Dicen que Miguel de Unamuno dijo que una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad. No tengo la menor duda, los que no aspiran a nada acostumbran a ser muy infelices. Cuando aspiramos a algo con ilusión, soñamos con su logro y ponemos los medios para alcanzarlo se consigue un estado emocional tan gratificante que bien pudiera considerarse felicidad. Por el contrario, cuando ese deseo se ha hecho realidad, la sensación que provoca es considerablemente menos placentera que la imaginada o soñada. Podría poner infinidad de ejemplos de experiencias personales que fundamentan esta convicción. Cosas materiales fuera del alcance de la mano, proyectos estimulantes y hasta afectos anhelados pierden encanto cuando son conseguidos tras pocos o muchos esfuerzos. Por eso comparto, en gran medida, la frase atribuida a Eduard Punset: “La felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad”.
P.D.- No sé, en esta ocasión, si contestaré o no a los hipotéticos comentarios que pueda deparar esta entrada porque, la verdad sea dicha, no tengo las ideas muy claras sobre este asunto...
¿Quién puede tener las ideas claras ante un concepto tan dificil de definir y, sobre todo, de poseer sin riesgo de que se debilite o desaparezca?. No entiendo la definición de Punset, tan lúcido habitualmente. Por aportar algo al tema, yo me acogería a la definición de Milan Kundera, el novelista checo, que en una de sus obras afirma "que la felicidad es la ausencia de necesidad". Y algo de razón tiene. Porque, ¿cómo ser feliz ante la insatisfacción permanente que motiva la ansiedad de tener lo que no se tiene ni se puede llegar a tener?. De ahi que nuestras sociedades, llevadas por la avidez, tiendan a ser infelices, porque jamás se conseguirá todo lo que se pretende. Tampoco se trata de identificar la felicidad con el conformismo. Bastaría con fijarse objetivos alcanzables, de modo que, una vez logrados, provoquen la felicidad de disfrutar de ellos, sin pretender sustituirlos por otros más ambiciosos, quizá innecesarios, que nos llevarían a ser más infelices. ¿NO te parece?. Un abrazo
ResponderEliminarEn la sala de espera la felicidad es pura ficción. Y al poco tiempo recibe el nombre propio de frustración.
ResponderEliminarSólo cuando se traspasa el umbral y se tiene el coraje de permanecer al otro lado de la puerta, acontece el instante feliz.
Palabra grande, esta de la felicidad. Por razones que no vienen al caso, en estos temas creo en más en las respuestas que nos llegan de oriente, sobre todo por lo que tienen de vividas desde la experiencia en esos países.Coinciden en cierto modo con las palabras de Kundera y en el budismo tibetano, que es más filosofía y psicología que otra cosa, se trabaja un concepto que es el del contentamiento, que es lo opuesto a la sala de espera. Es dificil en cualquier caso, teorizar sobre este asunto, pero estoy convencido de que algunas sociedades orientales, siendo menos prósperas y más oprimidas, son mucho más "felices" que esta sociedad occidental en la que vivimos llena de crispación, prisas, cabreos y frustraciones
ResponderEliminarLa felicidad...un bluf como una pompa de jabón...
ResponderEliminarBesos
Por poner un ejemplo, Luis:
ResponderEliminarAtrévete a decir que sólo disfrutaste con los preparativos de ese todavía cercano viaje a Argentina...
Atrévete, si puedes, a decir que no tocaste, que no chorreaste felicidad estando allí...
Te reto a apagar sonrisas cada vez que vives y recuerdas situaciones y vivencias... No podrás, te lo aseguro!!!
Ay, ay, ay... me parece que te estás liando!!!
Mis achuchones felices para ti...
P.D.:Poca tristeza, las 7 copas llegarán otro año, que ahí sí que vale la pena quedarse en la sala de espera, que todo llegará...
Felicidad. Un sentimiento tan difícil de definir, como todos los sentimientos…tampoco serviría encerrarlo en palabras. Es seguro que cada uno lo vive de manera diferente. Lo que vaya a decir aquí se refiere sólo a los afectos, pues nunca me plantee un logro material como promesa de felicidad, quizás sí de tranquilidad, pero eso no es felicidad.
ResponderEliminarEs muy cierto que La felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad…pero el logro puede traernos un disfrute que supere las expectativas, quizás no siempre, pero afortunadamente muchas veces para mí. Lamento que tus experiencias personales te hayan llevado a esa convicción. Creo que si yo creyera que mis sueños e ilusiones perderán encanto al concretarse, ya hubiera perdido las ganas de tenerlos…y si pienso que no es así, es porque muchas, pero muchas experiencias personales me dicen lo contrario. Y porque muchas, pero muchas veces hemos salido de la sala de espera, la felicidad y yo, tomadas del brazo...y hasta subidas a un tranvía.
Holita Borraeso. Te saludo desde la ventanilla.
Besos encantados, Luis.
Esperar la felicidad, quizás esperar a Dios ¿y por que no? incluso podemos esperar a Godot. Por cierto, no le vendría mal leer al señor Punset leer o ver representada tan magnífica obra.
ResponderEliminarLa gran falacia de la espera, en su vertiente civil y metafísica, es el ansiolítico más barato y más universal para tener a la humanidad entontecida y contenta con su suerte...a la espera...de la nada,
ACLARACIÓN DE URGENCIA A MIS ESTIMADOS COMENTARISTAS:
ResponderEliminarVuestros sensatos y sabios comentarios me han hecho ver la evidente irreflexión de esta entrada. La explicación, que no justificación, es la siguiente: la frase de Eduard Punset (“La felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad”) me cautivó y me vinieron a la memoria algunas experiencias que pudieran servirle de apoyo argumental. Durante mi infancia y parte de mi adolescencia, épocas harto lejanas, acostumbraba a desear y a ilusionarme de forma tan desmesurada que cuando algunos “sueños” se convertían en realidades, éstas quedaba distantes de lo imaginado. Pondré el ejemplo más sencillo: durante años deseé tener un patín de tres ruedas y cuando llegaba la época de los Reyes Magos me quedaba embelesado contemplándolo en el escaparate. Finalmente llegó el anhelado patín a mis manos y el consiguiente desencanto: el placer que había imaginado me depararía tal juguete era superior al que me produjo la posesión real.
Otra aclaración, más que “felicidad”, quizás debería haber dicho “placer”, “bienestar”...
Sin duda, y desde hace mucho tiempo, he podido verificar que la realidad supera con creces a la fantasía. Por eso, la vida tiene tanto sentido a pesar de los pesares... Recientemente he podido verificarlo una vez más. A manera de síntesis diré que buscar la felicidad y el placer está muy bien y supone tener esperanza, pero conseguirlo es el “novamás...”
Se busca: felicidad.
ResponderEliminarLa felicidad son momentos que van y vienen, lo que entendemos por ella con el paso del tiempo va cambiando. Supongo que somos conscientes de su existencia porque podemos comparar esos momentos dichosos con los de frustración.
Besitos, querido Luis.
A mí no me parece tan mal esa frase de Punset. Al final, es una sentencia subjetiva, como casi todas. Sí creo que la felicidad puede ser un estado de espera, simplemente porque todos hemos oído hablar de ella, pero pocos pueden demostrarla a los demás. Verbalizarla sí, ¿pero eso qué es? poca cosa, la verdad.
ResponderEliminarLa felicidad de Juan no es la misma que la de Pedro y ambos tienen lo mismo, o sea, lo de siempre; trabajo, profesión, familia, dinero suficiente, ocio... Y sin embargo no se sienten igual. ¿Cómo no entender que el que no se sienta satisfecho piense que tiene derecho y debe esperar lo que "siente" -no lo que tiene, que eso ya hemos dicho que es lo mismo- el otro?
A Pedro le asombra la felicidad de Juan y no la entiende. Piensa que teniendo lo mismo, ambos no lo valoran igual. De ahí la sabiduría popular, que reza que lo importante no es buscar algo que te guste, sino que lo que ya tienes, te guste.
¿Y eso cómo se hace? Algunos dirán que con conformismo, otros con disciplina, otros con actitudes positivas... y bla, bla, bla. Consejos, consejos y más consejos, que al final no sirven para nada, porque "sentir" -y la felicidad es un sentimiento-es algo que no se puede aprender.
La valoración de si la vida vale o no la pena, es un tema demasiado antiguo. Nunca se puede generalizar.
Los intensos dirán que prefieren tres días de fuego y desaparecer antes de acabar marchitándose luego por la vida rememorando pasados y no se cuidarán nada, ya que la intensidad nunca es amiga de la salud y el juicio.
Los tibios y los pragmáticos siempre se dirán que cada etapa tiene su encanto. Y buscarán objetivos permanentemente, adaptándolos a sus edades y capacidades. Si ya no pueden hacer esto, harán esto otro... Y así hasta el infinito.
Y luego están los contables, los que a pesar de que siempre les vengan maldadas, si en su balance final encuentran un saldo que les convenza, considerarán que el negocio les ha salido rentable.
En cuanto a las decepciones por objetivos conseguidos, es algo muy corriente, porque en el anhelo hay necesariamente una gran dosis de idealización y luego la realidad siempre rebaja ese ideal. Pero sólo lo rebaja, no lo anula.
hummm! pues no sé yo Luis A. Depende de lo que entendamos por felicidad. Concepto ambiguo y aleatorio culturalmente en grado sumo, donde los haya.
ResponderEliminarLo que en algunas culturas, puede representar tocar el cielo en otras puede resultar algo banal, e incluso incomprensible.
Y también dependerá de las metas personales de cada uno. Si es que realmente hay metas... yo personalmente creo que la felicidad está en esos inesperados y fortuitos momentos de nuestra travesía hacia ninguna parte.
Al fin y al cabo, cada día se muere un poquito ¿verdad?. Pero, esto, como todo en este mundo está dicho dentro de la subjetividad no obviable que nos concierne a todos.
Un abrazo Luis Antonio.
Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una. Voltaire
ResponderEliminarVoltaire y yo opinamos lo mismo en esto de la felicidad.
La felicidad es ¡tan efímera!, pero existe. De ahí, que cuando la sientes, se debe saborear con todos los sentidos, que mañana será otro día.
ResponderEliminarUn abrazo
A TODOS:
ResponderEliminarGracias por vuestsros comentarios. El tema se las trae...
Eduard Punset que me inspiro la entrada en los términos expuestos también se contradice. En su entrada de ayer expresa un concepto también digno de análisis: " SER FELIZ ES DESEAR MENOS"...
Como bien decís algunos, lo mejor es no intentar definir qué es eso de la felicidad
LA FELICIDA ESTA EN UNO MISMO,PUES TODO DEPENDE DE COMO VIVAS LAS COSAS.
ResponderEliminarNO PUEDES BUSCAR LA FELICIDAD FUERA,MIRA TU INTERIOR,CUANDO TE SIENTAS BIEN Y TE QUIERAS PODRAS SER FELIZ Y LOS DEMAS LO NOTARAN.
A CRIS:
ResponderEliminarTomo nota de tus recomendaciones y agradezco tu visita.
Un cordial saludo, Cris