De chaval era muy tímido y me costaba intervenir en público, pero tenía deseos de aprender y eso me daba fuerzas para superar esa inhibición. Cuando el profesor invitaba a participar, era de los pocos que levantaba la mano. Recuerdo que muchos compañeros justificaban su pasividad arguyendo que les daba “corte”, que tenían miedo de hacer el “ridículo” o que no querían parecer “pelotas”. Lo curioso es que estos compañeros se quejaban de que siempre hablábamos “los mismos”... Nunca he querido ser plasta y menos aún, pelota. Simplemente pretendía aclarar mis dudas, exponer mi criterio y sobre todo, saber. Una debilidad y defecto que no controlo del todo es la tentación de llevar la contraria a los que exponen ideas que me cuesta aceptar...
Estoy cursando una materia en la Facultad de Filología Hispánica que rechaza la clase magistral clásica, requiere mucha lectura de libros sobre interpretación de la obra literaria y, sobre todo, participación oral en clase. En estos términos hizo la presentación de la materia el profesor y al día siguiente, la mitad de los alumnos desistieron de matricularse. Mas de la mitad de los pocos que han quedado son extranjeros que, a pesar de sus limitaciones con la lengua castellana, son los más participativos y temerarios. No tienen ese prejuicio de hacer el ridículo que tan arraigado tenemos los universitarios autóctonos...y que tanto nos dificulta el aprendizaje de idiomas.
Y creo también que, excusas aparte, los que no intervienen nunca manifiestan su desinterés por lo que se “cuece” en clase. Sin llegar a ser algo patológico, este hecho sí es consecuencia de que algo no funciona en el mundo de la enseñanza de este país. Sin duda es un problema cultural. Y así nos va.
Lo mismo los profesores no explican la importancia de este hecho a los alumnos... no se nace sabiendo...
ResponderEliminarEl miedo al ridículo se da en el mundo de la enseñanza, como bien ilustras,en el laboral y en la calle. ¿No será complejo de inferioridad?
ResponderEliminarTE CONTESTO CON UNA CITA DEL MAS MARX DE LOS HERMANOS MARX:
ResponderEliminarEs mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente.
Groucho Marx.
Y AHORA EN SERIO, YA LO HA DICHO VITAMORTE, EL MIEDO AL RIDICULO NO SE DA SOLO EN LAS AULAS... SE DA EN MUCHAS OTRAS PARTES QUE CASI SIEMPRE COINCIDEN CON SITIOS DONDE NOS SENTIMOS DESPROTEGIDOS O INFERIORES.
SALUD.
PALABRO DE HOY wOMPLOG.
¿Y cómo se va a implantar Bolonia con esa actitud?. Lo sorprendente es que los alumnos uiversitarios, con su experiencia discente a cuestas sean tan pasotas. No lo puedo entender ni explicar. Siempre habrá alumnos que se resistan a hablar en público, pero esa actitud no debiera ser mayoritaria. ¿Cuál es la causa?. ¿Falta de hábito?, ¿falta de seguridad?, ¿temor a hacer el ridículo?. Mayoritariamente no creo que sea debido a una postura de indiferencia, sino a la falta de estímulo, de práctica, de aliciente para hacerlo. Si escriben con deficiencias y son parvos en palabras cara al viento, ¿qué futuro les espera en esta sociedad de extroversiones obligadas?. Al "Orientador" no le falta algo de razón. Tema crucial, caro amico. Un abrazo
ResponderEliminarComo en casi todas las cosas, pienso que se trata de encontrar el punto de equilibrio entre el intentar acaparar la atención, o intervenir solamente cuando se tiene algo interesante que decir o preguntar.
ResponderEliminarEn mi experiencia como docente, en las clases nos solemos encontrar los dos extremos:
Alumnos que levantan la mano permanentemente y que no tienen ningún miedo al ridículo, pues, con tal de que les miren, o se les oiga, son capaces de preguntar una y otra vez, aunque se trate de patochadas, o cosas que se acaban de decir.
Alumnos que casi nunca, o nunca levantan la mano y a los que los profesores debemos animar a que venzan su timidez y miedo al ridículo, con preguntas y alusiones directas.
Pienso que en nuestras manos de docentes está la formación en este aspecto tan importante en el aprendizaje, como en la vida en general: saber escuchar, saber preguntar, indagar y buscar la información nos capacita en un mundo complejo en el que debemos interactuar constantemente con los demás.
Un fuerte abrazo, Luís Antonio.
Estimado Luis Antonio, el título que ilustra esta entrada en lugar de ser una frase interrogativa también podría ser una frase afirmativa seguida de puntos suspensivos, lo que daría cabida a otras posibilidades.
ResponderEliminarSólo puedo hablar desde mi propia experiencia, y me ocurre algo similar a ti; lo que me invita a ser participativa es la duda y el interés. Pero el interés también me puede dejar completamente completamente muda y abosrta ante una clase magistral o discurso brillante.
Un beso
El miedo al ridículo. Puntualizo: La minusvalía para aceptar un ridículo, es un inequívoco síntoma de inmadurez.
ResponderEliminarLa no participación en voz alta, puede ser por un simple problema de timidez, sin llegar a plantearse lo que puedan llegar a pensar los demás sobre pelotismo o ganas de protagonismo.
ResponderEliminarA mí no me ha pasado nunca, pero entiendo que hay a quien le cuesta soportar la mirada de los demás sobre sí.
Tengo que decir algo por la experiencia que me toca. Las últimas generaciones han cambiado bastante en este tema y en mis clases, que son eminentemente participativas y activas, donde tienen que hablar en público, hacer el ganso, sketchs, contar chistes y lo que haga falta (son clases de idioma práctico en la universidad) la gente por lo general supera ese miedo al ridículo o a hablar en público. Es, de hecho, la mayor evolución que he notado en mis 17 años de experiencia en esto, evolución que yo he hecho también a la vez que ellos.
ResponderEliminarTienes razón también en que el sistema educativo español no ha potenciado en el pasado estas habilidades y se nota la diferencia con los erasmus que vienen aquí. Nuestros estudiantes ya son conocidos en toda Europa por ser especialistas en historia de todo, pero no saber nada de las materias concretas. En España siempre se ha dado todo en plan coñazo: historia de la literatura, historia de la música, historia del arte, historia de la filosofía, en lugar verdaderamente, como hacen en los demás paises, literatura, música, arte o filosofía. Vamos que han sido a menudo clases muy pasivas donde el profesor y los demás a escuchar... Pero repito que soy optimista y veo que ahora con 20 años están mucho más preparados para hablar en público que hace un tiempo
Hola, Luis Antonio, cuánto tiempo sin comentar, pero que conste que te seguía leyendo, pero es que me encargo del periódico del cole y no me da tiempo comentar. Yo creo, como tú, que es importantísima la participación e intervenciones orales en la clase, pero el miedo al ridículo puede a la mayoría. En Italia, por ejemplo, son fundamentales los exámenes orales, incluso en la prueba de "maturità", el equivalente a nuestra selectividad. Ahora, en Madrid, los profes tenemos la oportunidad de hacer un curso sobre el arte de debatir, a ver si se va rompiendo el hielo. Un abrazo. Carmine.
ResponderEliminarEso es un problema que comienza antes mucho antes, hacia la primera vez que se pone un chupete para dejar de oírte.
ResponderEliminarBesos.
Son tiempos de despotismo ilustrado, espero que las autoridades gubernamentales en su facción académica no lean tu comentario y decidan dada la necesidad de la oralidad(?)-por cierto, los mejores oradores están en las tómbolas y no en los juzgados- a obligar hablar en público a aquellos que no quieren hacerlo. En esta constante eliminación de derechos individuales a la que estamos asistiendo ante la diferencia de las gentes, solo faltaría que nos privaran del derecho a la timidez y al silencio.
ResponderEliminarYo siempre fui de los que prefieren no hablar en público. Jamás levantaba la mano para hablar o salía voluntaria a la pizarra a hacer algo, aunque lo supiera, excepto en las clases de inglés, donde yo me movía como pez en el agua y me sentía muy segura.
ResponderEliminarDe hecho, me suspendieron una evaluación de mates en 2º de BUP por negarme a salir a la pizarra...
Debo decir que sigo lo mismo, aunque no haya pizarras en mi vida... No progreso adecuadamente, profe ;-(
Un beso y buen finde
Si se tiene algo q decir, se dice, aunq sea en público. El miércoles pasado estuve en una conferencia de Enrique Rojas, muy intresante. Al terminar, se abrió un turno de preguntas. Yo esperaba q alguien hiciera una puntualización sobre uno de los temas q se tocaron (q me dejó algo escamada) Como pasaba el tiempo y nadie lo decía, levanté la mano, pillé el micro y pregunté yo. Los primeros instantes de pensar "lo digo" me dieron un poco de cosilla, pero la supero por no quedarme con la duda. Yo es q soy muy curiosa ;)
ResponderEliminarBesicos en voz alta.
Yo defiendo la timidez por encima de la extraversión. La extraversión está demasiado valorada, sobre todo en nuestro país, estigmatizados como hemos estado demasiados años de censura y contención.
ResponderEliminarEn España, el miedo al ridículo es algo casi sociológico. Es culpa de ese ostracismo que vivimos, cerrados en nuestra propia concha. Tampoco ayudaron los países vecinos, que se encargaron de etiquetarnos con la famosa frase "África empieza en los Pirineos" alimentando así el complejo endémico de unos ciudadanos que no habían podido ventilar sus limitaciones y compararlas con el resto.
Me parecía que los jóvenes de hoy (si se habla de jóvenes) habían superado ese complejo. Pero si no lo han hecho, habrá que darles más tiempo. No olvidemos que todavía muchos padres de esos hijos estudiantes de hoy, son herederos de demasiadas mordazas, que si bien ya no existen; han quedado para siempre ancladas en el cerebro de tantos acomplejados y censurados. Prefiero pensar eso, que acusarlos de desinterés. Si el estímulo es el adecuado, el desinterés tiene que desaparecer.
Hablar en público es una opción que no siempre ni a todo el mundo le resulta sencilla. Creo como alguno de los comentaristas, que es algo que no se debe forzar.
ResponderEliminarEn esto, como en todo, existen las preferencias y ante todo la capacidad o la habilidad que se tenga para ello. Pasa como con las matemáticas o cualquier otra materia, hay a quien le gustan y se le dan bien y quien a duras penas llega al aprobado...
Lo verdaderamente importante es tener la posibilidad de poder manifestarse con libertad. En todo caso nunca está demás propiciar e intentar perfeccionar a los alumnos en ese sentido, pero sin forzar. Y lo dice una, a la que se esperaba (si llegaba tarde) para empezar cualquier debate... jeje! Aunque con el tiempo he aprendido que, uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras...
Y en otro orden de cosas, muchas gracias por tu interés Luis A. ando liada con temas laborales y cuando eso ocurre, siempre sacrifico los comentarios y las entradas propias. Prefiero leeros.
Por cierto, esa entrada de Lisístrata (en tu línea provocadora de género) será comentada por esta menda en cualquier momento. En cuantito disponga de algo más de tiempo, jeje!
Un abrazo.
A levantar la mano, en las aulas, se aprende... es una cuestión de estímulos, respuestas... y abreviando: aprendizaje.
ResponderEliminarCuando uno se plantea el silencio como opción es porque anda ensimismado con el tema tratado o porque ya descubrió que calladito está más guapo...
Ojo, que el desinterés y los oídos cerrados también pueden andar por ahí...
Tocas hoy un tema suculento, Luis, y bastante complejo, pues pone también en tela de juicio el sinfín de carácteres de estudiantes y profesores. Similar a un agujero sin fondo... con tantas interpretaciones como quieras ver.
Te dejo un beso!!!
Es un tema interesantísimo. En mi caso, como profesora de inglés, los alumnos deben mantener una actitud eminentemente activa, y rápidamente te das cuenta de quién se encuentra como pez en el agua y quién no. Hay que ponerse en su pellejo y si es posible en sus nervios. La cuestión es que con los más pequeños 1º y 2º ESO la participación en clase es alta y demandada pero llega una edad en que todo cambia, ya en 4º la cosa es bastante diferente. En bachillerato lo aceptan pero muchos lo pasan mal.
ResponderEliminarCuendo se trata de exposiciones orales les hago trabajar en grupo y repartir entre todos la exposición. Les cuesta pero siempre intento echarles una mano y estar con sus compañeros también les ayuda.
Esto respecto a los alumnos, pero ¿y los profes? Nos pasamos la vida dando clases en publico y cuando se trata de algo externo a nuestro trtabajo nos pasa a muchos igual que a los niños.
Me remito a mi curso de este verano. Desde el primer día nos dijeron que el último día sería una exposición basada en un trabajo ante los dos grupos de profesores que allí estábamos, además seríamos valorados en no sé cuántas cosas. La primera semana sin problema, porque no nos lo creíamos pero la segunda estábamos la inmensa mayoría de los nervios, sin dormir prácticamente, era para vernos.
No era lo mismo intervenir en nuestras propias clases, lo hacíamos todos los días, que ante un auditorio mayor. No se libró ni Dios, uno por uno fuimos saliendo y lo hicimos con más o menos nervios pero lo hicimos. La experiencia es positiva.
Yo creo que no se enseña a hablar en público, se prima la clase magistral donde el profe suelta el rollo sin que se cuestione lo que dice, trabajar de otra manera significa un planteamiento diferente y más curro. Sin embargo es importante porque hay circunstancias en las que no te queda más remedio y no hacerlo significa perder oportunidades.
Luis Antonio, me parece un tema muy interesante.
Ya tenía ganas de venir por aquí, te mando muchos besos.
A P Vázquez "ORIENTADOR":
ResponderEliminarSi todo lo que se explica fuese escuchado... En general, el profesor interpela a los alumnos para que participen. A lo mejor no sabe motivarlos...Creo.
Al Doctorvitamorte:
Ese temor es el causante más evidente de esas inhibiciones. Tampoco se pretende que sean oradores, simplemente que pregunten, opinen y participen.
A Groucho:
La única ventaja de estar callado es la de no meter la pata...Tampoco son ideales los alumnos que no saben callar cuando procede, claro.
Mucha salud para tus articulaciones, Groucho
A Fernando Manero:
Yo aplaudo al profesor que estimula y propicia la participación de los alumnos. Hablar y saber escuchar son acciones importantes que deben asumirse por todos. Sólo asi hay comunicación.
Tema crucial estancado. Y es una lástima...
Un abrazo
A Cristal:
El problema se agudiza en la Secundaria, en el Bachillerato y persiste en la Universidad. En Primaria, el sentimient
El problema de hablar en público creo que viene dado por la manera de ser de las personas. El afán de notoriedad implícito es el alma de esta actitud. Yo, que nunca he tenido este afán, sino todo lo contrario, callo. Sólo hablo si no tengo más remedio. Me gusta más escuchar. Puede que sea prudencia, o timidez, o que como dice la canción: que aquello que voy a decir no es más bello que el silencio.
ResponderEliminarUn abrazo.
A Sirena Varada:
ResponderEliminarDe tu sugerencia, como ves, me quedo con los puntos suspensivos que también dan “cabida a otras posibilidades”...
Las dudas hay que aclararlas sin temor. A veces, el que pregunta hace un favor a los que no se atreven a hacerlo. Las clases magistrales, si realmente lo son, merecen toda la atención del mundo, pero también fomentan la pasividad del oyente
Besos, Sirena
Pirata de los Mil Mares:
Timidez y miedo al ridículo son las causas del silencio de muchos. Sin duda
Tesa:
Tienes razón, pero creo que hay que intentar superar esos impedimentos. De decir tonterías se arrepiente uno, pero de callar sistemáticamente, también.
Sujari Bejarive:
Interesante experiencia la que nos cuentas. Me alegra que seas optimista y esperemos que todo ese proceso vaya a más y sirva para facilitar el diálogo cívico
Carmine:
Cuánto tiempo sin saber de ti. Ya imagino lo ocupadísima que debes estar. Seguramente que la falta de exámenes orales tiene bastante que ver con esta pasividad participativa.
Un abrazo, Carmine
Athena:
Pero se puede superar, ¿no? Porque el chupete tiene los días contados...
Besos
AL DR. KRAPP:
ResponderEliminarTengo la impresión de que tú no ejerces el derecho a la timidez... Las muestras que los medios nos ofrecen del nivel oral del mundo de la judicatura no contribuyen en absoluto a confiar en ella...
A NOVICIA DALILA:
Me cuesta creerte Novicia. Das la sensación de comunicarte con mucho desparpajo. Y por escrito, eres una aventajada, además de simpática.
Otro beso con los mejores deseos para este finde
A SARA:
El afán de curiosidad o de saber, que es lo mismo, ayudan a vencer prejuicios.
Besicos orales...
A ATALAYA:
No creo que la razón de no participar más tenga que ver con las mordazas. Al menos, hoy. Lo que sí puede tener raíces genéticas es la timidez o el pánico a hacer el ridículo.
A CRISTALOOK:
No me sorprende nada que fueras animadora de los debates. Se te dan muy bien. Hasta te atreves a defender a Israel en su confrontación con Palestina...(esto también es una provocación, pero llena de cariño, ¿eh?
Me alegro que las razones de tu ausencia sean esas y no otras...
Estoy seguro que Lisístrata te inspirará mucho y bueno. Casi ya comienzo a temblar..
Otro abrazo
A BORRAESO:
ResponderEliminarSin duda que es un tema complejo, pero la inhibición a la que hago referencia, sin ser exclusiva nuestra, está más acusada en nuestros centros docentes que en otros. Trabajé de lector de español en la Universidad de Niza durante unos meses y allí había que ejercer el papel de moderador con carácter. En general, los alumnos de español se disputaban el turno de palabra con auténtica pasión.
Te dejo más besos
A ANGIE:
En las clases de Inglés, el factor conocimiento de la lengua debe influir mucho. Pero, el factor edad lo desmiente. En la adolescencia, la inhibición de la que hablamos es más patente. A todos, fuera de nuestro terreno, nos cuesta más. Las clases magistrales, tan frecuentes en nuestra Universidad, no ayudan a provocar la participación oral. A muchos profesores les dan miedo las preguntas y apenas conceden tiempo para plantearlas.
Bienvenida, Angie. Te echábamos de menos
A MIGUEL:
Supongo que tienes razón, pero en mi caso el deseo de superar la timidez ha sido la fuerza que me ha motivado a participar más, sin llegar a ser “plasta”, claro.
Otro abrazo
Muy interesantes comentarios, Luis.
ResponderEliminarCoincido con todos en el aspecto que cada uno a abordado.
Esta reticencia a hablar en público no es privativa de los adolescentes, creo yo que se hace más notoria en esta etapa porque todos conocemos las inseguridades que la misma trae.
Creo también que esto debe ser trabajado desde el nacimiento de un niño por la propia familia. Si una familia, por ejemplo, se sienta frente a un televisor, cada uno en su mundo sin dialogar ya estamos poniendo el chupete electrónico. Diferente es comentar nuestro parecer sobre lo que vemos, motivar a los niños para que expresen el suyo fundamentándolo...o si acostumbramos a contar lo que nos ha pasado en el día, opinando y solicitando opinión aunque se trate de un tema en apariencia intrascendente, todo cambia, no es la importancia del tema sino la actitud.
Es frecuente ver a adultos que cuando un niño les requiere escucha, les dicen ahora no puedo, después hablamos y a sus preguntas responden con monosílabos...
Luego la escuela debe sistematizar la enseñanza del lenguaje oral, que figura en todas las currículas pero en la realidad se pasa bastante por alto. Los profesores deben motivar sin intimidar, respetar y hacer respetar las opiniones, propiciar el debate y hacer notar el valor enriquecedor de las diferencias.
No creo que siempre sea falta de interés, muchas veces es un salto demasiado grande para alguien a quien nunca se le brindaron las herramientas...
Besos sonrientes...
A MARACUYÁ:
ResponderEliminarAñades elementos nuevos que enriquecen el tema. Demuestras ser muy observadora, además de excelente pedagoga.
Como bien dices, aunque con otras palabras, si en la casa no se habla apenas, ¿cómo se va a hacer ante otro público más distante?
Besos parlanchines
Nada más lejos de mi intención que reabrir tan penoso debate. Con una vez basta. Y ya dejé clara mi opinión al respecto. Yo, como cualquiera, tengo derecho a una opinión libre. Aunque no guste.
ResponderEliminarYa dije en ese post, sólo comenzarlo, que sabía que me iba a llover y mucho. No me pasan desapercibidas las tendencias mediáticas, tan "creadoras" de opinión. Sabía además que me iba a crear antipatías y que aunque algun@s no lo mostrasen abiertamente en mi blog, en otros iba a ser criticada muy duramente, como así fue...
Algo que por otra parte, asumo con toda la tranquilidad del mundo.
El que me reprueben,nunca ha sido óbice para que cuando lo considero necesario, oportuno o simplemente me apetece, deje de decir lo que pienso.
Y hoy no me iré sin decirte lo siguiente:
Detecto en tu respuesta a mi comentario, como un cierto... entre el miedo y el asombro, de que haya alguien que se atreva a pensar distinto a lo que dictan los medios o el "actual" pensamiento políticamente correcto.
Alguno de tus comentaristas a esta entrada apunta la idea de que los hay que hablan por no estar callados y que en el fondo no es más que una forma de "epatar" o llamar la atención. Bueno, pues te juro por mis tres hijos (que es lo que más quiero en este mundo) que nunca ha sido esa mi intención, de verdad. Es tan solo, que hay veces, sin importar de que asunto se trate, que no puedo permanecer en silencio... mi hígado y mis entrañas no me lo permiten... Y aún a sabiendas de que calladita estoy más guapa y de que me evitaría criticas desaforadas y un montón de problemas, me resulta imposible quedarme al margen... Desde niña.
Hace un año, cuando los terribles sucesos de Gaza, no se trataba de defender más a unos que a otros... pero si de decir que no existen muertos de "calidad". Y aunque las bajas en el lado de los israelíes sean inferiores, también las hay y para los padres, hermanos, esposas etc… que pierden a alguien cercano, no son una anécdota amigo mío, representan la misma tragedia que en el bando contrario. Y tienen, como mínimo, el mismo derecho a que se les "cuente" y se hable de ellos y su dolor. Claro, que hay quien vende su dolor a los medios y quien no... No diré que es cuestión de culturas... (que la lío de nuevo) pero sí diré que es cuestión de sensibilidades
ResponderEliminarSobre esto podríamos hablar largo y tendido, pero no es ni el momento ni el lugar, ni me apetece lo más mínimo.
Y también que los palestinos, no sólo tiran piedras, sino cohetes... y con la misma intención de matar que tiene el armamento judío.
Y sin que ello justifique ningún abuso de poder, me pregunto: ¿Alguien cree que si los palestinos tuviesen los medios de los judíos habría menos muertos de los que hay? Yo sinceramente creo que no. Lo que no creo es que los israelíes permitiesen que "sus bajas" fuesen tratadas de la misma forma mediáticamente.
En ese conflicto envenenado no hay buenos Luis A. Ni en ninguna guerra. Pero entonces me pareció oportuno y que tampoco estaría demás, dar otra versión de la misma cosa, porque en ese momento y en muchos otros... parece que sólo hubiese una versión. Y al final, como de costumbre y casi desde que el mundo es mundo, los Judíos siempre son los villanos de la historia... y me jode! que siempre se carguen las iras y el odio en la misma dirección. Dime rara.
Los palestinos tienen todo el derecho del mundo a vivir en paz y en su tierra pero los judíos también. ¿O no? Y más tarde o más pronto ambos bandos tendrán que ceder y a la vez para poder conseguirlo. No les queda otra.
Pufff, me atrevo a dejarte este comentario en la confianza de que ya nadie paseará por esta entrada, y porque al igual que tú a mí, yo también te aprecio amigo. Y si lo que buscabas era provocarme, pues mira ya ves que no estaba difícil... aunque lo dicho sea un 0,001% de lo que pienso al respecto. Sigo ese conflicto desde el 67... y muy de cerca.
Y nada más, porque si no, no acabaría nunca este comentario.
Un abrazo y juro en arameo y por quien tú quieras que no espero contestación al mismo.
Me comunico bien, Luis (lo intento al menos) pero no subida a un estrado físico con montones de ojos puestos en mí. Detrás de la pantalla es otra cosa ;-)
ResponderEliminarUn beso
A CRISTALO00K:
ResponderEliminarTe pido disculpas por haber mentado ese tema del que ya tuvimos oportunidad de constrastar nuestros puntos de vista.
Te confesaré que mi convicción de lo que pienso a tal respecto tiene los fundamentos de barro y está a años luz de la seguridad con que tú te expresas, defendiendo la posición contraria.
Un fuerte abrazo, Cristal00k
No me hubiese gustado nada perdérmelo... ;)
ResponderEliminarUn montón de besos... Ale!!!
A BORRAESO:
ResponderEliminarOtros tantos besos para ti, sin entrar en debate. !Ale¡