domingo, noviembre 23, 2008

NOTICIAS DE DIEGO (Los Amantes de Teruel). IV, V y VI

Biblioteca de Catalunya


IV

Sugirió, amable, pasar a la cabina de consulta para no molestar a los enfrascados estudiosos. Él en catalán, salpicado de voces italianas, con respuestas profusamente documentadas, pausadas y, me atrevería a decir, complacidas y yo en castellano con expresiones catalanas intercaladas de forma arbitraria, ansioso por escuchar y anotar con avidez mal contenida.

Giuseppe, natural de l’Alguer (Cerdeña), había venido a Barcelona a consultar unos facsímiles de manuscritos sobre las Órdenes de Caballerías que se hallaban en el Depósito General de esta histórica Biblioteca que, según me dijo, dispone de cuatro plantas subterráneas con más de cuarenta kilómetros de estanterías. Esto última lo manifestó con énfasis. Confieso mi ignorancia a tal respecto y eso que hace muchos años que me pierdo por esta casa. Hoy, añadió, había obtenido permiso para sacar unas fotocopias y tenía previsto regresar a Roma al día siguiente. En esta capital se hallaba la sede de la Fundación que le estaba becando para llevar a cabo tal investigación. Creo que también mencionó el barrio del Trastévere. Después me contó cómo de vinculada estaba su vida con las bibliotecas más importantes de Europa. Bibliotecas de Admont (Austria), Riccardiana de Florencia, Mazarina de París, del Escorial, Vaticana, del Trinity College de Dublín...se habían convertido en sus sucesivos hogares en los que transcurría la mayor parte de su tiempo.

Con la ayuda del ordenador, me mostró diversos archivos. Me explicó que la misión de la Orden –todavía vigente- está definida en su lema: "Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum" (la defensa de la Fe y el servicio a los pobres). Me concretó peculiaridades de la Regla de dicha Orden, promulgada por Raimundo de Puy hacia 1125, como la de recibir, asistir y defender a los peregrinos, los tres votos clásicos y el posterior de las armas; la pertenencia a la misma del Papa Clemente VII; el asentamiento de esta Orden en Aragón a raíz del testamento de Alfonso I el Batallador...

V

Le rogué, con impaciencia, se ciñera al ámbito local de Aliaga, patria chica de mis padres, abuelos...Ahí está la raíz de mi obsesión por estas cuestiones. Tras abrir otro fichero, me explicó que esta villa, sus términos, la iglesia y el castillo pasaron a la Orden de San Juan en 1163 por donación de Sancho de Tarazona. También administraron la iglesia de Campos y la de Cuevas del Rocín. La encomienda de Aliaga estaba constituida en 1180. Diez años más tarde recibieron de Alfonso II la población de Villarroya de los Pinares y sus términos. El Cartulario de la Encomienda de Aliaga recoge el incremento de posesiones que experimenta con Pedro II: castillo de Fortanete, la villa de Sollavientos y el dominio de los frailes sobre Miravete. Igualmente me mostró un listado de los numerosos Comendadores, dependientes de los Maestres de Amposta: Miguel de Siella, Raimundo de Iscles, Sancho López de Lizanda, Raimundo Vetula, Ramon Canella, Guiralt de Monclus, G. de Vetula, Miguel de la Siella.... y muchos más. La relación se iniciaba a finales del siglo XII y llegaba hasta bien entrado el siglo XVIII.

Estos datos me resultaban familiares y no respondían a mis expectativas. Incluso comenzaban a hastiarme un tanto. El entusiasmo inicial iba decayendo a pasos agigantados. Además, aportaba escasas novedades respecto a alguno de los libros escritos sobre la Historia de Aliaga. Recuerdo, sobre todo, el publicado por el distinguido catedrático de la Universidad de Valencia Don León Esteban Mateo e ilustrado por J.C. Vázquez “Gaviota” en 1989.

Con forzada cortesía le manifesté que, más que profusión de datos, fechas y nombres, me interesaban vivencias, episodios, quehaceres de los caballeros sanjuanistas dentro y fuera del castillo. En pocas palabras: aspectos de la vida cotidiana de aquellos entonces...

VI

Giuseppe aceptó el envite. Con morosidad extrajo un CD de un repleto estuche de piel, lo introdujo en la disquetera del ordenador y lo abrió con sorprendente rapidez. En la pantalla y en latín aparecieron páginas y páginas escaneadas manuscritas en caligrafías complejas y abigarradas. Confieso mi incapacidad para entender aquellas sombras alineadas en líneas paralelas perfectas y sin pautas. Eran memorias –según me aclaró el experto- profusamente detalladas de cuestiones de carácter económico: préstamos y recaudaciones; acciones humanitarias y bélicas de aquellos frailes-caballeros... Me llamó la atención que los hechos de carácter social -diríamos hoy- fuesen considerablemente más numerosos que los de armas. Giuseppe destacaba complacido este rasgo diferenciador con respecto a la Orden del Temple: los sanjuanistas fueron, por principios, y la historia así lo ha corroborado, antes monjes que soldados.

Le encarecí me tradujese alguno de aquellos textos tras confesarle que, con mi modesto bagaje latino, no había pasado de afrontar con más pena que gloria la Guerra de las Galias de César. Además aquellos garabatos eran bellos pero indescifrables. Casi todos trataban de acciones hospitalarias, dentro del recinto del castillo, de peregrinos sin techo, caballeros convalecientes por heridas de guerra, donaciones de alimentos, aportaciones testamentarias, acciones de colonización, etc. También se recogían autorizaciones papales (Alejandro IV, 1259) para vestir como monjes –manto negro- en tiempos de paz y como caballeros –cotas rojas con la cruz blanca- en la guerra.

Otra de las reseñas traducidas que me hizo y me llamó la atención por su carácter humano –recogida en convulsivos y ávidos apuntes- trataba del asilo concedido a un caballero cansado y maltrecho, acompañado de dos criados y con una reata de un caballo y cuatro mulas sobrecargadas. El tal caballero manifestó que se dirigía a Teruel para cumplir una promesa. Dijo llamarse Juan Martínez. A pesar de su rango, prefirió ubicarse en la barbacana del castillo. En modo alguno aceptó hospedarse en lugar distinto al destinado a sus criados y caballerías. Al dejar el castillo precipitadamente, hizo donación al subcomendador de la Orden de una valiosa joya de orfebrería mora. Tal hecho no estaba fechado. Sin embargo sí figuraba Sancho López de Lizanda como Comendador de la Orden Hospitalaria de Aliaga.

Un móvil debió de vibrar en el bolsillo de Giuseppe porque lo extrajo de forma furtiva, habló quedamente y me manifestó que, lamentándolo mucho, tenía que marchar. Me quedé ansioso por seguir con mi interrogatorio. Le agradecí muy efusivo su gentileza, le di mi tarjeta con el ruego de que me escribiese algún correo electrónico si pensaba retornar por aquí ya que quedaban muchos temas pendientes y yo también quería hacerle partícipe de mis modestas investigaciones. Para incentivar su interés le manifesté que tenía datos sobre la influencia de la historia-leyenda de Los Amantes de Teruel en el Decamerón de Boccaccio. Me miró con asombro, pero no dijo palabra. Nos despedimos con un fuerte apretón de manos.
(Continuará)

4 comentarios:

  1. Entiendo tu pasión por ciertos temas de investigación...esa ilusión y ganas de saber, a mí me pasa...ni te cuento las horas que en mis proyectos paso, y sin darme cuenta...aunque una se haga pesada jajaja. Soy feliz y disfruto con ello.
    ¡Los Amantes de Teruel!...cada año, es mejor. El impulso que le están dando desde las distintas instituciones se merece un aplauso, sin menospreciar el cariño y empeño de todos los turolenses para que todo salga bien esos días.
    Me alegra que se investigue.
    Un saludo.

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  2. Anónimo8:48 p. m.

    Hola Luis,
    Me han gustado lo que te cuenta Giuseppe.
    Siempre me ha interesado la Orden de San Juan de Jerusalén y la de Malta.
    En Aliaga tenemos una asignatura pendiente de saber sobre nuestra historia.
    Espero que sigas escribiendo sobre este tema.
    Los libros que conozco de la historia de Aliaga este tema no lo han estudiado, se limitan a contar cuatro cosas.
    En Villarroya de los Pinares han puesto un museo sobre la orden de San Juan de Jerusalén que está bien y es una pena que en nuestro pueblo siendo la Bailia no tenga nada.
    Aprovecho para comunicarte que este mes de Diciembre en la revista Ver de Teruel hablarà de nuestro pueblo.
    Un saludo y hasta otro dia.
    Juan Antonio Cerra

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  3. No lo dejes Luis Antonio. Te sigo.

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  4. Mamen, Juan Antonio y Cristal: Gracias a los tres por lo estimulante que resultan vuestros comentarios

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