Siempre
he creído en el valor educativo de la conducta ejemplar en todos los sentidos.
¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de que “la palabra convence, pero el
ejemplo arrastra”? Y por eso he tratado de transmitir este principio, siempre mejorable, tanto en mi vida profesional como familiar. Los padres, los educadores y toda suerte de
profesiones que impliquen un cierto grado de relación social deben, debemos,
dar ejemplo. Pero no basta con esto y bien que me pesa afirmarlo con
rotundidad, ponerlo en cuarentena y hasta cuestionar el conocido aforismo de Albert
Eistein que encabeza esta entrada.
Quienes
contemplan tales comportamientos, supuestamente modélicos, lo mismo pueden reaccionar imitándolos que rechazándalos. Todos conocemos a hermanos que se han
educado en un mismo entorno familiar y escolar y resultan ser diametralmente
diferentes. Es posible, pienso yo, que algunos modelos de conducta, ajenos a
los vividos en tales entornos, les hayan
resultado más atractivos... Y están en su derecho a elegir, claro.
Lo que importa es el ejemplo, lo compruebo una y otra vez.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo.
Nadie lo pone en duda. Lástima que no sea suficiente...
EliminarUn abrazo, Alicia
ResponderEliminarEl ejemplo es importante, sin duda, los referentes que vemos mientras crecemos nos van marcando pautas, pero luego está la naturaleza y personalidad de cada uno, las fases que cada uno pasa a lo largo de las vida, las diferentes circunstancias que condicionan la evolución de las personas. A veces en la adolescencia por esa locura que les entra a las hormonas, el espíritu rebelde y de llevar la contraria por norma, hace que se sigan patrones opuestos a los que hemos vivido y visto siempre, suele ser pasajero salvo excepciones. Creo que lo que se siembra dentro bien sembrado y el ejemplo es la mejor semilla, siempre hecha raíces, tardará más o tardará menos pero casi siempre da su fruto.
Por cierto, siento no haber llegado a la entrada de abajo y ya puestos te dejo dos comentarios al precio de uno:-) internet, los blogs, son una forma como otra cualquiera de comenzar a conocer a la gente, ni en vivo ni en directo se conoce a fondo a nadie, ni aquí. Cara a cara ves unas cosas, aquí otras, sumando ambas, tienes el puzle completo. Luego el tiempo decide, siempre decide él.
Mi experiencia es estupenda en cualquier caso hasta la fecha, he conocido ya a muchos blogueros en persona y nadie me ha defraudado, al contrario, si lo que he visto de ellos aquí me ha gustado, al conocerlos más y mejor.
Muchos besos LUSI ANTONIO vaya manera de producir entradas xD, da gusto verte tan energético en estos tiempor de hundimiento generalizado, me alegro muchísimo, sigue mineralizándote y súper vitaminizándote, te sienta de maravilla;))
Tienes razón en las matizaciones que haces y, como tú, soy de los que todavía creen en que tarde o temprano el buen ejemplo da su fruto, pero tampoco hay que ignorar que el "mal ejemplo" también despierta adhesiones, ¿no?
EliminarEn lo referente a las relaciones entre autores de bitácoras, lo mismo podría decir de mi experiencia propia, María. El conocimiento directo de algunos de ellos todavía ha mejorado las relaciones ya existentes.
Gracias por los ánimos.
Un fortísimo abrazo para ti, María
Mi profesor de autoescuela sempre me decía: Tú haz lo que yo te diga y no lo que yo haga.
ResponderEliminarDar ejemplo es vital, muy cierto, como vital es el tomar ejemplo; y estoy deacuedo con tigo en que no basta con una sola de las dos.
Dar buen ejemplo y tomarlo sería lo ideal... Pero qué se entiende por buen ejemplo. Posiblemente no nos pondrímos de acuerdo y eso también desorienta a los que imitan...
EliminarEl problema se agudiza cuando no tenemos claro qué hay que añadir al buen ejemplo...
Saludos, Manuel
No puedo estar contigo de acuerdo en esta ocasión, amigo mío. El ejemplo que pones entre hermanos, acostumbra a darse muy a menudo por una cuestión de "celos" y un intento de "ganarse" la atención de las figuras paterna y materna. Se puede convertir en crónico en la adolescencia, pero en lo referente a gustos (música, forma de vestir, hábitos, e incluso comportamiento), pero es una respuesta lógica al estímulo ambiental dado dentro del medio familiar (normalmente, la preferencia paterna por uno de los hijos), por lo que no es patológico y suele desaparecer en la adultez cuando los hermanos se separan y crean sus propios núcleos familiares, si bien la relación entre ambos no acostumbra a ser buena.
ResponderEliminarEn realidad, en este caso, lo que se da es un mal ejemplo por parte de los padres al elegir a uno de los hijos, menospreciando al otro (los motivos pueden ser muy variados; desde que es más inteligente o mejor estudiante, a que tiene un carácter más abierto y simpático, o sencillamente porque sí), por lo que es en realidad el propio medio familiar, con su mal ejemplo en la predilección por un o de los niños, el causante de esta diferencias (o anomalías) en el comportamiento.
Hasta el momento en que yo estudié psicología, en los estudios sobre niños/as monocigóticos se podía comprobar fácilmente la influencia del medio ambiente en la conducta (y por tanto en la formación del carácter) de los niños/as, lo que significaba que no estaban estructurados por la genética ni biológicamente, sino que había una interrelación entre ambos campos. Me parece que hoy en día, sigue en pie - independientemente de los avances habidos - esa teoría.
Saludos, y un abrazo.
EliminarPerdóname CARLOS, pero no estoy en absoluto de acuerdo con tu argumentación de que son los celos la causa de que dos hermanos sean diametralmente opuestos y sigan patrones de comportamiento diferentes ante un mismo ejemplo, modelo de conducta o educación.
El ambiente condiciona siempre, pero no modifica la naturaleza de los individuos. Dentro de cada ser humano se produce un produce un proceso cognitivo diferente. Habría que analizar uno por uno los componentes fisiológicos, genéticos, ambientales y comportamentales de cada individuo para saber el por qué de su conducta y eso es prácticamente imposible :-)
Habrá casos en los que los celos surjan por causas objetivas, sin embargo la mayoría de las veces la raíz de ellos está en la propia naturaleza insegura del individuo. A igual atención, educación y cariño, pueden surgir los celos igualmente. No tienes más que ver como reacciona un niño ante la llegada de su hermanito... su miedo a perder el lugar en casa ( príncipe destronado:-) surgen nada más ser consciente de su existencia, mucho antes de la actitud o comportamiento que adopten sus padres con ambos. Los padres pueden o no agudizarlos si no son conscientes que han surgido y abordan el problema que supone, nada más.
Por último, los celos, justamente los celos, amén de otros componente socioculturales al contrario de lo que comentas, pueden convertirse en un problema patológico, causa de mucha de la violencia en ámbito familiar. Por eso este comentario mío... tristemente lo he visto demasiadas veces por mi trabajo.
Un abrazo, disculpa mi intromisión y feliz día para todos.
Llevas razón María. Si yo me he basado en el supuesto de los celos por el ejemplo de los padres como causa de la diferencia de comportamiento, ha sido porque era el centro de discusión del tema. Claro que existen celos no basados en motivaciones aparentes causadas por los padres, sino en exigencias internas del niño. Y dije que hay una interrelación entre la genética y el medio ambiente en la formación de la personalidad del niño, y dependerá del comportamiento ( estímulo o ejemplo) de los padres el que la respuesta del niño sea o no correcta. Cierto que la información biológica del niño influye en su carácter, pero ésta es modificable durante el proceso de crecimiento y maduración del niño, por la acción del medio ambiente, tanto familiar, como escolar, o general.
EliminarLos celos, dentro de un ambiente familiar normal, que es al que yo me refería, no son causa en la adultez de ningún tipo de patología, ni violencia familiar. Distinto es que esos celos se den ya en familias de por sí conflictivas, o que no hayan sabido reaccionar ante el comportamiento de sus hijos. Ten en cuenta que yo me he basado siempre en casos "normales" bajo condiciones "normales".
Además acabé psicología en el año 81, y aparte de algún trabajo de investigación que hice al principio, salvo algunas lecturas, no he hecho prácticas de nada. Me he dedicado a estudiar otras materias y a hacer otras cosas, por lo que estoy un poco fuera de los actuales conocimientos.
No ha sido ninguna intromisión, sino todo lo contrario, María.
Un abrazo.
Me olvidaba de comentar, que al hablar de patologías, me refería a patologías como tal y que se hayan derivado de los celos en el caso que puse de ejemplo. Porque, como indiqué, la relación que sigue habiendo en la adultez no suele ser buena entre los hermanos (conozco varios casos cuya enemistad es debida a los celos infantiles justificados), pero tal relación no se puede considerar como una patología. Si hablo de patologías es de alteraciones serias en el carácter (caracteropatías), o en el comportamiento (agresividad, ciertos tipos de neurosis maníaco-depresivas, melancolía, indolencia, etc).
EliminarA Carlos:
EliminarCuando escribí esta entrada no pensé, para nada, en la incidencia de los celos. Por eso me sorprende la interpretación que haces de la misma.
Cuando evaluamos en los centros docentes acostumbran a salir consideraciones sobre hermanos matriculados en diferentes cursos y, aunque las comparaciones son odiosas, constatamos una y otra vez las notables diferencias que observamos entre ellos. Ahí está el origen de esta entrada...
Carlos, te agradezco todas las aportaciones que has hecho. Entre tú y María, junto con todos los demás, habéis enriquecido lo que no es más que un esbozo e inicio del tema.
Un abrazo
A María:
EliminarCuando necesite una abogada, ya sé a quién tengo que recurrir...
Espero, sin embargo, que si se produjera ese conocimiento, sea por otro motivo...
Besos
Jajaja graacias a los dos, en realidad CARLOS, yo sí que no sé nada de psicología, aunque tengo a una hermana mía dentro del gremio, solo pura observación de los comportamientos, en el fondo no soy más que una abogado de secano y psicóloga barata de andar por casa;-)
EliminarAaahh LUIS ANTONIO y noo lo dudes, jamás llevaría el caso de un amigo, en la sombra lo que sea, se me da muy bien soplar :-) en todo caso que jamás necesites los servicios de ninguno, somos lo peor:-)
Nos conoceremos delante de un café calentito y humeante en el paseo de Gracia, espiando a ver si vemos aparecer a Eduardo Mendoza... te va a tocar presentármelo, así que entrena y toma nota de los horarios mientras:-)
Muuuchos besos a los dos y muy feliz finde.
Dar ejemplo es nuestro única forma: elegir, en efecto, es voluntad del otro.
ResponderEliminarA lo mejor, además de dar ejemplo, tenemos que dar pautas para elegir con libertad, pero con criterio... Ardua tarea, ¿no?
EliminarSiempre he pensado que la educación y los valores se aprenden en casa y desde pequeños ( 50% ).. Luego.. cuando salen es cuestión de cada uno de con quién se relaciona y como actúa ( el otro 50%).. Sin embargo creo firmemente que el buen ejemplo siempre es muy positivo..
ResponderEliminarBesos
Nadie cuestiona la bondad del buen ejemplo. Sin embargo no deja de sorprender que, a veces, provoque - junto con otras circunstancias - resultados tan dispares...
EliminarUn abrazo
De este menú cogería un poquito de todos.La idealización de los adultos sea el parentesco que sea puede hacer mucho daño en una personita que esta entre dos aguas.No cabe duda que en la primera edad hacen falta unos patrones dónde poder reflejarse...Pero yo pregunto: ¿dónde esta la verdad?, la perfección existe?
ResponderEliminarPorque lo que antes eran valores y modelos a seguir,estoy hablando de una Epaña profunda,hoy esos patrones han mutado.
Un abrazo.
Hay valores de carácter universal que trascienden a las coyunturas políticas...
EliminarQuizás los adultos no somos tan ejemplares como pretendemos o trasmitimos valores cuestionables...
Un abrazo, Bertha
Yo creo que el respeto y la educación, así como el resto de los valores humanos, tienen sus raíces en la familia, por lo que, es desde ahí donde los padres debemos sembrar cariño y valores humanos, que el ambiente familiar sea cálido para que ellos puedan recoger y después transmitir ese amor, porque si crecen en un ambiente familiar violento, claro está que ellos engendrarán odio y sentimientos negativos hacia ellos mismos y hacia los demás, aunque también es cierto que influyen en ellos las relaciones con los compañeros, amigos, y profesores, así como de la sociedad.
ResponderEliminarMe encantan los temas que compartes porque nos haces reflexionar, además, tu blog es como un manantial siempre hay temas nuevos para debatir, yo últimamente estoy algo "seca de ideas".
Un beso, y además, hoy te va un abrazo, por tu respuesta a mi anterior comentario.
Muchas familias delegan la función educativa a las escuelas.
EliminarLos amigos y la calle pueden influir tanto o más que la familia y a escuela. Siempre ha sido así. Las nuevas tecnologías también dejan huella...
Gracias por tus gentiles palabras, María
Besos y abrazos
Yo creo que en las actitudes influye todo: el ejemplo, la palabra y las experiencias vitales de cada cual a lo largo de su vida. Y desde luego, la personalidad individual de cada uno. Y de esa coctelera se nutre cada individuo y el resultado es lo que vemos.
ResponderEliminarUn beso, Luis
Así es, Novicia. El ejemplo es básico, pero no es más que uno, entre varios, de los factores que dejan huella. Y cada uno lo digiere a su manera...
EliminarBesos, Novicia
Estoy totalmente de acuerdo con el comentario de María en su primer párrafo: "El ejemplo es importante, sin duda, los referentes que vemos mientras crecemos nos van marcando pautas ..."
ResponderEliminarSolo subrayar que los ejemplos están por encima de criterios éticos y morales. Tanto influyen los positivos como los negativos. Estoy básicamente de acuerdo con Einstein e ignoro que otra clase de cosas podemos darle a los demás más allá de ellos a no ser un montón de gastadas teorías.
Pues no sé qué puede haber de ejemplar en pautas de comportamiento que estén al margen de principios éticos y morales...
ResponderEliminarTambién de acuerdo con las muchasby variadas aportaciones de María.
No discrepo de Einstein ni de la relevancia educativa del ejemplo. Solo manifiesto que no es suficiente. Tampoco se me ocurre más teoría que la de intentar enseñar - difícil tarea - a elegir "ejemplaridades" con criterio...
Esta hermana "pequeña" que casi siempre lo primero que escuchaba era un: "parece mentira, con la hermana que tienes..." durante toda su niñez y parte de la adolescencia, siempre la adoró, la adora y viceversa!
ResponderEliminarLuego, mis tres retoños, también han venido a confirmar tu frase. No, no basta con el ejemplo, aunque el no tenerlo aún es peor. Pero más que eso, pienso que cada uno, es/somos, únicos y singulares y podemos asumir o reaccionar (con sus diferentes matices) al mismo ejemplo de forma muy distinta. Y si te digo la verdad, cuantos más años pasan, creo que gracias a dios que así es.
La escuela, la familia, el ambiente... esa es la teoría... pero al final en ese tótum revolútum de diversos factores,lo que más prima es el carácter de cada individuo. A grosso modo, claro.
Un abrazo, Luís.
Si no fuera así, los hermanos seríamos cromos repetidos, ¿verdad?.
EliminarTambién prefiero que sea como tú dices porque pensar que no se puede superar el factor genético y ambiental equivaldría a negar la singularidad de cada individuo y el derecho que tiene a ser y a estar como le venta en gana.
Eso no quita que también nos lamentemos en ocasiones de la relativa incidencia del factor ejemplar. Sobre todo en según qué casos...
Un abrazo, Cristal
El ejemplo es básico. Pero ese ejemplo debe refrendarse con enseñanzas, sin no la cosa quedad en un intermedio difícil de asumir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y así y todo cada individuo es diferente a todos los demás en todos los aspectos.
ResponderEliminarUn abrazo, Migel
Creo que no basta el ejemplo, más allá de éste, es la capacidad de la persona que da ejemplo de proyectar en el otro el reflejo de algo que significa algo para él o ella, que tiene valor más allá del propio ejemplo. Por eso somos receptores de multitud de ejemplos pero solo unos pocos, ya sean buenos o malos, quedan asociados a determinadas personas y contribuyen a nuestra formación.
ResponderEliminarAsí me lo parece a mí.
Besos.
Supongo que todo se debe a la libertad que tenemos de elegir o no determinados espejos en los que mirarnos... Aunque, mucho me temo, que influyen muchísimos otros factores... Bastantes de ellos...de carácter emocional.
ResponderEliminarBesos, Angie