Baños de Antonino sobre los restos de Cartago
El turista nostálgico, como es mi caso, aun a sabiendas de que las “huellas” de la cultura cartaginense son prácticamente inexistentes, se sorprende pesaroso cuando comprueba por sí mismo la rotunda escasez, por no decir muestra testimonial o nimiedad, de las mismas. Afortunadamente, Túnez posee otras poderosas razones para ser visitado, pero el que polarice su atención en los restos de la cultura cartaginense sólo encontrará múltiples legajos de la historia de su existencia marcada por el odio hacia Roma y las míticas guerras púnicas que mantuvieron incesantemente y algunas piedras recicladas para menesteres que dieran gloria a sus verdugos: romanos y árabes.
“Delenda est Cartago” (“Cartago debe ser destruida”). Catón solía terminar todos sus discursos con estra frase allá por el año 150 a.C. No se trataba de vencerla. Se trataba de destruirla, de arrasarla, de borrarla de la faz de la Tierra para siempre, sus piedras, sus ciudadanos, e incluso su recuerdo debía desaparecer. Y el punto de vista de Catón era suscrito por buena parte de los romanos. Roma odiaba a Cartago. Pero Cartago también odiaba a Roma como jamás en toda la Historia dos naciones se han odiado. Los ciudadanos de ambas urbes, dueñas ambas de extensos territorios más allá de sus muros, creían firmemente que merecía la pena que su ciudad se hundiera en el infierno si conseguía arrastrar a la otra con ellos. No había rivalidad o enemistad. Había un odio irracional cuyos ecos aún nos llegan nítidos tras más de 2000 años.
“Delenda est Cartago” (“Cartago debe ser destruida”). Catón solía terminar todos sus discursos con estra frase allá por el año 150 a.C. No se trataba de vencerla. Se trataba de destruirla, de arrasarla, de borrarla de la faz de la Tierra para siempre, sus piedras, sus ciudadanos, e incluso su recuerdo debía desaparecer. Y el punto de vista de Catón era suscrito por buena parte de los romanos. Roma odiaba a Cartago. Pero Cartago también odiaba a Roma como jamás en toda la Historia dos naciones se han odiado. Los ciudadanos de ambas urbes, dueñas ambas de extensos territorios más allá de sus muros, creían firmemente que merecía la pena que su ciudad se hundiera en el infierno si conseguía arrastrar a la otra con ellos. No había rivalidad o enemistad. Había un odio irracional cuyos ecos aún nos llegan nítidos tras más de 2000 años.
Palació presidencial junto a las ruinas de Cartago
Mezquita de Kairouán
Catón no vivió para verlo, pero Cartago, capital de la nación púnica, fue arrasada con una minuciosidad tal que los arqueólogos sólo han conseguido encontrar pequeños restos de lo que antaño fuera la mayor y más rica ciudad del Mediterráneo. Los magníficos edificios fueron primero incendiados, luego demolidos y para finalizar la tarea sus cimientos fueron arrancados. Habían sido necesarias tres guerras púnicas para que Roma pudiera vencer a Cartago y sobre sus restos empezara a construir una nueva ciudad para el imperio.
Cártago, convertido en un páramo por los romanos, fue sembrado con sal para que nada volviera a crecer allí y cualquier resto de la esplendorosa cultura cartaginesa fue perseguido y exterminado. Incluso quisieron borrarla del Libro de la Historia...
"A fuego había sido creada... A fuego fue destruida"
Trascurrieron ochocientos años desde la primera destrucción de Cartago hasta que los árabes, luego de varias batallas contra los bizantinos, echaran abajo la vastísima ciudad. Una vez más Cartago fue brutalmente demolida, pero esta vez los árabes no usaron la tierra de la disputa sino sólo las piedras, para fundar, unos kilómetros hacia el sur, la nueva ciudad de Túnez y para erigir la majestuosa mezquita de Kairouán, el cuarto sitio de peregrinaje más importante del Islam
Cártago, convertido en un páramo por los romanos, fue sembrado con sal para que nada volviera a crecer allí y cualquier resto de la esplendorosa cultura cartaginesa fue perseguido y exterminado. Incluso quisieron borrarla del Libro de la Historia...
"A fuego había sido creada... A fuego fue destruida"
Trascurrieron ochocientos años desde la primera destrucción de Cartago hasta que los árabes, luego de varias batallas contra los bizantinos, echaran abajo la vastísima ciudad. Una vez más Cartago fue brutalmente demolida, pero esta vez los árabes no usaron la tierra de la disputa sino sólo las piedras, para fundar, unos kilómetros hacia el sur, la nueva ciudad de Túnez y para erigir la majestuosa mezquita de Kairouán, el cuarto sitio de peregrinaje más importante del Islam
Mezquita de Kairouán
Pero ya no hay que temer al poder romano, porque en 1985, luego de 1200 años sin guerras, los alcaldes de Roma y Túnez firmaron el simbólico decreto que puso oficialmente fin a la rivalidad. Me pregunto por el origen genético y racial del alcalde de Túnez...
Hoy el pasado romano es claramente visible en los Baños de Antonino o las cisternas romanas y las ruinas de casas púnicas han aparecido en los alrededores de la Catedral de San Luis, mientras el presente de Cartago son modernas mansiones de la clase pudiente tunecina, rodeadas de vegetación con vistas al mar y el palacio presidencial vedado a los fotógrafos, aunque alguno puede disparar su cámara digital de forma furtiva y precipitada.
BIBLIOGRAFÍA:
Hoy el pasado romano es claramente visible en los Baños de Antonino o las cisternas romanas y las ruinas de casas púnicas han aparecido en los alrededores de la Catedral de San Luis, mientras el presente de Cartago son modernas mansiones de la clase pudiente tunecina, rodeadas de vegetación con vistas al mar y el palacio presidencial vedado a los fotógrafos, aunque alguno puede disparar su cámara digital de forma furtiva y precipitada.
BIBLIOGRAFÍA:
Goldsworthy, A. (2002) Las guerras púnicas. Barcelona: Ariel.
Gracia Alonso, F. (2006) Roma, Cartago, Íberos y Celtíberos. Barcelona: Ariel.
Mira Guardiola, M.A. (2000) Cartago contra Roma. Las guerras púnicas. Madrid: Aldebarán Ediciones
José I. Lago, CARTHAGO
Gracia Alonso, F. (2006) Roma, Cartago, Íberos y Celtíberos. Barcelona: Ariel.
Mira Guardiola, M.A. (2000) Cartago contra Roma. Las guerras púnicas. Madrid: Aldebarán Ediciones
José I. Lago, CARTHAGO
Admirable texto.
ResponderEliminarMis felicitaciones como amante irredento de la historia y sus atrocidades.
AL DR. KRAPP.
ResponderEliminarQuiero hacer constar que gran parte del texto obedece a la consulta de bibliografía sobre las Guerras Púnicas que no había vuelto a repasar desde aquella ya lejana etapa escolar en la que sufría, más que por los combatientes de uno y otro lado, por los elefantes...
Pero emotivamente me siento más solidario con los cartagineses y creo que los romanos se pasaron un "pelín". ¿no? No sé qué habria pasado si la balanza se hubiese inclinado hacia el otro lado...
Pues que ahora todos tendríamos cara de murcianos, con todos mis respetos para aquel vergel de estíos sofocantes.
ResponderEliminarAL DR. KRAPP:
ResponderEliminar¿Murcianos o marcianos?
Realmente, yo como siempre me ocurre en todas estas historias de guerras, me pongo del lado de los que estaban en medio, es decir todos aquellos a los que las guerras púnicas les pillo enmedio.
ResponderEliminarEn cuanto a lo del odio irredento romano-cartagines, no se me recuerda algunas otras historias mas recientes.
De todas formas me alegro por usted, D. Luis, de su baño por la historia.
Viajar despierta mucho la curiosidad. ¡Qué historias! ¿De verdad sufrías mucho por los elefantes?
ResponderEliminarA TUMULARIO:
ResponderEliminarTe ruego que no me trates de Vd. o me obligarás a hacer lo propio contigo. Ya es la segunda vez que te hago esta petición. Sé que no añade ni quita respeto y confianza, pero no acaba de gustarme.
Un cordial saludo, Tumu
A ANGIE:
Viajar amplia la mente, te hace sentir más cosmopolita y relativizar todo eso del patriotismo y tal...
De niño sufría por los elefantes de Aníbal, sobre todo, cuando cruzaron los Alpes en pleno invierno. Eso recuerdo, pero ya sabes que con el tiempo los recuerdos se literaturizan un poco...al menos en mi caso
To te mando besos, aunque tú no lo hagas, Angie
¿Cuando te vas a la Gran Bretaña?
Luis, como ya explique otra vez lo del trato son venas que ne dan de vez en cuando, así que no le hagas mucho caso, como bien dices el respeto es el mismo en cualquier caso.
ResponderEliminarUn abrazo desde el túmulo
A TUMULARIO:
ResponderEliminarDe acuerdo. Procuraré no volver a insistir. Otro abrazo
A sus órdenes, besos lo primero.A la Gran Bretaña me voy la primera quincena de agosto pero supongo que allí podré seguir leyendo blogs.
ResponderEliminarLa última semana de julio me voy a la playa, tengo mucho mono, pero mucho mucho. Estoy madrugando mucho también y eso se me da muy mal, y atravieso Madrid de punta a punta, es horrible.
Te envío muchos besos, pero muchos muchos. Hoy todo es mucho, hasta el cansancio.
Es increíble que los seres humanos sean capaces de construir la ciudad más poderosa de la Tierra, y también poseer la brutalidad de destruirla con fiereza.
ResponderEliminarMuy interesante tu crónica.
Un beso grande.
A ANGIE:
ResponderEliminarHoy estás de una generosidad desbordante. Repites incansable la palabra "MUCHO"...Espero y deseo que el verano de depare "MUCHO" y "BUENO"...
Besos...muchos
A MARACUYÁ:
Supongo que no hay guerras buenas, pero el odio que caracterizó a estos pueblos es singular.
Muchos besos, Su
Luis Antonio, excelente tu narración. Sentí como que yo mismo caminaba ,observaba, sentía y olía el paisaje que describes.
ResponderEliminarEstoy totalmente en contra de cualquier tipo de violencia, no comprendo como una cultura avasalla y destruye a otra.
Gracias por tu visita y los buenos deseos en mi blog.
Saludos desde Argentina.
A RICHARD:
ResponderEliminarVeo que ya estás hecho un profesional de la bitácora. También agradezco tu presencia en esta casita.
Un abrazo desde la ciudad condal
Yo sólo pasaba por aquí... y me he encontrado con tu blog.
ResponderEliminarExcelente redacción y excelentes contenidos. Me ha "enganchado".
Enhorabuena. Formalmente, es una delicia encontrar alguien que todavía escriba respetando la otografía y los signos de puntuación. Conceptualmente, la manera de exponer los temas no deja indiferente al lector. En concreto, tu relato de Cartago va más allá de la mera exposición objetiva de unos hechos históricos. He estado en Túnez, y la visita a Cartago me dejó un sabor agridulce. Has descrito en palabras esa sensación que tuve. Gracias.
A Anónimo:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus gentiles palabras.
Un cordial saludo
Pasaba por aqui, y me llamo la atencion la narracion, me hizo recordar mis tiempos de bachiller, cuando estudiabamos la dominacion española por los cartagineses, Amilcar Barca, Asdrubal, Anibal, en fin ha sido un rato muy ameno de lectura. Conozco cartago o mejor dicho lo poco que dejaron los romanos, estuve dos veces alla y si la destruccion fue total y concienzuda, Mis felicitaciones al autor de este ( me niego a decir blog ) estudio que es muy , pero que muy bueno.
ResponderEliminarA ANÓNIMO:
ResponderEliminarMuchas gracias por tus gentiles palabras. Y ya sabes, esta es tu casa.
Un cordial saludo
Sería bueno si pudieses editar el término artificial despectivo de ''bizantino'' y usar el nombre original (romanos) :) saludos!
ResponderEliminarAhí queda tu aportación.
EliminarMuchas gracias