Es fundamental que podamos disponer de tiempo para reflexionar, para meditar sobre cuestiones de mayor o menor trascendencia, para nosotros mismos, para perderlo si es nuestro deseo. De lo contrario corremos el riesgo de convertirnos – si no lo somos ya – en espectadores pasivos y no en protagonistas de papeles de mayor o menor relevancia. Necesitamos elaborar nuestras propias respuestas a los interrogantes de nuestro entorno. No podemos actuar al dictado de nadie. Tenemos derecho y obligación de decidir, de aplaudir o de patalear, pero nada ni nadie debe arrebatarnos la ejecución personal de esas funciones. Aceptar la homogeneización y el gregarismo, por cómodos que resulten, es un riesgo muy real que debemos, a poca personalidad que tengamos, evitar a todas luces. Lo que seamos o dejemos de ser ha de ser por propia voluntad y no por aceptar moldes diseñados que responden a instancias ajenas con intereses inconfesables. Y, aunque suene a eslogan político de campaña electoral, tenemos que asumir el derecho a decidir porque nadie puede invadir las competencias que se derivan de nuestra “soberanía personal”.
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De ANGIE para LUIS ANTONIO
"Haikuquero es
el beso que se entrega
cuando hay querer".
el beso que se entrega
cuando hay querer".
¿Recuerdas a los tres monos:
ResponderEliminarno ve, no oye,no habla?
Pues, sí, Luis ¡Viva la soberanía personal!
Importante eso del tiempo para reflexionar
Sin ella, difícilmente podremos establecer convenios de igualdad con cualquiera.
ResponderEliminarLa "soberanía personal" es indisociable de la fortaleza del sentimiento de libertad que la persona debe tener para ser ella misma y defender sus posiciones, criterios y posturas ante la realidad que la rodea. Si no se valora la libertad individual y la capacidad de iniciativa, todo queda sumido en el gregarismo y el adocenamiento. Al tiempo la libertad sustenta la capacidad para asociarse, compartir, establecer vínculos, acordar iniciativas conjuntos, emprender proyectos de vida en común. Entiendo, por tanto, que entre la soberanía personal y la voluntad de asumir compromisos con los demás se establece esa complementariedad que favorece el desarrollo de la personalidad y estimula la satisfacción de ser uno y diverso al mismo tiempo. Un abrazo, amigo
ResponderEliminarUn post extraordinario , para leer reflexivamente y defender a ultranza la libertad de pensar y decidir sin dependencia ni sometimientos. La soberanía personal nos permite elegir por nosotros mismos. Excelente blog, con artículos sumamente interesantes. Felicitaciones! Te sigo. Un abrazo.
ResponderEliminarQue zen te encuentro desde semana santa, Luis... :D
ResponderEliminar¡¡¡Que viva lo diferente, lo genuíno, lo único y alejémosnos de lo clónico¡¡¡
Un beso y feliz miércoles
Básicamente estoy totalmente de acuerdo en la afirmación del propio yo pero pondría alguna matización. Cuestionaría alguna de esas verdades de perogrullo que están asentadas en nuestro cerebro sin discusión posible. Por ejemplo: ¿Existe un yo único?
ResponderEliminar¿Somos siempre el mismo yo o más bien, como piensan los budistas, somos un conjunto de yoes que coinciden en el mismo cuerpo y en la misma mente según un determinado estar?
¿Y si llegáramos a la conclusión de que el yo es el resultado de un pacto de no agresión entre nuestras diferentes personalidades y que los problemas de personalidad derivan de la ruptura de ese pacto?
Podría ser una idea interesante si no de compartir, por lo menos de calibrar.
Un saludo
Si tu intención con este texto fuera inducirnos a reflexionar sobre nuestra libertad y nuestra coherencia, debiendo obligatoriamente decantarnos hacia ambas, te contestaría casi categóricamente que eso es imposible. Jamás he conocido a nadie libre, a nadie coherente, a nadie legal, de una forma indefinida. Ni personajes públicos ni privados. Lo máximo que he visto es una coherencia temporal. Los condicionantes son inevitables. Todo el mundo al final, por mindundi que sea, se debe a una conveniencia, no siempre torticera o delictiva, pero sí muy poderosa. Esos condicionantes ya invalidan toda posibilidad de libertad.
ResponderEliminarNo creo en la soberanía personal. Al final somos más bien siervos de soberanías varias; empezando por la herencia genética, siguiendo por condicionantes del entorno y familiares, y después como guardianes obligados de nuestras pequeñas pertenencias, personales, económicas y afectivas, que a veces chocan con nuestra soberanía personal, y nos obligan a tragar carros y carretas He conocido a tantas personas verbalizando el famoso: "si no fuera por esto haría... si no fuera por aquello... votaría, si no fuera por Zutano, me iría... si no fuera por Mengano... mandaría todo... " Y así hasta el infinito. Suenan a excusas, pero aunque lo fueran, seguirían siendo inevitables.
Otra cosa es aceptar la manipulación gregaria por comodidad. Por vagancia, por irreflexión, por quitarse la responsabilidad de una decisión personal. Eso es escapismo. Legítimo, pero escapismo. Y eso sí que es conveniente evitarlo en decisiones importantes, sobre todo si te refieres a ejercer el derecho al voto para elegir a nuestros representantes.
A pesar de todo esto, me ha gustado tu exposición, despide un aroma delicioso de anhelo hacia una dignidad envidiable.
Ya los filósofos griegos hace más de dos mil años aseveraban que una de las mayores virtudes del ser humano es conocerse a sí mismo. Si uno se llega a conocer, puede asumir las consecuencias de su esencia personal. Y por lo tanto de su soberanía personal. Pero me temo que las personas somos demasiado borregas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Atalaya, partiendo de mi ignorancia y argumentando lo siguiente con una dulce sonrisa; hasta dónde yo sé, la herencia condiciona, pero no determina. Afortunadamente.
ResponderEliminarCuando uno nace esclavo, y es sometido durante años de infancia, de adolescencia, de juventud, e incluso de madurez, y finalmente un día decide romper las cadenas (externas e internas) TODO le sabe a libertad, porque SÓLO acepta libertad, no por agravio comparativo, asiduo error en estos casos.
Y con esta premisa, uno puede aceptar "reglas" "normas" condición sine quanum para vivir en sociedad (al menos en esta)
Pero la felicidad/libertad no hay que postergarla a "si no fuera por...." o no hay que largarse discursos tipo "cuando sea....cuando tenga..." porque así lo único que hacemos es perpetuar el estado de la felicidad a INALCANZABLE.
Porque nuestra libertad empieza cada segundo, depende de uno mismo cómo juega sus cartas.
Luís, ¡cuánta gente hay que pasa por su vida de puntillas! Me encantó tu reflexión...
Un abrazo
Carme, agradezco tu puntualización, porque para mí, todo lo que genera diferentes puntos de vista, es cuanto menos, interesante. Que sea útil o no, es harina de otro costal. Pero sería absurdo pretender también utilitarismo en un entretenimiento como éste. Ya nos exigen demasiados utilitarismos en otros ámbitos.
ResponderEliminarYo no hablaba de felicidad. Hablaba de libertad y ambas no son sinónimas. Aun aceptando siempre que la libertad nunca es total, las personas más libres, incluso a nivel público, no han sido siempre las más felices. Por lo tanto, una cosa no lleva a la otra.
El texto de esta entrada, al menos desde lo que yo he entendido -que por supuesto he podido equivocarme, por eso he empezado mi intervención preguntando si su intención era...- nos invitaba a decidir todo sin admitir ninguna injerencia externa. Tenemos derecho a ello. Pero no siempre posible. Me reafirmo mil veces en ello. Ni siquiera unas simples votaciones sindicales en una empresa, por poner un ejemplo, se llevan a cabo con total libertad. Quien lo afirme, miente. Siempre hay intereses, incluso algunos verdaderamente lastimeros y misérrimos. Pero aún así, pesan en esas votaciones.
Esas muletillas que he citado, por supuesto que las pronuncia el ciudadano medio todos los días. Si a la gente le gusta utilizar un eufemismo y camuflar atadura por compromiso, a mí me da lo mismo, pero no cambiará nada. Si un compromiso, del tipo que sea, laboral, familiar, afectivo, económico... impide ser uno mismo o decidir lo que se desea en algún momento determinado, ya no se es libre. Y eso le pasa a gran parte de la humanidad. Eso sí, esas personas pueden ser perfectamente felices a pesar de esas renuncias, porque esos compromisos son mucho más importantes para ellos que la libertad, por eso decía que libertad y felicidad no son lo mismo.
Tampoco creo en esa idea tan extendida de que la vida signifique: aprovechar, aprovechar, aprovechar, como si estuviéramos delante de un mostrador en un día de rebajas. Pienso que es más importante sacarle partido a algo que llene, que vivir en la perpetua ansiedad de aprovechar el tiempo, porque el tiempo, al final, nunca se aprovecha, siempre va en contra nuestra, por lo tanto será más importante lo que nos haya hecho sentir lo que hagamos, que el propio hecho de hacer algo, valga el galimatías.
Un saludo.
P.D. Por cierto, me encanta la foto de ese niño/a que tienes en tu perfil. Y, oh casualidad, hoy es el día universal del niño.
Interesante entrada, como los comentarios que ha suscitado. Pienso que ser soberano de uno mismo, no es satisfacer completamente todos nuestros deseos, sino escoger -en cualquier situación en la que nos encontremos- aquellas opciones que sean coherentes con nuestros principios de dignidad y responsabilidad, sin desconocer las limitaciones de la realidad pero tampoco sin dejarnos llevar por intereses que contradicen nuestras convicciones.
ResponderEliminarMe parece que cuando alguien dice "si no fuera por Mengano me iría..." o ese tipo de expresiones, está eligiendo; está priorizando una persona o situación a otra y ejerciendo su soberanía personal...elegiendo con la realidad en la mano, responsablemente y afrontando las consecuencias.
Aquí disiento con Carme. No creo que las decisiones tomadas con autonomía sean sinónimos de felicidad o nos lleven a su encuentro. Muchas veces son todo lo contrario, muchas veces esas elecciones nos causan disgustos. Si acaso nos traen satisfacción, es la de haber actuado de acuerdo a lo que creemos.
Ir tras un deseo, sí, puede ser un acto de soberanía personal. Pero no lo es menos posponerlo por decisión propia, habiendo evaluado responsablemente las consecuencias, en uno y otro caso.
Y hasta ahí llega la libertad en este tema, porque como dice Atalaya, los condicionantes son inevitables...tener conciencia de ellos y no negarlos, creo que ayuda en el momento de tomar una determinación.
Y ahora digo, no podría venir un tema más facilito para los que además de tener que adaptarnos al otoño, nos tenemos que desmenuzar el coco reflexionando sobre tus planteos...ya sé lo que me vas a decir, leerte o no, comentarte o no, es un acto de soberanía personal...jajajá.
Pero la verdad es que lo que yo tenía eran muchas ganas de dejarte 1 beso, 2 besos, 3 besos.
Atalaya ;)
ResponderEliminarFelicidad y libertad no son sinónimos...aunque van de la mano. Hay que ser valiente, no autoengañarse y tener un toque de "locura" para vivir conforme a las creencias de uno mismo, ser honesto con el propio espíritu. No autoengañarse y tener muy claro que los apegos para la libertad no son buenos.
Mi opinión se basa en mi experiencia, y créeme cuando te digo que yo SÍ ME SIENTO LIBRE.
De todas formas, creo que estamos diciendo lo mismo (o quizá debería decir que pensamos lo mismo)
Yo hablo desde mi experiencia, y no hay NADA en mi vida que me impida ser yo misma. Ahora ya no. Créeme.
Maracuya, debo haberme explicado mal (muy posiblemente) ya que extraes conclusiones de mis palabras que no están en ellas (o al menos no era mi intención)
Feliz se es, no se llega.
Siempre se puede hacer un café y charlar cara a cara, que es dónde gano a la hora de expresarme ;) pero lo mejor de los cara a cara, es la posibilidad de escuchar y ver las cosas desde otros puntos de vista ;) :-))
Luís Antonio, mira la que has liado, estomos aquí debatiendo ¡con lo espesa que estoy! jajajajaja
Un abrazo a todos.
Al Dr. Vitamorte:
ResponderEliminarLa reflexión nunca viene mal aunque nos conduzca al conocimiento, una vez más, de nuestras propias limitaciones...
A Pedro Ojeda Escudero:
A muchos les cuesta asumir eso de la igualdad...
A Fernando Manero:
Me encanta que digas lo de “ser uno mismo y diverso al mismo tiempo” porque no pocos lo consideran como algo que carece de coherencia y personalidad.
Un abrazo, Fernando
A Alma Mateos Taborda:
Gracias por tus gentiles palabras, Alma. Cuando quiero leer y escuchar palabras bellas me paseo, las más de las veces sigiloso, por “Más allá de las colinas”
Un abrazo
A Novicia Dalila:
Gracias a ti, me he documentado un poco sobre qué es eso de ser “zen”, pero como aún tengo mis dudas, te agradecería que me lo definieses a tu manera... La verdad es que frases como esta sobre el concepto de “Zen” me desorientan:
“El Zen es belleza, serenidad, armonía y vacío... Pero sin belleza, sin serenidad, sin armonía y sin vacío...
Besos, Novicia
Al Dr. Krapp:
ResponderEliminarCreo que lo que dice Fernando Manero "la satisfacción de ser uno y diverso al mismo tiempo" y lo que expones que dicen los budisas, "somos un conjunto de yoes que coinciden en el mismo cuerpo y en la misma mente" viene a ser la misma idea.
Para mí es un concepto fácil de asumir, porque me aclara muchas cosas, tales como las frecuentes contradicciones que manifestamos ante situaciones semejantes, etc.
No me ha sorprendido, amigoi Krapp, que aportes esta idea tan en consonancia con tu manera de pensar y actuar.
A Miguel:
Somos borregos por comodidad y porque nos cuesta aceptar las consecuenicas del conocimiento propio...
Un abrazo
A ATALAYA, CARME Y MARACUYÁ:
Asisto maravillado al gratificante espectáculo que me deparan vuestros comentarios. No me decanto por tomar partido por ninguna en particular porque las tres estáis más cerca de lo pudiera parecer y, además, porque me veo incapaz de añadir nada a lo que tan bien habéis hecho vosotras.
Sí me voy a permitir una expresión cargada de vanidad: algún mérito tendrá la entrada cuando provoca tan ricos, profundos y serios comentarios...
Un abrazo fuerte y grande para las tres
P.D,. Perdonar que, por esta vez y no será la última, no personalice más. Aceptaré todos vuestros reproches como merecidos.
A ATALAYA, CARME Y MARACUYÁ:
ResponderEliminarLo expuesto anteriormente responde al ejercicio libre y sin cortapisa alguna de mi "soberanía personal" que, aunque exigua y un tanto maltrecha, lucha por sobrevivir en este mundo globalizado y enemigo de todo atisbo de individualidad.
Ahora, besos para las tres
No sé si reflexiono ahora mismo en el ejercicio de mi soberanía personal o porque me has picado.
ResponderEliminarYo también creo que la libertad como tal no existe y que todos tenemos condicionantes. Dicho esto, uno se siente más libre al ejercer la soberanía personal siempre y cuando se esté en un plano de igualdad. Si no es así tendemos a valorar mucho lo que está en juego, los pros y los contras, lo que ganamos y lo que perdemos, si merece la pena o no. Gran dilema cuando se trata de ejercer la soberanía personal ante un poder más fuerte y discrepante. Ante cuestiones colectivas se pone fácilmente en juego el qué dirán o qué factura me pasarán. Callarse, generalmente, pasa una factura mayor pero no mojarse a título individual hoy en día prevalece ante cualquier cosa.
Pasamos por muchos roles a lo largo del día, si no delegáramos en diferentes yoes, francamente creo que colapsaríamos. Adoptamos la postura que se necesita en cada caso porque exponerse a ser uno mismo tal cual es en cualquier situación supone un riesgo muy alto. A mí, por ejemplo mi yo bloguero me da muchas alegrías en esta especie de clandestinidad en que me encuentro, a veces lloro de reírme aunque me pongo igual de fea que cuando lloro de llorar. Si algunos supieran…
Nuestra libertad relativa depende de saber poner límites con respecto a nosotros mismos y a los demás, el dilema continuo es si debo actuar y en qué medida.
La felicidad es algo intangible y personal. No sé quién es más feliz si el que pasa olímpicamente de todo o quien decide vivir de acuerdo a determinados principios y valores intentando mantener una postura coherente con respecto a ellos.
En el fondo la única libertad y felicidad proviene de nuestra vida interior y ahí no hay un camino único. Se trata de conquistar cada vez un pedacito de nosotros mismos, de sentirnos ganadores de nuestras propias batallas, de sentir que lo que pienso yo, es mío y me vale a mí, solo a mí, que muchas decisiones solo me competen a mi y son independientes de la opinión de los demás.
Por cierto, L. A. (el ei) lo del cargo de intérprete cuando seas embajador de la ONU, depende de que la sede sea en un lugar de sol y de si vas a utilizar muchas palabra como carpetovetónica y todo eso… Bueno, también de si tengo que escribir con boli azul.
Un besazo gordo.
CARME,
ResponderEliminares inevitable que al hablar sobre libertad y felicidad, o al leer sobre ello, nuestra expresión e interpretación estén atravesadas por la experiencia personal, sin duda única y diferente.
No quise sacar conclusiones, ni revertir tus conceptos, sólo decir que sentía de otra forma. Cuando vos decís que la felicidad/libertad no hay que postergarla estoy totalmente de acuerdo. Pero asociándolo al tema de esta entrada, y basándome sólo en mi experiencia personal, te diré que muchas veces he tomado decisiones de posponer mi felicidad porque consideré que los motivos de hacerlo eran más importantes para mí, y lo hice sin presiones, con absoluta libertad.
En la esfera de lo social, creo que debemos afirmar nuestra soberanía personal para no dejarnos llevar por tendencias que siempre están al frente de algún interés que puede no ser el nuestro y dañarnos. Estamos bombardeados por mensajes que pretenden interferir y desestabilizar nuestra autonomía, considerándonos cosas en lugar de personas. En ese aspecto también me siento libre aunque a veces, desprevenida, me han pillado.
Pero hay otras realidades y causas que condicionan, la pobreza, la marginación, la exclusión de una educación de calidad, de un sistema de salud que nos permita conservar nuestra integridad física y psíquica. Todo esto limita el autoconocimiento y la capacidad de decisión. Sin embargo, aún en esta situación de opresión tenemos que saber que hay espacios donde podemos ejercer nuestra soberanía. Por mi actividad laboral comparto mucho de esa realidad donde muchas veces escucho decir "cuando tenga..." "cuando pueda" y cuando tienen para darse un pequeño gusto y se lo dan viviendo tan sólo un momento de felicidad, de satisfacción, salen otros a decir "no tiene para esto, pero sí para aquello"...o cuando vienen a comprarle el voto con un electrodoméstico o unas chapas para el techo, es ahí donde hay que hacerles saber que a pesar de las limitaciones, nadie más que ellos puede decidir. Son pequeñas cosas, pero es un ejercicio que hace tomar conciencia y que ojalá se traslade a otras situaciones..
Por eso dije que los condicionantes siempre están.
Tal vez me fui de la discusión, pero bue, ojalá sirva para ampliar el tema.
Carme, aunque no tengamos la posibilidad del cara a cara, que te digo me encantaría, siempre es valioso este intercambio. Hay que darle la razón a LUIS, de mi parte le agradezco esta entrada; resulta muy enriquecedor conocer otros puntos de vista, a los que respeto y que más de una vez me han replantear las propias posturas.
Tmabién te doy gracias a vos por haberme aclarado esa mala interpretación y te envió un saludo.
ANGIE, exponerse o no exponerse son elecciones y ambas suponen riesgos. Ninguna nos priva del llanto de risa o del llanto de pena. En un caso u otro hay un punto donde nos encontramos solos con nosotros mismos y riendo o llorando alguna vez decimos, si algunos supieran...
Me gustó mucho tu comentario. Un beso.
Dos besos, Luis. Y conste que no es peaje, es soberanía personal.
A Angie:
ResponderEliminar¡Qué comentario tan bonito y profundo, Angie! Sólo se me ocurre aplaudirte. ¡Plas, plas, plas...¡
Las condiciones para ser mi traductora e intérprete las pondrás tú. Faltaría más. De la retribución ya hablaremos. ¿Te puedo pagar en especie? Procuraré utilizar un lenguaje más coloquial, porque tú te haces un lío con las “peras conferencia” y las mentes “carpetovetónicas”....Ya lo sé.
Un fuerte abrazo
A Maracuyá:
Los besos si no se hacen esperar, me gustan. Ahí van los míos...
Luis Antonio, depende de lo que entiendas por pagar en especie, a ver si va a ser en peras conferencia. A ti te gustan las peras conferencia porque eres profe ¿no? Porque si fueras cura te gustarían las peritas de San Juan y si fueras de la familia real las Royal Gala. ¿Voy bien?
ResponderEliminarSi me lío a veces es porque hay días que se mezcla mi yo angiático con el brujeático y lo peor que puede pasar es que los dos quieran escribir en blogs.
Mara, siempre es un placer leerte, coincido mucho con lo que dices porque yo también enseño en un centro que tiene alumnos con carencias de todo tipo, pero a pesar de ser duro me hace sentir bien.
Esta entrada me ha parecido muy interesante y los comentarios, tan ricos y variados, super.
Abrazos y besos
Me ha gustado que lo determines con las palabras "soberanía personal". Te aseguro que lo emplearé y me acordaré de dónde lo encontré, aquí. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo maño
MARACUYÁ, no sé si leerás este comentario. Hoy se me ocurrió volver a mirar por si alguien había dejado alguno más a esta interesante entrada (como así ha sido) y te he leído en lo último que has dicho.
ResponderEliminarMe encantó leerte y como te expresas. Da gusto cruzarse con personas que se expresan como tu.
Y te agradezco que lo sientas y pienses diferente a mi: esa es una de las riquezas de la vida ;)
Definitivamente pienso como tu en este aspecto, o muy parecido...un buen té o café y disfrutaría de una buena charla contigo SEGURO!!!
Un abrazo,
Carme
Gracias Carme.
ResponderEliminarY qué tal unos mates? Son buena compañía para una charla.
Un abrazo.