Siempre he presumido de haber estudiado el Bachillerato en un colegio mixto en una época en la que lo normal y más generalizado era la educación diferenciada. Tengo que decir que estábamos juntos, pero no revueltos. Los chavales en el recreo le dábamos a la pelota y las chicas optaban por entretenimientos más sedentarios. La relación entre unos y otros era bastante natural. Y guardo el mejor de los recuerdos. El paso a la Escuela de Magisterio de Teruel, donde la separación de sexos era total, fue una regresión para mí. Luego ejercí la enseñanza durante unos años en un colegio que seguía la misma línea de la Normal, mientras asistía simultáneamente a la Facultad de Filosofía y Letras de Barcelona donde ya la enseñanza, por supuesto, era mixta y bastante equilibrada en cuanto al número de alumnos y alumnas. Sólo puedo decir, y de forma categórica, que guardo un grato recuerdo de mi experiencia en los centros mixtos como alumno y como educador y no así de los que mantenían la separación. En la actualidad, dado el fracaso escolar inapelable, vuelve a aparecer este debate y algunos quieren encontrar en este asunto la raíz del penoso estado de la realidad escolar. (No me sorprendería que cualquier día se reclame la "bofetada pedagógica" como complemento de dicha separación de sexos...) Carezco de datos objetivos sobre si los resultados académicos mejoran o no con uno u otro sistema. Habría que hacer referencia también a los aspectos educativos, aunque sean más difíciles de evaluar. En algunos países están investigando y esgrimiendo resultados que cuestionan la enseñanza mixta. Por eso recojo este fragmento del articulo que hoy mismo publica FRANCESC DE CARRERAS, catedrático de Derecho Constitucional de la UAB, en “La Vanguardia” (14-V-2009). Lo expongo a vuestra consideración:
“En estos últimos meses, con un retraso de años respecto a otros países más pragmáticos, se ha iniciado un nuevo debate sobre educación que naturalmente se intenta descalificar desde el dogmatismo. Se trata de la llamada "educación diferenciada", es decir, aquella que considera conveniente que los alumnos estudien en aulas separadas algunas o todas las asignaturas. Claro y breve: los chicos con los chicos y las chicas con las chicas. De entrada aparenta ser una apuesta regresiva, ya que la igualdad entre sexos es en este momento algo compartido por todos y, como consecuencia de ello, lo más adecuado parece que hombres y mujeres aprendan a convivir desde pequeños. Además, en estos momentos, prácticamente los únicos colegios que practican en España la educación diferenciada son las escuelas privadas del Opus Dei y, como es bien sabido, todo lo que hace este instituto religioso es, desde el punto de vista políticamente correcto, absolutamente rechazable. Por todas estas razones, nuestra izquierda dogmática considera discriminatoria, segregadora y sexista esta tendencia pedagógica.
“En estos últimos meses, con un retraso de años respecto a otros países más pragmáticos, se ha iniciado un nuevo debate sobre educación que naturalmente se intenta descalificar desde el dogmatismo. Se trata de la llamada "educación diferenciada", es decir, aquella que considera conveniente que los alumnos estudien en aulas separadas algunas o todas las asignaturas. Claro y breve: los chicos con los chicos y las chicas con las chicas. De entrada aparenta ser una apuesta regresiva, ya que la igualdad entre sexos es en este momento algo compartido por todos y, como consecuencia de ello, lo más adecuado parece que hombres y mujeres aprendan a convivir desde pequeños. Además, en estos momentos, prácticamente los únicos colegios que practican en España la educación diferenciada son las escuelas privadas del Opus Dei y, como es bien sabido, todo lo que hace este instituto religioso es, desde el punto de vista políticamente correcto, absolutamente rechazable. Por todas estas razones, nuestra izquierda dogmática considera discriminatoria, segregadora y sexista esta tendencia pedagógica.
Sin embargo, algunos datos deberían hacernos pensar. Debido a determinados avances científicos, especialmente en psicobiología, se ha comenzado a considerar pedagógicamente recomendable la educación diferenciada y determinadas experiencias prácticas avalan esta recomendación. Este movimiento empezó en los países anglosajones hacia el 2002, a la vista del fracaso escolar y de la mala calidad de la enseñanza. Hasta entonces, en estos países, la inmensa mayoría de las escuelas eran mixtas, ambos sexos convivían en la misma clase. En cambio, con cifras del curso pasado, ya existen en el Reino Unido 1.092 escuelas diferenciadas, entre sus 100 mejores escuelas 81 son de esta tendencia y, finalmente, entre las diez mejores sólo una es de educación mixta. Por supuesto, entre ellas hay escuelas públicas, subvencionadas y privadas, como también es así en el resto de los países. En Francia y Alemania, se imita la experiencia británica. En Berlín, por ejemplo, la enseñanza diferenciada es promovida por socialistas, feministas y verdes; en Francia, es defendida por significadas feministas y, en resolución del pasado 1 de abril, el Parlamento Europeo ha manifestado que es una opción legítima que forma parte del derecho a la educación. Periódicos de izquierdas como The Guardian o La Repubblica lo han considerado una experiencia interesante.
En Estados Unidos la educación diferenciada es uno de los puntos clave de las reformas que Obama quiere llevar a cabo. No en vano su ministro de Educación, Arne Duncan, es uno de los pioneros de esta tendencia en el país, donde desde el 2002 cuatrocientas escuelas públicas han pasado del sistema mixto al diferenciado con un éxito espectacular, especialmente en zonas conflictivas como Harlem y el Bronx. En la toma de posesión de su ministro de Educación, Obama pronunció una frase que deberían aplicarse a sí mismos nuestros pedagogos fundamentalistas: "No empañemos nuestras reformas con ideología cuando sólo se trata de averiguar qué es lo que más ayudará a la buena formación de nuestros niños". También Hillary Clinton es desde hace años una gran partidaria del sistema.
Aporto estos datos sin tener un criterio formado sobre la conveniencia o inconveniencia de la enseñanza diferenciada. No soy ningún especialista en el tema ni lo he estudiado a fondo. Seguramente, además, quizá será bueno en unos casos, malo en otros e indiferente en muchos. En cuestiones pedagógicas creo más en el sentido común que en las teorías de moda. Pero en todo caso me parece lamentable que se ignore la experiencia de otros países y que por dogmatismo pedagógico e ideología política se discrimine en las subvenciones a los colegios que promuevan la educación diferenciada, tal como auspicia y permite la nueva ley de Educación de Catalunya”.
Defínete, Luis Antonio, ¿estás a favor o en contra?
ResponderEliminarYo estoy radicalmente en contra como estaría en contra si se diferenciara entre altos y bajos, guapos y feos, listos o tontos...
Lo que digan una manada de pedagogos, curiosa una sociedad que cuantos más pedagogos tiene más pedagogía necesita, y la cohorte de su corifeos políticos solo revela su absoluta incapacidad para resolver problemas y la necesidad de encontrar un chivo expiatorio para taparse los ojos ante la auténtica cuestion que late detrás de todas estas monsergas: ¿Qué sentido tiene la educación pública en la sociedad actual? ¿A donde va? ¿Cómo curar el terrible mal que la corroe sus estructuras gastadas?
Por muchos estudios que hagan al respecto, incluso si los resultados de esos estudios fueran a favor de diferenciar la enseñanza por sexo, estaré siempre en contra... Me parece un paso atrás enorme.
ResponderEliminarEs fundamental que los chicos desde pequeños tengan acceso a la misma educación independientemente de su sexo. Cada uno, según sus capacidades y condiciones, la aprovechará a su manera. Pero diferenciar a priori?? Para nada.
Yo lo tengo clarísimo, desde luego.
Un beso, Lluís (K)
Al Dr. Krapp:
ResponderEliminarReproduzco alguna de mis expresiones que me definen:
“El paso a la Escuela de Magisterio de Teruel, donde la separación de sexos era total, fue una regresión para mí”
“Sólo puedo decir, y de forma categórica, que guardo un grato recuerdo de mi experiencia en los centros mixtos tanto como alumno como educador y no así de los que mantenían la separación.”
Y por si no te basta, te diré que soy acérrimo defensor de la enseñanza mixta y, si me apuras, detractor de la diferenciada, aunque respete a los que piensan lo contrario.
Niños y niñas, hombres y mujeres...estamos condenados gratamente a convivir juntos, pues hagámoslo desde el principio. Los resultados académicos buenos o malos responden a otros factores, algunos de ellos ya abordados en esta y otras bitácoras con bastante sentido común...
Amigo Dr. Krapp: si albergas todavía alguna duda, estoy dispuesto a aclararla
A Novicia Dalila:
ResponderEliminarTe diré que mi experiencia en el bachillerato mixto me sirvió para descubrir muchos valores, hasta entoces cuestionados, de las chicas.
Y de la Gran Bretaña, como de otraos países, hay muchas cosas que aprender y admirar, pero del funcionamiento de sus centros educativos tengo muchos reparos. A lo mejor algún día ma animo y los expongo en una entrada.
Besos para ti, Novicia
Yo también he vivido, como alumno, las dos clases de educación. Salvo el COU, estudié todo el Bachillerato en La Salle, donde, a partir de primero de BUP, todo era mixto. Antes, en la primaria, también, pero en los cursos 5º, 6º y 7º de EGB (es decir, hasta el actual 2º de ESO) solo había chicos. De aquellos tres años monosexuales sólo recuerdo que algunos profesores se comportaban con una brutalidad que después no se permitían en presencia de chicas. Y con los alumnos sucedía algo proporcional: las chicas no eran tan ñoñas y los chicos no eran tan bestias.
ResponderEliminarPor ahí creo que anda el asunto. Los países anglosajones han sido siempre partidarios de que, tratándose de menores, los conocimientos surgen de la disciplina. En realidad lo que buscan es utilizar dos modos diferentes de disciplina, no enseñar de modo diferenciado. En una clase diferenciada todavía la infancia sigue viva: todo lo que no tenga que ver con la disciplina y los conocimientos queda fuera. Es más fácil crear competencia descarnada en una clase diferenciada que en una mixta, porque se recurre al tópico del comportamiento macho y del comportamiento hembra. Se puede ser más duro, incluso ensañarse con un chico o una chica si no hay mirando alumnos del otro sexo. Supongo que los defensores de la diferencia piensan que cuando no media el otro sexo es como si no hubiera testigos... ni motivos para despistarse.
Por lo demás, un homosexual está mucho más marginado en una clase diferen-ciada que en una mixta. Un chico diferente, no por su orientación sexual sino por cualquier otra razón, tiene muchas más papeletas para la marginación si sólo convive y aprende con su sexo. Al mismo tiempo, un bruto no tiene límites, no ya en la clase silenciosa sino en el trato con sus compañeros. Yo he visto a compañeros hacer cosas en clase (en ausencia del profesor) que mientras quede una mota de pudor en el alma humana jamás harían en presencia de chicas.
Creo que los argumentos de quien defiende la diferencia sólo pueden ser de dos clases: que sea más rentable académicamente (con independencia de los métodos y sin que importe demasiado la educación en sociedad), o que parta de la base cínica de que mujer y hombre son mundos tangentes pero no miscibles, y de que la mutua adaptación es algo que forma parte de la lucha por la vida, no del desarrollo intelectual. En la cultura anglosajona, lo importante son las formas. Es la frase de De Quincey: uno empieza por cometer un asesinato y termina por no ir a misa los domingos. Sólo es lo que se ve. Recomiendo, a quien no la haya leído, la maravillosa novela Chesyl Beach, de Ian McEwan, para quien quiera saber a dónde conducía eso.
Es decir, que o se trata de una variante más del neoliberalismo de toda la vida, o de esa desconfianza radical en la naturaleza que cifra en la falta de contacto una garantía de estabilidad social. Perdonad que me haya extendido tanto y tan confusamente. Yo no sólo no creo en las clases diferenciadas sino que creo barruntar los males que de ellas se derivan.
Esto va a ser como el pescado azul frente al blanco o la posición en que deben dormir los niños para escapar de la muerte súbita...
ResponderEliminarSupongo que hay muchos más parámetros a tener en cuenta... ojo, que no he leido los comentarios y quizá ya nos hayas sacado de dudas... ¿se trata entonces de mujeres que enseñen a las niñas y de hombres que enseñen a los niños?...
Un beso!
P.D.: Luego vuelvo...
Creo en la escuela pública y en todos los principios educativos "ideales" que en nuestras leyes educativas se plasman: coeducación, igualdad de oportunidades... y así intento trabajarlo a diario.
ResponderEliminarLos avances psicobiológicos esos, los miro con distancia. El problema que veo es que no funciona realmente la educación. Mientras se plantean a nivel de política educativa las nuevas tecnologías como panacea a arreglar el sistema, en los centros educativos se lucha por bajar la ratio, buscar un apoyo eficaz al profesorado y rebajar el abandono tan altísimo que hay en la enseñanza obligatoria.
Deberíamos hacer una evaluación seria de qué es lo que realmente queremos como finalidad en nuestros planes educativos. Si buscamos sólo resultados y queremos separar los sexos, acabaremos seleccionando al alumnado como en tiempos anteriores. Si de verdad nos planteamos la educación integral de cada uno de nuestros alumnos, deben vivir en el aula, el contexto real de la sociedad...y aquí entramos todos ¿no?
Luis, estudié casi todos los años de mi vida escolar sólo con mujeres y fui feliz. Tampoco sé cómo hubiera sido con chicos,la verdad, pero mis hijos han estudiado toda su vida escolar en aulas mixtas públicas y han sido felices.
El problema es más profundo. Mira nuestra sociedad ¿qué vemos? miseria a muchos niveles humanos. La educación es un reflejo de nuestra sociedad, nada más. Hay que plantearse otro tipo de cambios más sustanciales no de formas, y para mí las aulas separadas por sexos, sólo es un cambio de forma para no llegar a nada mejor.
En fin. Hay mucho que hablar aquí ¿verdad?
Un abrazo
En mi opinión, Luís Antonio, si en el futuro hombres y mujeres vamos a trabajar juntos, vamos a convivir en todos loa ámbitos de la vida, lo normal y lo deseable, es que nos eduquemos juntos. Yo estudié hata el Bachillerato Elemental en un colegio de niñas, y como tú, también dices, no me enteré de cómo eran los chicos hasta que empecé el B. Superior, que afortunadamente lo realicé en un Instituto mixto. En el Instituto Santamarca de Madrid conocí a los mejores profesores de mi vida académica. A ellos les debo mucho de lo que soy. Como profesora creo que las clases mixtas proporcionan variedad y riqueza al proceso educativo. Espero y deseo no volver atrás en este aspecto tan importante de la educación. Un beso
ResponderEliminarYo también creo mucho más en la experiencia que en las teorías de moda. Pero sobre todo en el sentido común. Y éste, me dice, que si el mundo está formado por hombres y mujeres,lo natural y lógico es que ambos sexos convivan y experimenten juntos desde cuanto antes mejor para todos.
ResponderEliminarTodo lo demás me parecen maniobras orquestales en la oscuridad, o mejor dicho,hacia la oscuridad. Probablemente sean los mismos centros que potencian la Toería Creacionista como alternativa a la Evolución darwinista, diciendo que esta ya está superada y probablemente sean los mismos que se oponen a cualquier avance científico, sobre todo si nos libera de algún modo, en nombre de ni se sabe que principios decimonónicos.
En fin... en el fondo estamos hablando de integrismo puro y duro disfrazado de pseudo-cientifismo sociológico. Para mi y para muchos otros, pura basura, y no me asustan ni las estadísticas, siempre manipulables y manipuladas a favor de la idea que se persiga. Crean opinión. Interesada y sesgada, pero opinión. Y mucho menos el apoyo "políticamente correcto" de todas esas personalidades que nombra el artículo y que no son dueños de sus palabras para nada.
Los votos se coleccionan y se obtienen de muchas maneras, pero casi nunca diciendo la verdad o llamando a las cosas por su nombre.
Ya sabes, la política hace a veces, extraños compañeros de cama.
Y creo que los medios yerran al dar cancha a este tipo de idearios equívocos y retrógrados. Pero, éso también vende...
Decía mi madre, que en paz descanse, cuando oía hablar de este tipo de cosas de volver atrás en costumbres etc... ¿tú volverías a ir en carro? ¿por la autopista?¿a que no?
¡Pues ya está!. ´
Y es que, casi siempre, el sentido común es el menos común de todos los sentidos.
En todo caso, en ésto como en todo, no me opongo a que haya centros de esa clase, mientras no los hagan "obligatorios" y no se gasten mis dineros en ellos.
Un abrazo Luis Antonio.
A BERNARDINAS (ANTONIO):
ResponderEliminarSin duda, la enseñanza mixta conllevó una moderación de las formas de aquellos profesores, todavía seguidores de la máxima de que “la letra con sangre entra”.
Yo me temo que, además de implantar dos modos distintos de disciplina, también pretendan diferenciar el tipo de formación en función del sexo. Al menos en los colegios del Opus Dei es así. Muchos tienen nostalgia de ese estilo y la situación ingrata del sistema educativo actual, que se debe a otras causas, es un buen pretexto para retornar a modelos que deberían estar más que superados.
Muchas gracias, Antonio, por tu extenso y rico comentario. Entre el tuyo y los demás, esta modesta entrada va ganando fundamento.
Un cordial saludo.
A BORRAESO:
ResponderEliminarCuando vuelvas, te contesto. ¿Vale? No tardes.
Un beso
A MAMEN:
Como bien dices, el peligro de clasificar a los alumnos según sexo y rendimiento académico podría llevar a otros parámetros más clasistas...Es una tentación que tienen muchos, más por comodidad propia que por beneficio de los alumnos.
Personalmente no tengo buen recuerdo de la época de enseñanza diferenciada, aunque no tomé conciencia de ello hasta que tuve oportunidad de compararla con la mixta.
Los cambios, como bien dices, deben ir por otros derroteros y no por esos ni por bajar niveles para evitar que los porcentajes de fracaso escolar se incrementen.
Volver al pasado para resolver problemas de un presente tan distinto es dar las espaldas a la realidad. Creo.
Besos
A CRISTAL:
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con lo que expones. Volver atrás es una regresión, aunque hay que respetar a los que consideran lo contrario, ¿no?
Besos, Cristal
A CRISTALOOK:
Me temo, como bien dices, que sean los mismos...
Me encanta el tono tajante de tu comentario. Tu madre tenía buenas razones para pensar de esa manera. ¿Cómo se va buscar en el pasado la solución de los problemas de otro contexto y otra circunstancia tan diferentes. No son pocos los que añoran el autoritarismo del pasado que tan buenos resultados, dicen los mismo, daba. Supongo que los que piensan así no lo sufrieron en sus carnes o son masocas integrales, ¿no?
Otro abrazo, Cristal
Puedo respetarles mientras la separación no se haga con fondos públicos, en caso contrario, me opongo tajantemente a financiarlos. El que quiera separación de sexos, como el clasista que no desea que sus hijos se eduquen con inmigrantes, que se lo pague de su bolsillo. Otro beso, Luís.
ResponderEliminarA CRISTAL:
ResponderEliminarSupongo que te refieres a los centros concertados del Opus Dei. Si es así, comparto la idea.Creo que algunas comunidades tienen criterios diferentes sobre esta cuestión. La Constitución es clara en lo referente a la no discriminación por razón de sexo, etc.
Besos, Cristal
No me había dado cuenta de mi castigo hasta ahora, señor profe, y eso que he pasado por aquí más de una vez... pero tengo poquito que añadir a lo ya dicho y leído...
ResponderEliminarLa educación podría funcionar de muchas maneras distintas, que las formas van y vienen, como las modas y las tendencias... incluso no haría falta ir al colegio, o podríamos tener clases individualizadas con las viejas institutrices, o aprender en el campo, en la montaña, en una isla... rodeadas las niñas de féminas y los niños de varones... Pero hoy por hoy y tal como va el mundo, quiero a mis niños rodeados de niños y niñas, de profesores y profesoras, de negros y amarillos y blancos... o, al menos, que me dejen elegir...
Un beso!!
A BORRAESO:
ResponderEliminarHas hecho público un castigo que te comuniqué en privado... Ha valido la pena porque ha resultado pedagógico. Tu comentario no tiene desperdicio alguno.
Con tu permiso, repito tus últimas palabras que hago mías:
"quiero a mis niños rodeados de niños y niñas, de profesores y profesoras, de negros y amarillos y blancos... o, al menos, que me dejen elegir..."
Te felicito con un abrazo sincero y cariñoso, Borraeso
Le doy toda la razón a mi querida amiga Borraeso , es más no creo que los nanos al estar desde el primer año de vida juntos , en guarderias ,tengan problemas por culpa de estudiar tod@s juntos , ni el fracaso sea especialmente por esa causa , no creo que ese sea el problema .
ResponderEliminarBesos .
A CARLOTA: Por ahora no hay ninguna discrepancia. Habría sido intesresante contar con alguna opinión favorable a la seperaciòn de sexos, pero con sólidos argumentos. Quizás no los haya y ahí esta la razón de esta unanimidad.
ResponderEliminarUn abrazo, Carlota
Bueno, qué agregar a tan interesantes, acertados y bien fundamentados comentarios.
ResponderEliminarHe tenido como tú las dos experiencias; primaria mixta, secundaria de señoritas y universidad mixta. Claro que cursadas en diferentes etapas de la vida, lo que no sé si hace tan válida la comparación entre una y la otra.
Me ha encantado tu frase estábamos juntos, pero no revueltos. Y así son mis primeros recuerdos de la escolaridad. Pero tengo que agregar que también compartiendo, conociendo diferencias, respetándolas.
De la escuela Normal claro que tengo buenos recuerdos, pero también esa cosa patológica de ver entrar a un hombre por el pasillo central y asomarse todas a estudiar a un bicho raro; de ese apresuramiento por organizar actividades conjuntas con el Normal de varones, no por la actividad en sí misma, que perdía total importancia. También recuerdo algunas asignaturas totalmente diferenciadas. A las chicas se nos enseñaba cómo cambiar a un bebé, cómo manejar el presupuesto del hogar y cómo airear las habitaciones. Los chicos, por supuesto, no necesitaban aprender esto, y esas horas se utilizaban para inculcarles otros conocimientos acordes con su rol de hombres proveedores. Y las diferencias las aprendíamos como podíamos, nosotras mismas, en comentarios íntimos y cómplices...la mayor parte de las veces, equivocadamente.
Yo me temo, como creo que sos vos que lo dijiste más arriba, que lo que se intente sea una formación diferente, inaceptable a estas alturas.
Ya lo he dicho más de una vez; pienso que el fracaso irrefutable de la educación, necesita urgente, un debate a fondo y que cada quien se ponga el sayo que le corresponde.
Creo que cuanto más diversidad integremos en las escuelas, más significativos serán los aprendizajes en valores. El respeto por las diferencias de sexo, raza, religión, cultura y capacidades no se aprende en aulas separadas. Al contrario, las acentúa, crea rivalidades y nos priva de un intercambio enriquecedor.
Jamás enviaría a mis hijos a una escuela intransigente en este aspecto.
A mí me gustaría cocnocer cuáles son los fundamentos de esta tendencia que expones y con la que nunca acordaré. Sigo creyendo que acá, hay gato encerrado.
Un abrazo de litoral receloso, Luis.
A MARACUYÁ:
ResponderEliminarSólo quiero manifestarte mi adhesión incondicional a todo lo que expones. Todos los comentaristas, a los que estoy sumamente agradecido, están en la misma línea. El debate surge a partir de que en algunas comunidades españolas que tienen competencias en materia educativa se están replanteando si tienen o no que subvencionar a los colegios del Opus Dei que son prácticamente los mismos que mantienen la separación de sexos en sus numerosos colegios. La derecha es partidaria y los demás partidos políticos no lo tienen claro.
Paralelamente a esta cuestión aparecen algunos artículos periodísticos – yo me hago eco de uno de ellos – donde se recogen experiencias de educación diferenciada en algunos países. Y se me ocurrió que podía ser un tema interesante, pero la unanimidad que hemos manifestado todos no es representativa de todo el espectro ideológico y pedagógico que se palpa en el conjunto de la sociedad.
El tema de fondo no es tanto que haya pluralidad de centros educativos, sino si todos deben subvencionarse con fondos públicos...
Un abrazo afectuoso, Maracuyá
Los motivos de los colegios del Opus no son por educar diferenciadamente; es que el sexo para ellos es pecado y donde está la tentación está el peligro... hipócritas.
ResponderEliminarA P.VÁZQUEZ:
ResponderEliminarPara ambas cosas, no lo dudes. Te lo digo con conocimiento de causa...
Nada, nada, y que las pongan a coser por las tardes, que las mujeres que leen muchos se vuelven peligrosas... ¡La madre de judas!. Me parece que centrar el fracaso educativo en la necesidad de separar a niños y niñas, supone un fracaso... de todos los adultos.
ResponderEliminarYo he ido a colegio mixto, público y la verdad es que no creo que me haya perjudicado, en absoluto. Un poco de normalidad, y convivencia es favorecedor.
Todos los niños (y niñas) maduran de forma distinta, pero no creo que eso sea motivo suficiente para separalos, porque nos podría llevar a un camino muy peligroso. ¿Qué será lo siguiente, separar a los "listos" de los "tontos"? También evolucionan de forma distinta ¿no?.
Hay que ahondar un poco más en los problemas de fracaso escolar, y no quedarse en la superficie.
Saludos y muchas gracias por tu visita. Con tu permiso yo, también me cuelo.
A ANABEL:
ResponderEliminarEl peligro de la separación por sexos podría llevar a lo mismo, según niveles de conocimientos, inteligencia, etc. Pero los mismos que pudieran participar de estos agrupamientos, los rechazarían si a los suyos los colocan en el grupo "inferior"...
En la vida real hay de todo y, como bien dices, hay que aprender a convivir con todo ello.
Otra vez, bienvenida, Anabel