Tortoni 1
Tortoni 2
Los cafés porteños, aunque deben su origen a París - ciudad espejo en la que se contempló Buenos Aires en sus tiempos de gloria - tienen una significación tan profunda que constituyen parte esencial de la idiosincrasia de esta macrociudad. Amantes del diálogo y muy locuaces, los argentinos encuentran en estos locales el ámbito ideal para llevar a cabo sus ansias de comunicación con los demás. Los cafés vienen a ser algo así como albergues y puntos de encuentro a mitad de camino entre el espacio urbano y el particular. Los cafés de Buenos Aires son mágicos porque, aun siendo amplios y de todos, también resultan cálidos y propician el encuentro con uno mismo. Gómez de la Serna, asiduo de cafés míticos madrileños y porteños, dijo de ellos:
“El café es una sociedad de calores mutuos”.
En el café “Richmond”, este escritor siempre tomaba “mint-julap” al que describía con estas palabras: “ ese whisky con ese iceberg de hielo en el que flota y se enfría un ramo de yerba buena...” mientras que su esposa, la escritora Luisa Sofovich, prefería la confitería donde tomaban té con “masitas”.
Vivir en Buenos Aires o visitar esta ciudad obliga a conocer estos lugares. Y es un imperativo que, a diferencia de otros, resulta grato y placentero. Son incontables los cafés míticos de la ciudad porteña: el “Tortoni”, decano de todos ellos y frecuentado, en exceso, por turistas, “La Ideal”, el “Jockey Club”, el “Richmond” donde Jorge Luis Borges acostumbraba a tomar su chocolate caliente, el “London City” donde Julio Cortázar escribió alguna de sus novelas...
Casi todos los cafés ofrecen una amplísima variedad de bebidas y comidas. Lo mismo puedes tomar un cortado con una “medialuna” como degustar un soberbio “bife de chorizo”, pizza, empanadillas, merluza negra, alfajores de maicena... Y lo más interesante, a cualquier hora. Los hay también que ofrecen funciones de librería, espectáculos de tango y musicales, etc.
Como muestra, un botón, y por eso sólo voy a referirme brevemente al “TORTONI” de Buenos Aires y a “EL CAIRO” de Rosario, porque estos establecimientos, aunque abundan en la capital federal, no son exclusivos de ella.
“El café es una sociedad de calores mutuos”.
En el café “Richmond”, este escritor siempre tomaba “mint-julap” al que describía con estas palabras: “ ese whisky con ese iceberg de hielo en el que flota y se enfría un ramo de yerba buena...” mientras que su esposa, la escritora Luisa Sofovich, prefería la confitería donde tomaban té con “masitas”.
Vivir en Buenos Aires o visitar esta ciudad obliga a conocer estos lugares. Y es un imperativo que, a diferencia de otros, resulta grato y placentero. Son incontables los cafés míticos de la ciudad porteña: el “Tortoni”, decano de todos ellos y frecuentado, en exceso, por turistas, “La Ideal”, el “Jockey Club”, el “Richmond” donde Jorge Luis Borges acostumbraba a tomar su chocolate caliente, el “London City” donde Julio Cortázar escribió alguna de sus novelas...
Casi todos los cafés ofrecen una amplísima variedad de bebidas y comidas. Lo mismo puedes tomar un cortado con una “medialuna” como degustar un soberbio “bife de chorizo”, pizza, empanadillas, merluza negra, alfajores de maicena... Y lo más interesante, a cualquier hora. Los hay también que ofrecen funciones de librería, espectáculos de tango y musicales, etc.
Como muestra, un botón, y por eso sólo voy a referirme brevemente al “TORTONI” de Buenos Aires y a “EL CAIRO” de Rosario, porque estos establecimientos, aunque abundan en la capital federal, no son exclusivos de ella.
Tortoni 2
El “Tortoni” (el mejor café porteño del siglo XIX) fue fundado en 1858 por un francés, en recuerdo de otro de similar nombre de París, y se halla en la archiconocida Avda. de Mayo. A ciertas horas de la noche el turismo lo invade todo, pero después retorna la calma y el espíritu clásico más sosegado e intimista. A pesar de sus enormes dimensiones por las que se desparraman, entre columnas jónicas, más de cien mesas de roble y mármol con vetas de color verde y blanco, junto a los cuatrocientos sillones y sillas también de roble y cuero. Estos datos me los transmite un veterano camarero mientras nos sirve una sidra, especialidad de la casa, y un vino “malbec” de Mendoza. En las paredes, infinidad de fotografías, cuadros y autógrafos de personalidades que lo frecuentaron. Sólo menciono algunas de las que me resultan más familiares: Alfonsina Storni, Carlos Gardel, García Lorca, Benavente, Rubinstein, Ortega y Gasset, Pirandello...
En el subsuelo funciona la “Bodega”, sitio donde se ofrecen conciertos, espectáculos musicales (tango y jazz), conferencias y presentaciones de libros. Casi nada...
En el subsuelo funciona la “Bodega”, sitio donde se ofrecen conciertos, espectáculos musicales (tango y jazz), conferencias y presentaciones de libros. Casi nada...
El Cairo 1
Los cafés, como decía, no son exclusivos de Buenos Aires. De los que he frecuentado en otras ciudades quiero destacar sobremanera “El Cairo” que, sin lugar a dudas, es el más emblemático de Rosario. En él compartimos mesa con unos amigos entrañables y en sus paredes abigarradas, múltiples testimonios de sus visitantes. Quiero destacar al escritor rosarino, “El Negro” Fontanarrosa, que siempre halló en ese ambiente bullicioso inspiración para sus narraciones. El mismo escritor acompañó una tarde a Joan Manuel Serrat a dicho local, el cantoautor catalán que goza de gran predicamento por estos lares.
Bibliografía:”Cafés de Buenos Aires”.- Gobierno de Turismo y Deportes.- 2003
Bibliografía:”Cafés de Buenos Aires”.- Gobierno de Turismo y Deportes.- 2003
Loa cafés son un símbolo de civilización y de cultura por eso se los han cargado en España, país en pleno proceso regresivo hacia el Jurásico. Los que quedan son algo así como rompeolas frente a la marea uniformadora y degradante. Cuando voy por Europa, jamás he cruzado el charco, son una visita obligada.
ResponderEliminarBonitos e ilustrativos textos, bonitas fotos.
Pues va a tener razón el amigo Krapp, cada vez quedan menos...
ResponderEliminarPero vaya preciosidad los que hoy nos traes hasta aquí, dan ganas de quedarse unas horitas en buena tertulia.
Abrazos.
A juzgar por lo que cuentas, pero también por las fotos, no han perdido el sabor y la prestancia de los cafés de tertulia. Esperemos que no ocurra como en España y que estos sigan muchos años manteniendo la "autenticidad", por lo menos hasta que yo pueda ir, que si siempre he tenido ganas de conocer Argentina, despues de tus dos últimas entradas, ya ni te digo...
ResponderEliminarNo te has privado de nada en el viaje.
ResponderEliminarY pensar que uno los tiene a mano y hace años que no va.
Te dejo un abrazo.
NO TENGO PALABRAS... SI TE DIGO LA ENVIDIA QUE TE TENGO, ME REPITO.
ResponderEliminarAQUI EN SANT FELIU DE LLOBREGAT HAY UN LOCAL "EL CASINO SANTFELIUENSE" DIRIGIDO POR UN ARGENTINO, QUE FUNCIONA COMO BAR, BIBLIOTECA, CENTRO DE REUNIÓN, ACTIVIDADES CULTURALES VARIAS...
MIENTRAS TE TOMAS DESDE UNA CERVEZA A UN MATE...
UN ENVIDIOSO Y SINCERO ABRAZO.
¡Que envidia sana!!!!! Luis vaya vacaciones de fábula que has pasado.
ResponderEliminarY las fotografias una maravilla, con lo que me gusta el café.. parece que sienta el olorcito a través de las fotos..hummm que rico.
Besitos querido Luis
¡¡¡Que envidia Luis¡¡¡
ResponderEliminarTanto el post anterior como este.
Como me gustaría viajar con tanto tiempo para detenerme y disfrutar las cosas pausadamente...
Un beso y gracias.
PERDON, DONDE DIJE CASINO QUISE DECIR ATENEO.... SORRY.
ResponderEliminarLuis, creo que fue Atalaya que en tu entrada anterior comentaba sobre ciertos comportamientos del turista, que pasea, mira y no se queda con nada. Vos has venido a este país con las puertas de la sensibilidad abiertas de par en par, y te llevaste la esencia de los sitios en donde estuviste.
ResponderEliminarAsí lo dicen las dos notas que has escrito. El Ateneo, el Tortoni y el Cairo son lugares emblemáticos, y estar ahí no es nada si uno no se mete en su historia, en sus personajes, en esa atmósfera que lo hace único; vos lo hiciste.
Qué decir que no haya dicho ya del significado que El Cairo conlleva para los rosarinos. No es sólo nuestro querido Negro, ni mi adorado Nano...te puedo asegurar que todos los habitantes de esta ciudad, tenemos parte de nuestra historia ligada a esa cafetería donde hemos andado amores y desamores, rumiado la soledad, discutido con fervor sobre política, fútbol, libros, películas, espectáculos, la vida, en esas mesas tan queridas y familiares para mí...te imaginás que verlas ácá, en tu espacio, me provoca recuerdos y sensaciones varias, imposibles de plasmar en palabras.
Una vez dijo Fontanarrosa que no es necesario hacer una cita, cuando entras a El Cairo siempre hay un amigo esperándote. Podés ser el que llega o el que espera, pero el Negro, con su sabiduría rosarina, estaba en lo cierto.
Muchas gracias, Luis!!!
Mis besos de café, hoy para vos.
Groucho...qué buen lugar para un encuentro ese Ateneo Santfeliuense!!! Ya lo imagino. Algún día te haré una cita para tomar unos amarguitos ahí, pero ya sabés con quien tenés que venir acompañado, eh...aunque corras el riesgo de no poder meter un bocadillo.
ResponderEliminarBesos
Luis Antonio
ResponderEliminarOtra entrada que me arrulla el espíritu y los recuerdos se van acomodando para acompañarme...Gracias!
Los cafés..., El Cairo emblema de la ciudad de Rosario, todos lloramos cuando cerró y su destino, cual animal herido, iba a ser un triste y solitario final... pero no, gracias al amor y a la memoria de todos, lo salvaron...y ahí está, fuerte, cálido, amistoso, con sus grandes ventanales por donde pasa la vida.
En nuestra bohemia estudiantil, la consigna era, che, dónde nos encontramos? En El Cairo, por supuesto, y allá íbamos a charlar, discutir, a enamorarnos...con café, cerveza y los antológicos carlitos por medio.
Qué buena vida!
Un abrazo amigo
Adoro los cafés, Luís Antonio, por lo que son y por todo lo que simbolizan. Son lugares de encuentro pensados para saborear la vida despacio, mirando a través de los cristales la ciudad y sus gentes.
ResponderEliminarMe ha encantado tu descripción de los cafés argentinos, donde todavia aprecian la vida urbana diseñada para el mayor confort de sus habitantes y no para el consumo desenfrenado, la prisa...
Me vuelves a dar mucha envidia, Luís Antonio, porque conociste Buenos Aires y Rosario, y tantos lugares maravillosos.
¿No te encontrarías por un casual a nuestra amiga Maracuyá?
Sigo con los dientes por el suelo.
Un abrazo fuerte, fuerte.
Al Dr. Krapp:
ResponderEliminarEn Barcelona, y no quiero presumir de conocerlos todos, no me viene a la memoria que exista un café de estas características. Hubo algunos antaño, pero han sido reconvertidos en otra cosa. Los de París y algunos “pubs” ingleses o irlandeses también me gustan.
Un cordial saludo.
A Cristal00k:
¿Se te ocurre algún café de este estilo que pueda hallarse en Barcelona?
A decir verdad, últimamente los frecuento poco.
Un abrazo
A Panurgo:
Si está en tu punto de mira Argentina, tarde o temprano lo conseguirás. Espero que , además de mi opinión, tengas en cuenta otras muchas razones para visitarla.
Un cordial saludo.
A Gamar:
Cruzar el “charco” cuesta mucho y hay que aprovechar para ver el máximo de lugares.
Seguro que te faltan pocas cosas por conocer, aunque vuestro país es enorme.
Otro abrazo
A Groucho:
ResponderEliminarPues tendrás que invitarme un día a conocer ese Ateneo y mantener una tertulia. Seguro que no nos falta tema de conversación.
Un abrazo
A Lisebe:
Gracias por tu palabras y besitos también para ti, estimada Lisebe
A Novicia Dalila:
Tengo infinidad de cosas que contar de ese país, pero a lo mejor os cansáis.
Gracias a ti y más besos
Por diversas circunstancias de mi vida, no he podido viajar casi nada, al menos fuera de España. Por eso me ha encantado tu entrada, Luis Antonio, porque al leerla me has transportado al mágico ambiente de esos cafés argentinos. Gracias.
ResponderEliminarLo que daría por un cafetito en uno de esos lugares...
ResponderEliminarBesos, Luis.
A Maracuyá:
ResponderEliminarRealmente, lo que he encontrado en los países de habla hispana es fraternidad, acogimiento y deseos de comunicar y compartir. Sin duda todo esto hay que atribuirlo a la grandeza de una lengua común.
Te agradezco las aportaciones que haces sobre el café “El Cairo”. Nadie como los residentes ahí para entrar en detalles tan variados que muestran y dan testimonio de vivencias variopintas que de alguna manera conforman la historia personal y colectiva de esa urbe.
La cita de Fontanarrosa lo dice todo: “En El Cairo siempre te espera alguien”
Abrazos cairotas.
A Richard:
ResponderEliminarEl hecho de que con el apoyo de todos se salvase "El Cairo" lo dice todo. Tendrás que explicarme que es eso de “los antológicos carlitos por medio” porque se me escapa...
Aunque sólo he estado en una ocasión compartiendo mesa y tertulia con amigos entrañables, tuve oportunidad de llegar al corazón de ese lugar rosarino y comprender lo mucho que significa para vosotros. Me gustaría tener un gemelo de ese estilo en Barcelona.
Un fuerte abrazo, Ricardo
A Cristal:
ResponderEliminarConocí Buenos Aires, Rosario, Iguazú , la Patagonia (El Calafate, la Peninsula Valdés) Tierra de Fuego....y a un pueblo tremendamente acogedor y comunicativo.
En Argentina es primavera y, mientras aquí se acorta el día y se deshojan los árboles, allí explota la primavera florida.
Otro afectuoso saludo, Cristal
A Guinda:
ResponderEliminarNunca es tarde y tú eres joven. No dudes en viajar cuando la ocasión te invite a hacerlo. Enriquece mucho, amplía la mente y fomenta la fraternidad entre los pueblos.
Un abrazo, gaditana del alma
A Angie:
ResponderEliminarMe gustaría compartir ese cafetito en tu compañía. ¿Qué café madrileño me propones?
Besos
Una maravilla, Luís, nos pones los dientes largos, y creo que esto va para rato.
ResponderEliminarOye, que aquí no tenemos cafés de esos, pero tenemos mucho paisaje.
Se ve que has disfrutado, macanudo.
El "sandwich de miga" es característico de la gastronomía argentina. Puede tener diversos rellenos entre un pan sin corteza y de escasos milímetros de espesor, se adereza con mayonesa o manteca.Quizás los hayas probado o visto durante tu estadía en mi país.
ResponderEliminarEl "carlitos" es característico de la gastronomía rosarina. Muy raro, casi imposible, encontrarlo en otros lugares de Argentina.
Es un sandwich de miga, tostado...se consume caliente y aderezado con ketchup. En su versión más simple lleva un relleno de jamón y queso...súpercarlitos tiene además, huevo duro, morrones y aceitunas.
Un manjar...acompañado con cerveza bien fría, imperdible.
Impresionante foto de "EL Cerro".
Saludos Luis
Al Dr, Vitamorte:
ResponderEliminarVeo que conoces el lenguaje lunfardo porteño.
Por supuesto que aquí tenemos paisajes y muy variados. Esto, sin embargo, no impide valorar los ajenos.
Un cordial saludo, paisano
A Richard:
ResponderEliminarEl "supercarlitos" colma todas mis aspiraciones. !Marchando uno con cerveza Quilmes¡
Gracias por la explicación y un fuerte abrazo, Ricardo