No estoy de acuerdo con Baltasar Gracián, por el que siento auténtica debilidad, cuando manifiesta en uno de sus conocidos aforismos que: «Tontos son todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen». Juzgar por la apariencia es una frivolidad impropia de un pensador de tamaño calibre.
Tampoco concuerdo con la definición de tonto del diccionario que lo considera como “falto o escaso de entendimiento o razón; que padece cierta deficiencia mental; que se trata de una persona pesada, molesta...” Ser tonto no es tener menor coeficiente intelectual que la media. Todos conocemos a personas con un CI modesto, pero con una enorme sensatez. Y personas supuestamente muy inteligentes, que alardean tan engreídamente de ello, que hacen sombra a la tontería personificada. Pero más que las personas, los que pueden llegar a ser tontos son nuestros actos o, mejor aún, nuestras conductas. Y de hacer tonterías...no se libra nadie.
Sin embargo, sólo podemos cargarnos de argumentos para calificar de tonto a alguien si sus actos son tonterías crónicas. Los tontos han llegado a serlo a base de repetir actuaciones en las que les ciega una vanidad tonta, una susceptibilidad necia, una suficiencia estúpida o una envidia torpe. El que más y el que menos está aquejado de ineficacia para según qué tareas. Y los resultados, obviamente, son tontos. Ser poco hábil o mucho en el desarrollo de una actividad no te rebaja a la categoría de tonto ni te eleva a la de sabio. Todos tenemos limitaciones, y demostramos inteligencia al advertirlas y procurar aceptarlas y superarlas poco a poco. El tonto genuino no las advierte. Y ahí está la diferencia entre los que hacen tonterías alguna que otra vez y los que las hacen casi siempre.
A los que podríamos llamar “tontos, tontos de pacotilla, tontos del bote, tontos de capirote, tontolabas, tontos del culo, tontos de solemnidad, tontos de las pelotas, tontos con balcones a la calle, tontos de remate, atontados, tontainas...” son a los que molestan a los demás sin beneficio propio o incluso saliendo perjudicados. Ese y no otro es el colmo de la tontudez (aquí pondría boludez, pero eso es lunfardo)
Sobre las clases de tontos, además de las mencionadas, habría mucho que hablar. Algunos los simplifican en tres grupos:
a).- Tontos que tontos son.
b).- Tontos que tontos se hacen.
c).- Tontos que quieren hacer tontos a los que tontos no son.
Cada una de esos grupos daría para una entrada. Pero por hoy creo que ya hemos hecho bastante el tonto y no hay que abusar...salvo que uno aspire al título de “graduado en tontería”
P.D.- Presumía ante un argentino de lo rica que es la lengua castellana para referirse a según qué temas -en este caso, al tonto – y se echó a reír ostentosamente, como si ya hubiese ganado la Copa del Mundo. Por la noche me encontré un e-mail con este listado sobre las clases de boludos:
"Boludo alegre, boludo ambicioso, boludo amigable, boludo añejo, boludo aplicado, boludo campana, boludo campeón, boludo clandestino, boludo consciente, boludo convicto, boludo creyente, boludo ecológico, boludo enamorado ,boludo enciclopédico, boludo esférico, boludo esperanzado, boludo filósofo, boludo fosforescente, boludo hiperactivo, boludo ignorante, boludo insistenteboludo introvertido, boludo inútil, boludo laborioso, boludo líder, boludo literario, boludo multifacético, boludo multitarea, boludo optimista, boludo patológico, boludo pedigree, boludo pelado, boludo pesimista, boludo petulante, boludo políglota, boludo precavido, boludo radiactivo, boludo simpático, boludo telescópico, boludo vigoroso, boludo xerox.."
A RIESGO DE IMPLICARME, ESTA ENTRADA... ¿TIENE DEDICATORIA? O ES UN CASUAL HABLAR POR HABLAR.
ResponderEliminar¡¡¡QUE TONTO COMENTARIO!!!
POR OTRO LADO OPINO QUE HOMER ES MAS INTELIGENTE QUE MUCHOS DE NOSOTROS, PRIMATES ORGULLOSOS.
ResponderEliminarA GROUCHO:
ResponderEliminarEs hablar por hablar, sin más...
Suena a absurdo en una fecha como la de hoy, pero el 1 de mayo ya no es ni sombre de lo pudo llegar a ser y no fue...
Pues en contra de tu primer párrafo, yo siempre he pensado que la cara es el espejo del alma.
ResponderEliminarMatizo, seguro que innecesariamente:
ResponderEliminarno por los rasgos físicos sino por el gesto y la expresión adquirida. Incluso por la intensidad de la mirada, la concentración evidente, la mueca, la habitualidad o no de la sonrisa...
Saludos.
Definir. Ser definido. Poder reducir la multiplicidad de la vida a una palabra, a un adjetivo. Un hombre, un adjetivo. Sería todo tan fácil. Ese es listo, ese es tonto, ese ... ya está. Apenas podemos con nuestra propia complejidad ¿cómo soportar la complejidad ajena? Por eso necesitamos epítetos que nos faciliten las cosas. Epítetos que son epitafios para constreñir la vida, como los epitafios están para definir lo ya muerto, acabado, terminado, finito.
ResponderEliminarTermino con el hermoso y duro poema que le dedicó Jorge Luis Borges Baltasar Gracuán, ese gran definidor:
Laberintos, retruécanos, emblemas,
helada y laboriosa nadería,
fue para este jesuita la poesía,
reducida por él a estratagemas.
No hubo música en su alma; sólo un vano
herbario de metáforas y argucias
y la veneración de las astucias
y el desdén de lo humano y sobrehumano.
No lo movió la antigua voz de Homero
ni esa, de plata y luna, de Virgilio;
no vio al fatal Edipo en el exilio
ni a Cristo que se muere en un madero.
A las claras estrellas orientales
que palidecen en la vasta aurora,
apodó con palabra pecadora
gallinas de los campos celestiales.
Tan ignorante del amor divino
como del otro que en las bocas arde,
lo sorprendió la Pálida una tarde
leyendo las estrofas del Marino.
Su destino ulterior no está en la historia;
librado a las mudanzas de la impura
tumba el polvo que ayer fue su figura,
el alma de Gracián entró en la gloria.
¿Qué habrá sentido al contemplar de frente
los Arquetipos y los Esplendores?
quizá lloró y se dijo: Vanamente
busqué alimento en sombras y en errores.
¿Qué sucedió cuando el inexorable
sol de Dios, La Verdad, mostró su fuego?
Quizá la luz de Dios lo dejó ciego
en mitad de la gloria interminable.
Sé de otra conclusión. Dado a sus temas
minúsculos, Gracián no vio la gloria
y sigue resolviendo en la memoria
laberintos, retruécanos y emblemas.
A Tesa:
ResponderEliminarSe nota que sabes leer en el rostro. Yo prefiero llegar al alma. Engaña menos. Creo.
Saluditos
Al Dr. Krapp:
ResponderEliminarTienes razón. Tendemos a la simplicidad porque lo complejo nos supera.
Extraordinario poema el de Borges, pero yo no puedo ocultar mi devoción por el Barroco. Creo que es la cúspide de la literatura castellana hasta la fecha.
Un cordial saludo
Luis Antonio, al alma es muy difícil llegar. Requiere de mucho tiempo y un trabajo laborioso ...y de todos modos, siempre algún obstáculo nos deja a medio camino.
ResponderEliminarMe parece super pretenciosa la frase de Gracián. Ya sólo por ello le colocaba yo en el saco de los que está difiniendo, porque doy por sentado que él está haciendo esa clasificación desde la cúspide de los listos no???
ResponderEliminarNo considero a nadie tonto integral, aunque alguna vez haya calificado a alguna persona así. Mal hecho, porque he observado que normalmente lo que me inclina a llamar a alguien tonto es que es completamente diferente a mí en algo, y está muy mal considerarse a uno mismo vara de medir estas cosas. Mea culpa.
Sin embargo, conozco unos cuantos gilipollas, que es peor, y aunque tb lo diga desde la subjetividad, no reculo ni un milímetro.
Un beso y feliz domingo, Luis.
Novicia, ¡me ha encantado tu comentario! No sé si te importará, y menos teniendo en cuenta la multitud de fans que tienes, pero desde hoy, soy una más. Suscribo todo tu comentario. Ahora entiendo tu éxito. Rebosas generosidad y comprensión hacia todas las debilidades y carencias ajenas. Espero que seas así de verdad.
ResponderEliminarYo no participaba en tu blog, ya que al ver ese torrente de comentarios, a modo de lo que a mí me parecía un "chat" (algo respetable, pero que no es lo mío)no me apetecía participar, pues por suerte o por desgracia lo que a mí me va es el debate y la polémica, que están algo lejos de esa charla amable que suele imperar en tu blog.
Sí, a mí también me parece pretenciosa la sentencia de Gracián, por mucho que Luis Antonio haya matizado que esta entrada no se refiere a los tontos de bajo CI,-como una disculpa sobre una herencia genética y biológica de la que se supone nadie es responsable, sino víctima-sino a los que hacen el tonto con alguna intencionalidad. Los que son inteligentes también incordian con intencionalidad, y un incordio; sea un incordio brillante o un incordio bobo, sigue siendo un incordio.
Es cierto que tenemos tendencia a babear por lo que creemos que se acerca a una posible perfección, por lo que nos embelesa por su infrecuencia; sea belleza, inteligencia, éxito profesional, habilidades varias, o simplemente personalidades arrolladoras. Todo farfalla al final, pero eso sólo se sabe con el tiempo, cuando estás más cerca del absurdo final. En el camino, mientras se tiene que estar atento al sendero, es imposible no dejarse obnubilar por todas esas sandeces que serán humo al final. Nadie caminaría sin esa capacidad de asombro y admiración por el entorno y el prójimo.
No creo que se tenga derecho a pedir sensatez como compensación a la falta de inteligencia. Sería una actitud condescendiente y altiva con el supuesto tonto: ya que eres tonto, por lo menos sé prudente y no digas tonterías, cállate ante los sabios, y quédate monísimo en tu segundo plano. ¡Qué asquito! El tonto tiene todo el derecho a decir tonterías y a hacerlas, de una forma crónica o esporádica, otra cosa es que los demás tengan la obligación de soportarlas. Esa es la base fundamental de toda relación. Tontos e inteligentes deben soportarse única y exclusivamente cuando ambos lo decidan bilateralmente.
Un abrazo a ambos.
Para mí, pocas hay peores -hablando de tonterías cometidas- que hacer el tonto y darse plena cuenta de ello...cómo me acaba de ocurrir hoy.
ResponderEliminarCon tu permiso, Luis:
ResponderEliminarAtalaya , muchas gracias por tus palabras. Me puesto colorá :$:$.
Me halaga sobre todo que destaques mi comprensión hacia las debilidades de los demás... Es cierto, aunque esté mal que yo lo diga. Igual es por puro egoísmo, y es que yo tengo tantas y tantas cosas/gustos/manías/tendencias que necesito que se comprendan para quererme que si no fuera generosa con los demás, difícilmente recibiría el mismo trato de los otros. Es un quid pro quo :D
Estaría encantada de leerte por mi casa aunque no sea un nido de debate. No es porque no me guste debatir, que mencanta, es porque ya he tenido mucho de eso hace años y me afectaba mucho, le daba muchas vueltas, y ahora no tengo tiempo para entrar en polémicas. Lo único que busco es divertirme y reírme :D
Un beso a todos y feliz semana.
Me han gustado de tu entrada, Luís, varias cosas que querría destacar:
ResponderEliminarEn primer lugar la radiografía craneal de Homer Simpson, uno de los iconos y arquetipo de cierto hombre actual amante compulsivo del sofá, el mando a distancia y la cerveza, en la que se aprecía con claridad la famosa neurona.
La riqueza de vocabulario del castellano de Argentina que distingue esa inmensa variedad de acepciones de la palabra "boludo", que me parece simpatiquísima, sobre todo combinada con la similar "pelotudo" y más en boca de alguno de mis actores argentinos preferidos.
En cuanto a los "tontos", de toda la vida de Dios ha habido "tontos" y pienso que siempre los habrá; pero en esta categoría, como en la de los "locos", ni son todos los que están catalogados como tales, ni están todos los que son.
Y en relación a las tonterías, a ver quién es tan "listo" que no ha cometido alguna. En esto estoy con el personaje de Forrest Gump cuando dice: "Tonto es el que dice o hace tonterías"
Qué cosa más tonta ¿no?
Te mando besos y abrazos.
Yo creo que no hay nadie en este mundo que tenga la solvencia necesaria para mirar por encima del hombro de otro y llamarle o considerarle tonto. Y los que lo hacen, los que se consideran superiores mentalmente a otros, no están haciendo otra cosa más que demostrar todo lo contrario.
ResponderEliminarUn abrazo.
A Tesa:
ResponderEliminarTienes mucha razón, Tesa, pero vale la pena intentarlo. Además las almas buenas son transparentes, no tienen nada que ocultar.
A Novicia Dalila:
ResponderEliminarUn rato vanidosillo sí que era el amigo Gracián, pero tenía otras cualidades, como la de escribir a base de sentencias muy densas y utilizar en general un estilo conceptista que se presta a diferentes interpretaciones y en el que destaca el juego de palabras y las asociaciones ingeniosas entre estas y las ideas. Admiro a las personas que saben utilizar un lenguaje lacónico de gran riqueza semántica.
No me gustan de Gracián sus pretensiones pedagógicas ni su doctrina. Esa es una labor que no corresponde a los escritores.
En todo lo demás que manifiestas no puedo estar más de acuerdo contigo.
Besos, estimada Novicia
A Atalaya:
ResponderEliminarYo confieso mi tendencia a babear no tanto por la perfección, que también, como por los que saben ser felices sin hacer daño a nadie. Incluso los llamo inteligentes, al margen de los títulos que puedan o no tener. Antes, como la mayoría, pensaba que los inteligentes eran los que tenían un CI por encima de la media y además sabían sacarle partido. Ahora creo que los más inteligentes son aquellos que consiguen mayor grado de felicidad. Y si saben compartirla, además son santos. No les pido más milagros.
El problema no es que el tonto haga tonterías. Es lo suyo. El problema es que nos afecten a los demás. Digo
Un placer, como siempre, tenerte por este espacio, Atalaya.
Un abrazo
A Carme:
ResponderEliminarPor el mero hecho de reconocerlo ya te desmarcas de esa denominación, Carme.
Un día tonto lo tiene cualquiera.
Un abrazo
Yo tengo por tonto a aquel que, sin pretender ello, va pregonándolo.
ResponderEliminarA CRISTAL:
ResponderEliminarMe encantan tus comentarios, al margen de que sean coincidentes o no con las entradas. Eres sensata y bienpensante. Una joya, vamos...
Besos, todos.
A Miguel:
Pues hay alguno que consigue sacarte de tus casillas. Mejor que no te lo tropieces nunca, Miguel, para que sigas pensando de la misma manera.
Otro abrazo
A DESASTRE MENIFIESTO:
Eso ya es el colmo de la tontudez, ¿no? Ese debe ser “boludo petulante”, en lunfardo.
Bienvenido después de tan larga ausencia expirata de los mares...
Buenas tardes Luis, pasaba a saludar y a dejar mi reflexion, que no es mas importante, o algo asi, que las demas.
ResponderEliminarCreo que hay "tontos" porque dicen que tambien existen "listos", como apuntais por ahi, todo depende de como te juzguen los demas y viceversa.
Saludos cordiales.
Jesus
Está claro que llamamos tonto a aquel que para otro no puede serlo. Nos acostumbramos a escuchar esa palabra para unas personas y para otras no, haciendo lo mismo, pero ante nuestros ojos son distintos: uno es listo y el otro tonto. No es justo, no. Todos los días y a todas horas pensamos en un tonto, más si son políticos o famosillos, más si no los conocemos en verdad, más si los sentimos con algún cargo o cualidad por encima...sólo porque no somos nosotros.
ResponderEliminarQué bobos somos´a veces...Cuánto nos cuesta no ser el centro del mundo ¿verdad?
Un abrazo
A JESÚS:
ResponderEliminarComo bien dices, todos tenemos un poco de ambos...
Un cordial saludo, Jesús
A MAMEN:
Generalmente llamamos tontos a los demás, pero en nuestro fuero interno... ¿eh?
Un fuerte abrazo, maña