Cada vez aprecio más la concisión en la escritura y el tamaño
generoso de la letra. Evidencias, ambas, de que me estoy haciendo mayor... Reproduzco esta entrada de diciembre del 2007 que, salvo un comentario
estupendo e ilustrativo de José L. Ramírez que añado al final, pasó por estos lares un tanto desapercibida.
"LO BUENO, SI BREVE, DOS VECES BUENO,
Y AUN LO MALO, SI BREVE,
NO TAN MALO"
Este conocido refrán, sentencia o aforismo se acostumbra a decir sesgado, es decir, sin la
segunda parte. Grave omisión porque esta segunda parte tiene un significado
claro y sin doblez interpretativa. Mientras cuesta aceptar que lo bueno sea
mejor si es breve, sobre todo si se aplica a cuestiones ajenas a la literatura,
no cuesta nada comprender y aceptar que lo malo cuanto más breve sea, será
menos malo. Yo acostumbro a destacar la ejemplaridad y sabiduría de esta frase,
pero no acabo de ser coherente con sus principios porque me cuesta sobremanera
aplicarlos. Algunos dicen que a las mujeres les cuesta ir directamente al grano... No sé...
La frase es clara, breve, concisa y sencilla. Todo un prodigio de
virtudes conceptistas. El autor, Baltasar Gracián (1601-1658), jesuita,
aragonés y de carácter un tanto inconformista es uno de los clásicos menos
divulgados de nuestra literatura, pero quizás uno de los más citados merced a
este célebre dicho: “Lo
bueno, si breve...” En algún
sitio he leído que el libro de Gracián: El
oráculo manual y arte de prudencia, una
colección de trescientas máximas para alcanzar la perfección, con otro título,
está teniendo muy buena acogida entre el empresariado japonés... Y no me
extraña. Hay libros de cabecera y libros que nos traen de cabeza. Los primeros
sirven para ayudar a conciliar el sueño. Los otros, para permanecer despiertos
y agudizar el ingenio. Existe una razón, sospecho, para que la obra haya tenido
tan buena acogida. Y es que, pese a contar más de trescientos años, su visión
de la vida humana pareciera ser de este siglo. El mundo es un engaño, viene a
decir Gracián, y todo hombre sagaz debe descubrir la verdad entre las mentiras
que lo disfrazan. También ha de ser astuto y realista y saber acomodarse al
mundo mediante el sabio uso de la prudencia que, en nuestro autor, es arte
antes que virtud.
P.D. Ruego a los comentaristas que no regatean palabras, tiempo y espacio que no se dejen influir por esta entrada...
P.D. Ruego a los comentaristas que no regatean palabras, tiempo y espacio que no se dejen influir por esta entrada...
Comentario:
José L. Ramírez:
José L. Ramírez:
Me agrada ese comentario acerca de Baltasar Gracián. El que su libro tenga éxito en Japón no quiere seguramente decir que la experiencia de los japoneses coincida con la de Gracián. El mérito de un clásico reside en haber logrado decir algo que se puede interpretar de manera constructiva en diferentes situaciones humanas.
En cuanto a lo de que la prudencia es arte antes de virtud, suena bien, pero supondría poder aclarar lo que queremos decir con "arte", "técnica", "virtud" y "prudencia". Se ha hecho difícil. Yo pretendo que el arte sea "ar(e)té", jugando con el español y el griego. Arte es virtud y se adquiere por hábito. La acción crea el órgano, no al revés como en los órganos corporales.
Y la frase de Gracián de que lo breve es mejor ... depende. Hay cuestiones que necesitan verse y explicarse desde varias perspectivas, para que estemos seguros de que se han entendido. Estamos constantemente expuestos a creer que entendemos sin que sea así. Lo único que es aceptable es que una frase breve y bien constru+ida puede aplicarse a muchas situaciones. Al igual que una herramienta buena puede tener diferentes usos.
Transmitir o escribir con sencillez y coherencia.No cabe duda que es una habilidad comunicar con claridad utilizando pocas palabras.
ResponderEliminarLa prudencia: nunca esta de más.Y más en la palabra escrita.
Un abrazo Luís Antonio.
PS:este librillo me ha picado la curiosidad me lo agencio de la biblioteca.
Espero que no te asuste su complejidad. Gracián es conciso, pero está lejos de la sencillez... Observa el acertado comentario de Carlos Galeón...
EliminarUn abrazo, Bertha
Las palabras se desgastan, por eso no es conveniente usarlas con ligereza.
ResponderEliminarDr. Krapp, a su muy acertado comentario, le añado, si me lo permite:
Eliminar"...ni sin otorgarles el debido valor, segun el momento y el interlocutor"
Un saludo :))
No me importaría que los comodines se desgastaran hasta desaparecer del mapa lingúístico...
EliminarPara mí es casi imposible ser breve. Ya he dicho muchas veces que envidio a la gente capaz de concretar ideas en tan pocas palabras cuando yo necesito cientos. Es una asignatura pendiente para mí.
ResponderEliminarSin embargo, por otra parte creo que más que la brevedad, es importante lo que dice Bertha: La sencillez y la coherencia. Eso es fundamental.
Un beso, Luis.
Me encanta como escribes, Novicia. Tienes estilo y personalidad.
EliminarLo que escribo aquí es reflejo de lo que abordo en clase, sin ánimo de pontificar...
Besos
Pues yo no le tenía afición, pero cada vez me gusta más esto de la brevedad. Practicarla y leer a quienes la practican -Novi es una excepción, que es una rollera pero me cae bien ¡¡¡xD!!!, coña sister, of course, ya tú sabeh que en privado menudos rollacos te suelto-. Además fíjate, justo leía esta tarde que quien se enreda y decora en exceso, es porque en realidad no tiene nada que decir o lo que dice es de poca importancia.
ResponderEliminarNo sé, pero entre Góngora y Quevedo, pues me quedo con el segundo, chico.
Un beso, Luis Antonio.
Yo también me quedo con Quevedo, pero al contrario que él, nada tengo contra Gondora.
EliminarUn saludo.
Se nota que el conceptismo de la Edad de Oro te gusta. Igual que a mí. Eso no impide disfrutar otras maneras. Hay tantas como personas... Imagínate. La de Novicia, genial.
EliminarY la tuya. que conste...
Besos, Vero
A mi me es imposible. Si consigo ser breve, es a costa de mucho esfuerzo, va en contra de mi naturaleza.
ResponderEliminarAdmiro la gente que consigue concreción, expresión y contenido, para mi eso es un verdadero arte cuya práctica requiere de muchísima inteligencia que no poseo, lo mío es pura y mera anécdota, siempre.
Hubo una vez un decano del colegio de abogados de Madrid, famosísimo por sus devastadores interrogatorios en las vistas de los juicios, con preguntas súper escuetas y alegatos mínimos. Cuando le preguntaron cual era su secreto dijo: padezco problemas respiratorios, debo medir al detalle las palabras que uso, si me excedo, se me termina el aire para decirlas:-)
Lo siento, a mi me sobre oxígeno, así que mucho me temo que me vais a sufrir... cuando se me termine, me quedaré además de muda, muerta:-)
Muuucho, muuuchos besos y muuuy feliz finde LUIS ANTONIO.
Por si no te has dado cuenta, te diré que la posdata es básicamente para ti...
EliminarTodos los estilos son válidos, pero cada cual tiene sus preferencias. (Te diré un secreto: me encantan los comentarios extensos de lo demás...)
Besos a raudales
Baltasar Gracian, un adelantado a su tiempo...parece ser.
ResponderEliminarLe pusieron un nombre transgresor para la epoca, asi que deduzco que sus padres algo tuvieron que ver en su educacion ;)
Un abrazo, Luis.
No había caído en lo del nombre...Eres buena observadora.
EliminarUn abrazo, Bertha
No es de extrañar que lo tengan de libro de lecturas nocturnas los japoneses, tan admiradores de los haikus. Baltasar Gracián fue un adelantado en su tiempo y castigado por su propia compañía (jesuitas). Marca el prototipo del príncipe de su época como Maquiavelo lo hizo de la suya, pero moviéndose entre la "virtus" latina y la "areté" griega, teniendo en cuenta que vivía en un país bajo la Contrarreforma. Hay que tener en cuenta que su obra de madurez, "Oráculo manual y arte de prudencia" (1647) se tradujo al francés como "L'homme de cour" (El cortesano).
ResponderEliminarEl libro, que parece sencillo de leer, es en realidad de lectura complicada, pues precisa de la comprensión de trescientos aforismos encadenados, síntesis de todos su pensamiento. De ahí, esa brevedad, esa concisión del pensamiento de la que se habla y que tanto en común tiene con el haiku japonés.
Te diré también que no hace mucho se hizo una versión en inglés, vendida como una versión de autoayuda para ejecutivos y que estuvo 18 semanas entre los más vendidos en la lista del Washington Post. Se tradujo como "The art of worldly wisdom: a pocket oracle" (El arte del conocimiento (o prudencia) mundial: un oráculo de bolsillo".
Espero haber ayudado en algo.
Un abrazo.
A mí sí.
EliminarUn beso, y gracias :)
Veo que eres un experto e literatura de la Edad de Oro. Espero que la advertencia que haces sobre la dificultad de su obra no asuste y sirva de estímulo...
EliminarUn abrazo, Carlos
La brevedad es una compleja cuestión de precepción; algo muy distinto de la longitud.
ResponderEliminarMi lectura más breve ha sido "El Quijote"
EL JUDAÍSMO ES LETRA PURA, ES UNA MANERA DE SER NO VICIAR LA IMAGEN....
ResponderEliminarFORMA PARTE DE NUESTRA GÉNESIS.
Manuel, no acabo de entender tu comentario...
ResponderEliminarSe refiere al sentido de la frase. La mayoría, al oir o leer esta frase, incluso los que la pronuncian, piensan en un intervalo de tiempo medible de manera física y no, a lo que yo me refiero, en la percepción de ese tiempo. Cuantas veces hemos oído eso de "fueron unos segundos eternos" o "se me ha hecho corta la tarde, paso el tiempo volando"
EliminarPercepción subjetiva del tiempo. Queda claro. Gracias, Manuel
EliminarDapazzi: tendré que documentarme sobre el judaísmo...
ResponderEliminarSaludos
Cada vez me sobran más cosas en este mundo. También todas las palabras innecesarias. NO te haces mayor, te haces más sabio.
ResponderEliminarGracias, Pedro. Tu comentario me rejuvenece... Ya ves.
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