los ingredientes y la sazón de sus propias meditaciones. Don Quijote lo tenía muy claro y así se lo manifiesta a su escudero:
“ porque cada cual es artífice de su ventura” (I, 46)
Pero no fue coherente con este principio y así le fue al buscar en unos libros fantásticos la luz que alumbrase el ocaso de su vida.
Una receta que a mi me vale:
ResponderEliminarhttp://suicidasperezosos.blogspot.com/2007/08/la-felicidad-tiene-que-ser-algo-as.html
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDr. Krapp, le he contestado en la "botica" que me recomienda.
ResponderEliminarYo tan solo quiero aportar dos pensamientos de dos grandes hombre:
ResponderEliminarEl primero es de Benjamin Franklin:
"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los dias".
Y el segundo a mí me gusta mucho, y es de Wernher von Braun, a ver que te parece:
"Cuando lo creas todo perdido, no olvides que aún te queda el futuro, tu cerebro, tu voluntad y dos manos para cambiar tu destino"
Este último lo tengo como frase de fondo de escritorio.
Besitos Luis Antonio.
¡Pero qué alegría debió darle encontrar esa felicidad en aquellos libros! Así, al leer, se convirtió, como deseaba al principio, en el artífice de su ventura.
ResponderEliminarPreciosa entrada, querido Luis Antonio.
Besos de septiembre,
B.
Guinda, tu paso por aquí deja sabor a azúcar de caña. Gracias.
ResponderEliminarSé artífice de tu ventura... en mi blog verás cómo ;-)
ResponderEliminar