martes, diciembre 15, 2009

“VILLAS MISERIA” EN BUENOS AIRES


Hasta tres compañeros que sabían de mi reciente viaje a Argentina me han preguntado esta mañana si vi el programa “Callejeros viajeros” de ayer lunes en el Canal Cuatro y dedicado a las “Villas Miseria” de Buenos Aires. No lo vi y bien que me pesa. Uno de ellos, que echa algún que otro vistazo a mi bitácora, me pregunta si tuve oportunidad de visitarlas. Sólo contemplé una superficialmente y tenía intención de referirme a ella porque se trata de un fenómeno urbano que debe tratarse como parte integrante de la capital federal. No es una realidad privativa de esta ciudad. Por toda América Latina se hallan villas de esa índole aunque con otros nombres: “favelas”, en Brasil, “barriadas” en Perú, “cantegriles” en Uruguay, “callampas” en Chile, “ranchos” en Venezuela...(Y aquí, en Barcelona, también hubo “chabolas” tras las inmigraciones de los años sesenta y ahora, tras las últimas oleadas de emigrantes, se habla de saturación inhumana de algunas viviendas de barrios como el Raval, por ejemplo).

Con un amigo asturiano que reside en Buenos Aires desde hace varios años visitamos el lujoso barrio residencial de San Isidro, así como el Delta del Tigre, y al regreso me sorprendió la aparición repentina de “Villa Miseria” a uno y otro lado de una corta autopista que cruza el corazón de la ciudad y rodeada de modernos edificios y la sensación que se experimenta ante un contraste tan acusado es impactante, fuerte y dolorosa.

Desde el coche en tránsito sólo se captan aspectos muy limitados de estas construcciones anárquicas. Se trata de un asentamiento de viviendas precarias, donde se han ido acumulanto inmigrantes del interior del país, personas afectadas por las crisis económicas de las últimas décadas y emigrantes de países limítrofes. Viven apartados de la sociedad y, según me dicen algunos porteños, son lugares que hay que eludir, donde se hallan los piqueteros instrumentalizados por el gobierno actual, donde los delincuentes encuentran cobijo, donde las familias tienen montones de hijos que deambulan por ahí, donde no tienen para la leche pero sí para vino, donde los que no tienen techo seguro que tienen televisor, lugares donde la policía no entra y donde reina el peligro y la promiscuidad por doquier, mortalidad infantil, desempleo... No sé hasta qué punto estas apreciaciones son o no rigurosas. Me temo que mis interlocutores tienen nulo o relativo conocimiento directo de estos ámbitos. Como no puedo hablar con conocimiento de causa, me limito a repetir lo que ellos me dicen sin añadir nada de mi propia cosecha.

Los servicios y la infraestructura de muchas ciudades van a la zaga de los elevados niveles de inmigración que reciben, lo que da lugar a la aparición de estas “villas de emergencia” de gentes con bajos ingresos, a las que posteriormente el periodista argentino Bernardo Verbitsky bautizará con el apelativo que se ha impuesto, “villas miseria”. El hecho de que estas villas sigan incrementándose desde 1930 y apenas se haya erradicado alguna pequeña porción, dice muy poco de los sucesivos gobiernos que vienen rigiendo los destinos de este vasto y rico país, según dicen los mismo argentinos. Yo no me atrevo a opinar, pero sí quiero dar testimonio de la conmoción que se siente al contemplar estos lugares aunque sea de forma fugaz y superficial. Se trata de un problema universal que muestra unas desigualdades flagrantes que claman al cielo. Ponerlas sobre la mesa no significa resolverlas, pero ignorarlas para tranquilizar nuestra propia conciencia también es inmoral.

Las primeras referencias sobre este fenómeno se registran alrededor de 1930 como uno de los efectos de la ola de desocupación general producida por el “crack” financiero de 1929. Desde entonces, no ha cesado su incremento. Hoy se hallan, sobre todo en los arrabales de esta capital, hasta 24 asentamientos de estas características.
.
Nota: Casi todas mis fotos son del estilo de la primera. Por eso he sacado las otras de Google para tener una visión más panorámica.

29 comentarios:

  1. Luis querido...te leo con el corazón encogido, no porque me esté enterando de esta dolorosa realidad. Sabés por qué? Yo le preguntaría a esas gentes que opinan tan ligeramente de los villeros, si alguna vez se pusieron a pensar en profundidad sobre sus circunstacias, sus sentimientos y necesidades. Le preguntaría cómo hacemos para eludir a los peligrosos delincuentes que viven en los barrios coquetos...conozco a muchos villeros, comparto con ellos muchas horas de mi vida...ayyyyy cuántas cosas quisiera decir, pero ahora se me atropellan todas y la impotencia me agobia. Volveré más tranquila.

    Te felicito sinceramente, Luis, por mostrar sin opinar.

    Un abrazo apretado.

    ResponderEliminar
  2. Luis,

    La realidad de nuestro país lamentablemente es esta, cada año que pasa estos asentamientos se multiplican y las fallas nuestras como sociedad (no vale la pena descargar las culpas siempre los gobiernos, no cree?) lo profundizan... Imagino las cosas que habra escuchado en Argentina sobre las villas, algunas las ha volcado en esta entrada...Solo me gustaría rescatar que tambien hay de las otras opiniones, aquellas que tratan de entender el por qué de vivir asi y que no buscan trasladar la responsabilidad de su situación a los mismos "villeros"... Obviamente que habrá ladrones y malvivientes...como los hay en todos los barrios del país...Pero apuesto a que la mayoría son gente de bien!!! Hoy en día cerca del 35% de los argentinos son pobres...imagine Luis si todos ellos fueran delincuentes...Usted no hubiera podido descender en Ezeiza siquiera...
    Le dejo mis saludos desde Argentina, a horas de Barcelona-Atlante en el Mundialito

    ResponderEliminar
  3. Te diré, Luis, Que "Callejeros viajeros" no dedicó el programa a Villa Miserias, pero sí colocó algunas miserias sobre el tapete.

    Te acerco el enlace donde puedes ver algunos avances del documental:

    http://www.cuatro.com/callejeros-viajeros/

    Aquí referencias a Villa Miserias:
    http://www.cuatro.com/callejeros-viajeros/videos/avance-callejeros-viajeros-buenos-aires/20091214ctoultpro_25/

    Vi el reportaje por casualidad, ya empezado, que nunca sé bien lo que emiten por la tele... Callejeros mostró tantos contrastes en Argentina como después lo hizo con Bangkok... como supongo lo haría con cualquier otro país o ciudad... que en cuestión de calamidades estamos servidos...

    Va un beso...

    ResponderEliminar
  4. Se me olvidó decir que disfruté el paseo. Muy recomendable. Que son muchas las cosas que hay que ver.

    Otro beso!!!

    ResponderEliminar
  5. Ven al foro y pásate por Villaverde, por las Rosillas, por ciertas zonas de Entrevías, San Blas.... Por desgracia, no tenemos nada que "envidiarles".

    Un beso, Luis

    ResponderEliminar
  6. Los contrastes urbanísticos que se ven en las grandes ciudades, no son sino la imagen física de las grandes desigualdades sociales que caracterizan nuestro mundo. Nos choca y nos produce malestar porque ver de cerca cómo se vive en los barrios ricos, frente a las condiciones miserables de los barrios donde se hacina la población, a veces en condiciones infrahumanas, nos hace sentir cuanto menos incómodos.
    Hay ciudades que esconden o disfrazan mejor sus miserias y otras que las exponen a la vista, casi sin pudor.
    Pero por desgracia ese es nuestro mundo, Luís Antonio, aunque a
    veces no lo queramos ver, o miremos para otro lado.
    Muy buena la entrada, mi querido profesor.

    ResponderEliminar
  7. Son diferentes caras de la sociedad. Aquí es donde te preguntas donde están los derechos humanos y para qué sirve que existan, porque está claro que no hay de lo mismo para todos.

    ResponderEliminar
  8. El comentario de Lucas es real y doloroso. Pasamos en coche por la autopista o en tren con el Ave y en todas las grandes ciudades hay villas miseria (mísero nombre). Pasamos y volvemos a pasar, pero ¿quién se atreve a detenerse ahí?

    ResponderEliminar
  9. Luis, bien dice Lucas que no es cuestión de descargar culpas echándoselas a los gobiernos, aunque tampoco desconociéndolas. El porqué de la existencia de las villas miserias en las grandes ciudades de este país se debe a múltiples causas, imposibles de relatar aquí sin recurrir a una extensa enumeración de políticas erróneas e inoperantes que llevaron a una desigualdad social cada vez más profunda. Muchos argentinos han apoyado y apoyan esas políticas. Lo que los argentinos tenemos que entender es que los pobladores de las villas, no viven apartados de la sociedad, no son otra sociedad, forman parte de nuestra sociedad como cualquiera que vive en cualquier barrio...porque si no comprendemos esto, no entenderemos que estamos interactuando, en una sociedad no estoy yo aquí y allá los otros separados por un muro. Los que dicen que hay que rociar con nafta a los asentamientos precarios y prenderles fuego con todas las personas adentro ¿no piensan que las condiciones persisten y en pocos meses tendremos otra villa sobre las ruinas de la anterior? ¿es tan grande su ignorancia que no les permite ver que la pobreza en este país es estructural? ¿se pusieron alguna vez, sinceramente, en el lugar del habitante de la villa? ¿pensaron sólo por un ratito, cómo serían ellos en las mismas circunstancias? Si estuvieran allí ¿serían capaces de resistir a la tentación del alcohol y las drogas como refugio a un estigma que le quita toda posibilidad de salir de esa indigna situación?. Preguntémosle a un villero (y no uso este término despectivamente) qué le pasa cuando camina todo el día buscando trabajo y dice dónde vive, ¿no volverían esas personas a su más que precaria vivienda a anestesiarse con el alcohol, sabiendo que mañana les espera un día igual al de hoy? En esas condiciones ¿pueden controlar sus impulsos pensando en un proyecto de familia? Preguntémosle a las mujeres si en esas circunstancias pueden decidir quedar o no embarazadas? Y ¿no estarían en la calle los hijos de esa personas que juzgan, si no tuvieran más que cuatro paredes y un techo de chapa (que las villas que se ven en estas fotos son de lujo, mirá lo que te digo), sin agua, con piso de tierra? ¿no se pondrían violentos ante la violencia de tanta marginación? Viven en la villa, quitémosle todo el derecho a ver televisión o escuchar música, así tienen más tiempo de reflexionar sobre su culpa de elegir vivir así e invertir el costo de un televisor en una vivienda digna.
    Mirá Luis, podría seguir y seguir y seguir. Te digo que respeto mucho más la ignorancia coyuntural de un villero que la irreflexiva de quienes sí deberían tener los elementos para quitarse la venda de los ojos. De quienes no ven, pudiéndolo hacer, que con esta discriminación están ejerciendo una violencia más peligrosa que cualquiera, propiciando la construcción y aceptación de una identidad, de unos y de otros, que nos enfrentará de manera irreversible,
    cerrando todos los caminos a una sociedad más equitativa, más justa. Quienes ignoran esto, ignoran también que en este enfrentamiento todos perderemos.

    Entiendo perfectamente el doloroso impacto que te provocó presenciar ese contraste y te agradezco que lo hayas expresado, que hayas mostrado esta realidad que no puede ni debe ser negada. También que pusieras el pensamiento de muchos argentinos, muchos...ideas que tal vez expliquen varias cosas que parecen un misterio, pero que no lo son, en éste, mi querido país.

    Un beso enooooorme y con muchos matices, como Argentina.

    ResponderEliminar
  10. Hola Luis, como querías tomarte un café, te digo un lugar. Súbete a Google y dile que te lleve a "Angie´s cup of tea". Bueno, es té lo que tengo pero la tetera da para todo el que quiera.
    Besos.

    ResponderEliminar
  11. Querido Luis, me he quedado pensativa después de leer tu exposición sobre el tema de las villa miseria. Es cierto, casi toda Latinoamérica tiene la suya con diferentes nombres.
    Has plasmado de una forma clara repitiendo lo que escuchaste, simplemente.
    El comentario de Maracuyá enriquece todo este tema que, en tiempos de Navidad estos contrastes pegan más fuerte aún.
    Un post excelente.
    Te dejo un beso enorme y un fuerte abrazo con mis mejores deseos,

    ResponderEliminar
  12. Anónimo1:35 p. m.

    No he visto el reportaje del que hablas sobre "villas miserias", barriadas enormes de pobreza en muchos países del denominado Tercer mundo y también del mundo rico; sólo hay que darse una vuelta por las afueras de Madrid para asistir como cada vez aparecen más lugares de infraviviendas, chabolas.
    Un gran saludo

    ResponderEliminar
  13. A MARACUYÁ:

    Tengo la certeza de que los que opinan así de los “villeros” y otros marginados similares de todas las partes del mundo no tienen conocimiento directo porque si lo tuvieran comprobarían que son seres humanos capaces, incluso, de darnos muchas lecciones de tipo moral.

    Sin duda que, además de los gobiernos que deberían llevar la iniciativa en la búsqueda de remedios, también somos culpables todos los demás, por callar, por mirar hacia otro lado o por cobardía... La cuestión es que en lugar de mitigar el problema, se acrecienta, si cabe, y unos por otros, la tragedia persiste.

    Maracuyá, te agradezco en el alma los dos comentarios que aportas, llenos de emoción, argumentos y conocimiento de causa. No te quiero ocultar que me has conmovido y también reafirmado en mis convicciones.

    Un abrazo cálido, aunque ahí estéis a punto de abrazar el estío.

    ResponderEliminar
  14. A LUCAS:

    Lo gobiernos no son los únicos responsables, pero por el poder que detentan deberían canalizar la solución e implicar a los corresponsables. Nosotros también podemos aportar nuestro granito de arena y ejercer el derecho al voto con el mejor de los criterios posible.

    Me encanta saber que un joven como tú manifiesta conocimiento de lo que allí ocurre y muestra sensibilidad con los problemas sociales. En vuestra mano está hacer lo que no han sabido vuestros mayores, entre los que me incluyo... En todas partes hay de todo, pero peor que los ladronzuelos callejeros son los de guante blanco. A estos, incluso les otorgan honores (caso del Sr, Millet en Barcelona, al que dediqué una entrada no hace mucho...)

    Lucas, cambiando de tema, supongo que en una confrontación como la del Estudiantes-Barça, tendrás el corazón dividido, ¿no? Me encantaría que me tutearas.

    ResponderEliminar
  15. A BORRAESO:

    Gracias por la información complementaria. La “Villa Miseria" que aparece fugazmente en el vídeo es a la que hago referencia en la entrada. Me alegro de que disfrutases del paseo. La calle enseña mucho.

    Besos, muchos

    ResponderEliminar
  16. A NOVICIA DALILA:

    No sé a qué foro te refieres. Por supuesto, esas imágenes se pueden contemplar en cualquier ciudad, sobre todo si es grande.

    Besos, Novi y buen "finde"

    ResponderEliminar
  17. A CRISTAL:

    Esas imágenes nos incomodan, pero deberían soliviantarnos, ¿no crees?
    Cualquier actitud antes que el mero lamento contemplativo y resignado...
    Besos, estimada Cristal

    ResponderEliminar
  18. A ANGIE:

    Los derechos humanos existen para comprobar con pena lo distanciados que nos hallamos de que se hagan realidad

    Enhorabuena, otra vez, por ese espacio prometedor que nos brindas con fuente de gratas infusiones

    ResponderEliminar
  19. AL DR. VITAMORTE:

    Dices bien, mientras nos limitemos a pasar sin detenernos para conocerlos desde dentro poco lejos vamos a llegar con nuestros lamentos. Lo que escribe Maracuyá en su 2º comentario demuestra que algunos conocen ese mundo desde dentro. Y cómo duele

    ResponderEliminar
  20. A MARGA FUENTES:

    Como bien dices, en esta singular época del año, estos paisajes se te clavan en el corazón.

    Un beso del mismo caligre que el tuyo lleno de cariño, Marga (me encanta tu sonrisa)

    ResponderEliminar
  21. A ISOBA (maite):

    Otro gran saludo para ti con mis mejores deseos para este “finde”, Maite

    ResponderEliminar
  22. Tristemente es un fenómeno generalizado en el mundo, del que sólo se libran las ciudades del Oeste de Europa, Norteamérica y Japón, aunque de las manifestaciones de deterioro de las periferias no se libra nadie. Los factores que las explican, sus tendencias, sus características y comportamientos se repiten incesantemente y responden a patrones similares. La emigración masiva del campo a la ciudad, la ausencia de planificación urbanistica, la expansión de la economía sumergida, la corrupción, la informalidad, la lucha por la supervivencia, la debilidad y mala utilización de los recursos públicos. Forman parte de la ciudad pero son otra ciudad, porque están en gran medida desconectadas de las políticas públicas. Forman ghettos que se organizan para funcionar internamente creando su propia ley, las leyes barriales, que en México han sido objeto de numerosos estuidios. Crecen a un ritmo superior al crecimiento demográfico normal. En Estados débiles y corruptos, con injusticias sociales flagrantes y gran precariedad de recursos públicos (dada las insuficiencias clamorososas de la politica fiscal), se trata de un problema de tal magnitud que todos los Ayuntamientos y los Estados lo asumen como algo inexorable. Lula tiene previsto un plan de integración experimental de las favelas de Rio. Ha suscitado mucha expectación. Ya veremos en qué queda. Magnifica entrada. Un abrazo

    ResponderEliminar
  23. A FERNANDO MANERO:

    Otro abrazo para ti, Fernando, y gracias por aportar esos grandes conocimientos de geografía humana que tan ilustrativos resultan para los que tenemos el privilegio de acceder a ellos.

    ResponderEliminar
  24. Llegué de casualidad a este post, y me sorprendió un poco lo que leí, respecto a las consideraciones sobre los habitantes de las villas.
    Sé que si uno no reside en el lugar, puede pensar que la versión que escucha es la realidad... pero estoy muy de acuerdo con el comentario de Maracuya.
    Es un prejuicio que parte del desconocimiento, decir que los habitantes de las villas son promiscuos, que prefieren el vino antes que la leche, que no pueden pagar un alquiler pero sí un televisor, etc, etc.
    Son gente como cualquiera de nosotros: algunos buenos, otros malos, algunos trabajadores, otros vagos, que sufren la desgracia de vivir sin recursos económicos en un mundo en donde para poder avanzar en tu vida, tenes que tenerlos.
    Entonces: no tienen acceso a una buena educación (en argentina puede haber hasta universidades públicas, pero es irreal pensar que cualqueira puede acceder a ellas), no tienen acceso a la salud como corresponde (las ambulancias no pueden entrar por la traza urbana) y por supuesto, por su lugar de residencia, no tienen acceso a trabajos dignos.
    Es muy triste y contradictorio, darnos cuenta que uno esta lleno de prejuicios (yo misma lo estoy) y que eso, solo agranda la brecha que existe entre las clases sociales.
    Por otra parte, lo que veo hace años, es que hay tanta gente que quedó fuera del sistema y que uno tiene la sensación que nunca volverán a ingresar... que son excluidos y que esa exclusión es la que genera la violencia que vivimos todos día a día...

    Gracias por retratar esa parte de nuestro país.

    Saludos respetuosos.

    Lila

    ResponderEliminar
  25. A Lila Biscia:

    Agradezco tu visita y las matizaciones que haces sobre las "Villas Miserias".

    Precisamente porque no tengo criterio para hablar con rigor he escrito:

    "No sé hasta qué punto estas apreciaciones son o no rigurosas. Me temo que mis interlocutores tienen nulo o relativo conocimiento directo de estos ámbitos".

    También, en su momento, agradecí el comentario de Maracuyá a la que conozco y profeso un gran afecto.

    Todos aborrecemos los prejuicios, aunque también los tengamos. Es la eterna contradicción en la que nos movemos.

    Visitaré tu bitácora porque tu comentario me ha enriquecido.

    Un cordial saludo desde Barcelona

    ResponderEliminar
  26. Es pesima la nota,y lo que decis repitiendo como un loro lo que te dijeron,nada que ver con la realidad,(no tienen para la leche,pero si para el vino...?)No tenes idea de lo que es una villa y nunca la tendras,me das pena.

    ResponderEliminar
  27. A Julio:

    Seguramente fui un imprudente al repetir cosas que escuché en Buenos Aires sin verificarlas. Lo siento, pero Vd., que podía haber aprovechado para clarificarlas o para aportar su opinión, tampoco lo ha hecho. No me ha enseñado nada...

    ResponderEliminar
  28. Anónimo1:28 p. m.

    me pregunto como le puede parecer tan raro a un español de su edad (opinaria la misma cosa por un italiano o potugues) vos que viviste la dictadura, y la imigracion de tu compatriotas asi pal norte, hasta francia en general. En los años 60 hasta 80, españoles, portugueses etc, llegaban hasta francia montando villas miserias (bidon ville : ciudad de chapas) con los maghrebis de las antiguas colonias. Por lo tanto, cuando estaba en la escuela, tenia compañeros de apellidos españoles, portugueses, italianos, maghrebis. Parece que el vino es mas nutritiva que la leche para los nenes ??? o antiguos villeros de mi pais habran sido menos desatrozos que los suramericanos ??? ja no creo nada de eso, de la villa hasta las torres de barrios, los problemas son parecidos, las vidas tambien. Las madres quieren a sus hijos, los hijos no tienen presupuestos, no tienen salida. es una realidad. Si no lo viviste en tu infancia es que nunca sacaste tu cabeza de la pollera de tu mama. Eh que no hace falta ir tan lejo para ver delicuentes, tenes una pila a la cabeza de tu gobierno. Son ellos los delicuentes que dejan vivir en esas condiciones a la gente.

    ResponderEliminar
  29. Su comentario, poco o nada, tiene que ver con lo que he escrito. En ningún momento he expresado que ese tipo de asentamientos es exclusivo de Argentina...

    Yo colaboro como voluntario en una escuela del Raval de Barcelona donde se hacinan multitud de inmigrantes en conduciones precarias. Y de la miseria de la postguerra española así como de la Dictadura franquista también podría hablar porque me tocó sufrirlas...

    ResponderEliminar

ME ENCANTA LA CONCISIÓN EN LA EXPRESIÓN

Estoy más que convencido de que cuando las ideas se presentan en forma condensada y breve, el texto gana fuerza expresiva. La explosión info...

VANESSA INCONTRADA: Hija de padre italiano y madre española: Nacida en Barcelona. Rostro del Año

VANESSA INCONTRADA: Hija de padre italiano y madre española: Nacida en Barcelona. Rostro del Año
LLEGAR HASTA EL FINAL TIENE PREMIO

De ANGIE para LUIS ANTONIO

"Haikuquero es
el beso que se entrega
cuando hay querer".