Siempre se ha dicho que lo grave del conflicto cotidiano interpersonal, más que el hecho en sí mismo, es la importancia desmesurada que los afectados le damos. En lugar de tomar nota, desdramatizar y aprender de dichos roces para evitar que se repitan, lo que hacemos, con harta frecuencia, es una lectura emocional que produce una suerte de flagelación dolorosa. Esto lo saben hasta los más viejos del lugar... Siempre se ha dicho también que "no hay que hacer una montaña de un granito da arena", pero algunos "erre que erre"...Por eso y por la vigencia del problema, voy a explicarlo de otra manera.
Albert Ellis, uno de los psicoterapeutas más influyentes de la historia, es quien ha desarrollado la “terapia racional emotiva conductual” (TREC) y su archiconocida teoría del A-B-C que explica lo que ya nos enseñaron nuestros abuelos de forma gratuita, sencilla y sin tantos tecnicismos y siglas. (Confieso que tengo más fe en estas experiencias y en la propia que en estos terapeutas, pero citar algún que otro nombre de ésta o similar guisa es una manera de dar un toque de autoridad a lo que exponemos. Hoy, los abuelos ya no tienen el crédito de antes...). Según Ellis:
A: Son los hechos objetivos o neutros (los roces, las discusiones, los conflictos...típicos de las relaciones humanas en sus vertientes familiares, sociales, etc.)
B: Sería la interpretación que hacemos de esos hechos (y aquí está “la madre del cordero” porque mientras unos tenderán sabiamente a trivializarlos, otros los dramatizarán y sobredimensionarán...)
C: Las consecuencias emocionales y conductuales que se derivan del apartado anterior: malas caras, desafecto, rencor, distanciamiento...
Por lo tanto, nuestra manera de afrontar estos conflictos es consecuencia directa del B y no del A. O sea, respondemos a la crisis según nuestra interpretación al margen de que tenga o no fundamento. Los hechos en sí mismos nos traen al pairo...Y ahí está el problema.
Dicho de otra manera, el problema, las más de las veces, está en nuestro propio interior y no en tales hechos.
Albert Ellis, uno de los psicoterapeutas más influyentes de la historia, es quien ha desarrollado la “terapia racional emotiva conductual” (TREC) y su archiconocida teoría del A-B-C que explica lo que ya nos enseñaron nuestros abuelos de forma gratuita, sencilla y sin tantos tecnicismos y siglas. (Confieso que tengo más fe en estas experiencias y en la propia que en estos terapeutas, pero citar algún que otro nombre de ésta o similar guisa es una manera de dar un toque de autoridad a lo que exponemos. Hoy, los abuelos ya no tienen el crédito de antes...). Según Ellis:
A: Son los hechos objetivos o neutros (los roces, las discusiones, los conflictos...típicos de las relaciones humanas en sus vertientes familiares, sociales, etc.)
B: Sería la interpretación que hacemos de esos hechos (y aquí está “la madre del cordero” porque mientras unos tenderán sabiamente a trivializarlos, otros los dramatizarán y sobredimensionarán...)
C: Las consecuencias emocionales y conductuales que se derivan del apartado anterior: malas caras, desafecto, rencor, distanciamiento...
Por lo tanto, nuestra manera de afrontar estos conflictos es consecuencia directa del B y no del A. O sea, respondemos a la crisis según nuestra interpretación al margen de que tenga o no fundamento. Los hechos en sí mismos nos traen al pairo...Y ahí está el problema.
Dicho de otra manera, el problema, las más de las veces, está en nuestro propio interior y no en tales hechos.
Antes que nada , ya volvisteeeeeeee!!!! cuentanossssss
ResponderEliminarUn besote .
Pd. Voy a leerte :)
Vaya que si luis Antonio , somos ( yo )muy de dramtizar y exagerar ...
ResponderEliminarUn besote
Si los hechos objetivos fueran "objetivables" la cosa sería más fácil, pero nadie pude garantizar la existencia de alho lo suficientemente transcendente como para estra por encima de la propia interpretación (B).
ResponderEliminarA, B y C tienen igual valor y eso genera este perpetuo estado de perplejidad y amedrantamiento en que los hombres nos movemos.
Si estás, bienvenido, si no es así pues pásalo bien.
Qué buen post! Cuánta verdad! Si es tan sencillo darnos cuenta que cuando nos sentimos bien todo parece tan bello, más simple...
ResponderEliminarPero somos humanos no? Es tan difícil manejar ese interior...
Un saludo desde Mi tierra chiquita en Argentina
Bienvenido de nuevo..creo que tienes mucha razón, lo "normal" es subjetiuvizar los hechos, humanos somos, lo que no ayuda es exagerar o dramatizar en exceso...y de eso muchos sabemos un poco.
ResponderEliminarLo bueno que es simplificar las cosas!!!!
un kiss
Don Luis no se quede con el personal, que mientras unos curran otros siguen por el caribe.
ResponderEliminarAsi que me apunto al D: me voy de vacaciones.Que lo pases bien
Hooooolaaaaa.... Luis. ¿Has venido yaaaa...? Es que necesito que sigas contando lo que pasa con el resto del abecedario, que estoy muy intrigada...
ResponderEliminarBueno, tu última frase resume muy bien el post.
ResponderEliminarY estoy de acuerdo con ella.
Yo es que me atasco en el B y de ahí no salgo, eh???
ResponderEliminarUn beso, Luis. Me alegra tu vuelta. Se te echaba de menos.
Bueno, Luis, supongo que ésta debe ser la entrada programada que anunciaste. Tú debes seguir por ahí, saltando cataratas cual Jeremy Irons que se precie.
ResponderEliminarSobre lo que planteas, decir que los/as abuelo/as tenían prisa, mucho quehacer y poco tiempo para pedagogías ociosas o de salón. Los terapeutas tienen todo el tiempo del mundo que les establezca la minuta aceptada por el paciente ¿cliente?, tal como nos enseña la siempre graciosa viñeta de Forges.
Bueno, la próxima entrada; fotos, fotos y más fotos, espero. Acompañadas, por supuesto, de la correspondiente narración.
Un saludo.
Totalmente cierto. Todo está en cómo lo vivimos, más que lo que vivimos. Pero es tan dificil, en ocasiones, discriminar A y B...
ResponderEliminarHola Luis...acabo de llegar a casa, sin capacidad de pensar mucho en el A, B, C. Discúlpame, prefiero saludarte y tomarme un ratito para sonreír con la doble V.
ResponderEliminarQué hermosa foto del glaciar!!! Casi se escucha el estruendo del hielo.
Un beso enoooorme.
De ser bivalvos, qué hermosas perlas obtendríamos a partir de la letra A...
ResponderEliminarEse Perito me tiene enamorada... Me encantaría escuchar el silencio del Calafate.
Me temo que no podrás sacudirte emociones en mucho tiempo... Suertudo!!!
Beeeeeeeesos!!!
Cuenta.
ResponderEliminarA CARLOTA:
ResponderEliminarEsta entrada la dejé programada antes del viaje, pero ya estoy aquí y pienso contaros muchas cosas. Gracias por tu interés.
Besos, Carlota
AL DR. KRAPP:
El ser positivo o no influye mucho en la valoración del roce, ¿no?
Gracias por tus buenos deseos
A COLO:
Me ha encantado tu tierra. Pienso escribir sobre ella y espero tus comentarios
Un abrazo
A DANAN:
Sabemos mucho, pero...¿lo aplicamos?
Besos
AL DR. VITAMORTE:
Por tierras australes, Dr.
Felices vacaciones y ya nos contarás.
A ANGIE:
No hay resto de abecedario. Esta entrada responde a una experiencia veraniega con ánimo de reflexionar sobre temas que nunca acabamos de dominar.
A TESA:
Me alegra que hagamos la misma valoración, Tesa
A NOVICIA DALILA:
Si estás en el B, voy en tu busca para echarte una mano...
Un beso muy grande, Novicia
A ANATOLIA:
ResponderEliminar¿Otro blog? Eres tan prolífica como agua arrojan las cataratas de Iguazú...
Te prometo fotos y más fotos a partir de mañana y espero tus comentarios con ilusión.
Un abrazo
A PANURGO:
Bienvenido. Comparto la dificultad de quedarse tan solo en el A
Un cordial saludo
A MARACUYÁ:
Estás disculpada. Yo también estoy descolocado. Espero recuperarme paulatinamente.
Un beso con estruendo glaciarense
A BORRAESO:
El silencio del Calafate es total y serena los espíritus, salvo cuando se produce el estallido de un témpano que cae y lo aplaude el público
El recuerdo de este viaje me acompañará, como bien supones, durante mucho tiempo.
Besos para ti y muchos
A ANGIE:
¿Mande?
... acabo de explicar por "energúmena" vez exactamente lo mismo... Y sabes qué? Luis querido y re_encontrado: "VEMOS LO QUE QUEREMOS VER" y no hay terapia conductual ni abuela que nos mueva de nuestra lectura...
ResponderEliminarYa te he dicho lo contenta que estoy de verte?
A que hoy te dejo un puñao de besos en cada mano.
A.
!Qué alegría saber de ti, Andrea¡
ResponderEliminarEspero que retornes pronto a endulzarnos con tu "menta y chocolate".
Respecto al tema en cuestión, me temo que tienes razón, pero el tiempo ayuda a colocar las cosas en su sitio y en su justo valor, ¿no?
Me como los besos de mis manos y te los devuelvo multiplicados