jueves, agosto 28, 2008

CHEVROLET DE LA HABANA VIEJA


Como ese viejo coche estacionado
en una calle cualquiera de
La Habana vieja y destartalada;

como ese automóvil, ayer ostentoso,
curtido y maltratado por la intemperie
espumosa y brava del Malecón;

como ese “Chevrolet” anacrónico,
próximo siempre al desguace,
tras largos recorridos hacia la nada...

¡Así estoy yo!

Pero ambos no renunciamos
a brindar con otro mojito
antes del último periplo
hacia ninguna parte
.

6 comentarios:

  1. Anónimo9:32 p. m.

    ¡Por Dios, Luis Antonio, que nihilista le veo!

    Yo siempre he pensado que existen tipos de nihilistas, los que creen en La Nada y les gusta, y los que también creen en ella pero no les gusta. Usted parece de estos últimos.

    Legitiman esta apreciación mía las dos fotos que ha elegido. ¡Pura vida y color!

    El cochecito pachucho, pero resultón, que no parece dejarse vencer así como así en pura chatarra. Todavía puede dar mucha guerra. Una guerra hortera ¿pero que cosa no es hortera?, pero guerra al fin y al cabo. Km. Seguros y pausados.

    ¿Qué decir del mojito? Su visión es pura delicia. Más incluso que su sabor.

    Leyendo su blog, sus visitantes no podemos sino anhelar que le queden muchos brindis. Reales y virtuales.

    Presenta usted tal variedad de intereses, que es imposible no recalar en alguna sección. Su catalogo es más ingente (y por supuesto infinitamente más interesante) que el de El Corte Inglés.

    Esa constante renovación de intereses está lejos del anacronismo. La nada siempre está vigente y la lucidez siempre es una revolución. Diría más: una constante innovación, pues nunca se puede dar por descubierta del todo.

    Tiene tantos matices y tan variados que es como un territorio nuevo y fascinante, en el que ni siquiera el explorador más avezado puede jactarse nunca de haberla descifrado.

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  2. Me gusta la gragea de hoy, tiene cierto saber a menta y a regaliz. Es alegre, positiva. Yo al revés de lo que piensa mi amigo Anónimo no la veo en absoluto nihilista. Pensar que hay tiempo para una última copa, par un último sorbo de vida es siempre esperanzador. El nihilismo hacia un incierto postmortem es compatible con el goce sano de la hora presente, con el goce de esa gota de sudor que cuando cae sobre la bebida le da ese toque especial que se deja ver cuando se le pone a la luz del sol, tal como decía Hemingway.
    Somos condenados a muerte, por eso disfrutamos todo lo que tiene que ofrecernos nuestro tiempo de vida.

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  3. Yo a diferencia de los otros dos cometaristas, Luis Antonio, veo un poquito de nostalgia,soledad, tristeza,aburriemiento, pienso que los ánimos no están del todo altos.

    Es cierto que hay momentos de todo, hasta para el desánimo con la posibilidad de tomar ese mojito que te eleva hasta donde uno quiere o pretende.

    Pero me encanta ese maestro que nos enseña a ver la vida desde diferentes opticas como si de una lente se tratara.

    Eso me recuerda un pensamiento de Friedrich Nietzsche:
    "Aquel que tiene un por qué para vivir se enfrenta a todos los comos"
    Así es como yo te veo querido maestro.

    Besitos

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  4. Al comentarista anónimo me gustaría solicitarle la dirección de su blog –seguro que lo tiene- o en su defecto la de su correo electrónico para agradecerle directamente su visita a mi blog que me ha alegrado el día y elevado la autoestima hasta tal extremo que me tomo otro mojito a su salud, esta vez en vaso de cristal y con azúcar de caña...
    A mis amigos Dr. Krapp y Lisebe, una vez más, gracias por sus ricas y generosas aportaciones, fruto del afecto ”virtual” que se va creando con esta modalidad de comunicación, sin duda, también entrañable.

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  5. Anónimo7:29 p. m.

    Estimado Luis Antonio, no es necesario que me dé las gracias, ni públicamente ni privadamente. Este medio: Internet, ofrece una alternativa de ocio a la que se acude libremente (como a todos supongo) por lo tanto, en virtud de esa libertad decidad por el espectador/lector/visitante/comentarista/… los halagos sinceros no sólo tienen razón de ser sino que están dentro de toda lógica.

    No tengo ningún blog, ni pienso tenerlo, sencillamente porque me gusta el rol de receptor. Me gusta la réplica y el comentario. Esa es mi verdadera afición. Eso sí, por alguna razón que se me escapa (y tampoco tengo interés en descifrar) algunas lecturas me inspiran un comentario y otras no. Es así de sencillo. No hay más misterio. Y no tiene nada que ver con la calidad, algo que tampoco sabría valorar con justicia. Por lo tanto no se trata de calidad, si no de si algo “me llega o no me llega”. Y no hay más.

    Si alguien emite libremente, se supone (o sería deseable) que muchos recibirán libremente. Esa es la misión de toda comunicación. En este caso, gracias a este medio virtual, esa comunicación permite una interacción que no es posible en otra comunicación escrita, donde el receptor tiene un papel totalmente pasivo, la de simple lector. Ahora, gracias a este medio, insisto, los creadores y emisores tienen la posibilidad de ser leídos y contestados/comentados… en un tiempo bastante breve, lo que ayuda a estimular esa interacción y renovarla todos los días. Es un bello reto.

    Cuando surge algo nuevo y con tanto éxito como los blogs, siempre aparecerán detractores, algunos tal vez sean honestos ya que su naturaleza es reacia a las novedades, otros en cambio serán interesados y tal vez sientan algo de miedo (disimulado, sobre todo con desdeñosa ironía) a una posible competencia. Estos últimos bramarán apelando siempre a una supuesta “profesionalidad” uno de los términos más obscenos, pues la profesionalidad no es algo estático que se obtiene de por vida, sino que es necesario demostrarla todos los días. Esos siempre verán intrusismo en todas partes. Y ni siquiera serán capaces de respetar el ámbito particular y de ocio de cada cuál, sobre el que no tienen ningún derecho a decir nada.

    Por lo tanto, seguiré leyendo su blog siempre que me sea posible, al igual que hago con otros, como en el caso del blog del Dr. Krapp que visito desde hace tiempo, dada la originalidad, la creatividad y sobre todo el suculento sentido del humor que imprime a todos sus escritos.

    Un saludo.

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  6. Por lo menos, Sr. receptor, permítame decirle que es un placer y un privilegio leer lo que Vd. piensa y sabe expresar tan bien

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