Desde el Malecón: no es niebla, es...contaminación
El título de esta entrada
podría ser la síntesis de los ámbitos que he frecuentado durante estas
vacaciones. Me gustan los contrastes, pero pasar de uno de los países más densamente
poblados del planeta a una de la provincias que solo admite parangón con la
Siberia es demasiado...
Se me ocurren varios
temas a tratar sobre esta experiencia turística, pero comenzaré por algunas
conclusiones a las que he llegado. Quizás resulten aventuradas...
El capitalismo salvaje que se palpa, sobre todo en
Shanghai, se debe a la escasa resistencia moral que presenta la población china
a la explotación laboral. Los chinos, acostumbrados a ser mandados y a obedecer
sin rechistar, aceptan agradecidos y de
forma incondicional lo que se les ofrece. Jornadas de 12, 14 y hasta 16 horas.
Cualquier trabajo en la urbe es mejor que permanecer en esa exigua parcela de
tierra que les ha donado el sistema y que
apenas da para malcomer. El capitalismo del gobierno y de las
iniciativas privadas ha encontrado en este inmenso país un mercado excelente
para hacer espantosos estragos tanto en
la naturaleza como en las personas...
El 50% de los rascacielos en construcción están en China. Actualmente se están levantando 397 edificios de más de 150 metros de altura. La previsión es que en el 2020 tenga 14 de las 25 torres más altas del planeta. China despacha rascacielos como rosquillas. Cuenta ya con 913. Cada cinco días se acaba uno de estos edificios. El proceso migratorio a la ciudad es imparable. El espacio es reducido. Por eso y por otras razones, las ciudades crecen hacia el cielo. El rascacielos es sinónimo de poder económico y de estatus marca. Shanghai se hunde por el peso de los más de 3.000 edificios de más de 24 pisos. Sin embargo, las interminables grúas siguen desafiando al cielo. (Extraigo estos datos numéricos de El Periódico de Cataluña, 10/IX. A fecha de hoy ya han quedado obsoletos).
El 50% de los rascacielos en construcción están en China. Actualmente se están levantando 397 edificios de más de 150 metros de altura. La previsión es que en el 2020 tenga 14 de las 25 torres más altas del planeta. China despacha rascacielos como rosquillas. Cuenta ya con 913. Cada cinco días se acaba uno de estos edificios. El proceso migratorio a la ciudad es imparable. El espacio es reducido. Por eso y por otras razones, las ciudades crecen hacia el cielo. El rascacielos es sinónimo de poder económico y de estatus marca. Shanghai se hunde por el peso de los más de 3.000 edificios de más de 24 pisos. Sin embargo, las interminables grúas siguen desafiando al cielo. (Extraigo estos datos numéricos de El Periódico de Cataluña, 10/IX. A fecha de hoy ya han quedado obsoletos).
Esta desmesura que
caracteriza a la China de los últimos 20 años no es novedosa. En este inmenso
país siempre se han hecho obras de dimensiones colosales. Los gobiernos
jerárquicos gustan de los desafueros que caracterizan a toda suerte de
construcciones inmensas. Ejemplos: la Gran Muralla de no menos de 6.000 kilómetros;
los miles de guerreros de terracota enterrados en Xi´An; los casi 50.000 signos
diferentes de su escritura; la Ciudad Prohibida – Palacio Imperial – con 9.000
habitaciones; la plaza de Tia An Men en Beijing; el enorme aeropuerto de la
capital pensado para las Olimpiadas y que ahora está infrautilizado... ¿Sigo?
La autocrítica es
inexistente a pesar de los tremendos errores que se están cometiendo con el
crecimiento desmesurado e incontrolado que se está llevando a cabo. Se
destruyen barrios tradicionales encantadores para seguir edificando edificios
puntiagudos que apuntan amenazadores al cielo con todo el bullicio y
contaminación que genera la vida urbana. Por asociación de ideas no puedo
evitar evocar la paz y el sosiego que se desprende de la contemplación del
ciprés de Silos...
En China se confunde el
honor con la arrogancia, la disciplina con el autoritarismo, el progreso con la
destrucción y la libertad con el consumismo. No sé si llegarán a darse cuenta,
pero tengo la sensación de que si no se pone freno a este desarrollismo mal
planificado se puede llegar al desastre...
Pocos, pero todavía quedan algunos espacios reconfortantes...
Lo paradójico del caso es
que China tiene un legado cultural extraordinario. Ahí está la filosofía
taoísta de la antigüedad que aconsejaba no interferir la naturaleza y animaba a
caminar en estrecha armonía con ella para alcanzar la inmortalidad... El gran
taoísta Lin An define el camino de la felicidad de la siguiente manera:
La
gran mayoría de las personas
qué
vacía y mal se siente, porque usa
las
cosas para deleitar su corazón,
en
lugar de usar su corazón
para
disfrutar de las cosas.
No veo muchos seguidores de esta filosofía, al menos en
los que detentan las riendas del poder político y económico... Y los ciudadanos
de a pie, víctimas de ese sistema, se mueren por consumir, progresar
materialmente y vivir en uno de esos minúsculos apartamentos con “maravillosas”
vistas a ríos de coches de alta gama, motos eléctricas con pilotos sin casco y escalextrics entrecruzados...
Barrios, también de Shanghai, cada vez más testimoniales...
China será la
protagonista de mis próximas entradas, pero adelanto una conclusión: si tuviera
que elegir como habitat entre Shanghái y La Cañadilla (pedanía de Aliaga –
Teruel - con media docena de casas) me
inclinaría por esta última sin dudarlo. Siempre y cuando tuviese calefacción y
conexión a internet, claro...
las filosofías han sido traicionadas por los hombres, si realmente fuera a cada cual por lo que hace y por lo que necesita, el problema humano estaría solucionado.-
ResponderEliminar.
han dicho que hay ciudades enteras sin gente, esperando la expansión, vaya, ¿previsores o domesticadores de la legión de explotados?
saludos para vos
yo también me quedo en Teruel
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarYo sería incapaz de vivir en un lugar como Shanghái(ya me resulta incomoda Vigo) Soy más de tus gustos, aunque no haya calefacción ni internet.
ResponderEliminarEn cuanto a la filosofía del capitalismo salvaje, me da la impresión de que éste acabará víctima de él mismo.
Teruel existe, vivedios.
ResponderEliminarLo que cuentas de China no me resulta ajeno, es como si amén de su mentalidad, soñaran con parecerse a occidente, en lo negativo, evidente. Te lo dice una que abandonó la capital para irse a vivir a una aldea de Asturias en verano y a un pueblo de la costa mediterranea en invierno, NUNCA EN VERANO. ¡Cosas de la salud! ¿o será una excusa para vivir mejor? Bss.
Me interesa particularmente tus próximas entradas, ya que estuve en China, es cierto que Shanghái es el agobio de gente, nunca tuve más miedo en perderme de mi marido en la calle Nanjing.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo también me quedaría en la Cañadilla y con esas mismas condiciones, sin dudarlo, aunque sigo prefiriendo el término medio, es decir, mi pequeña y humilde capital de provincia.
ResponderEliminarBesos
Pobres chinos. Mejor Teruel.
ResponderEliminarAdemás, en Teruel hay buen jamón. A mí que me pongan una mesa camilla con internet y la calefacción y los chinos que se queden con sus naranjas.
ResponderEliminarAquí también sufrimos la masificación. Tenemos muchos más alumnos pero nos faltan sillas y mesas. Se las quitamos al de la clase de enfrente en cuanto se descuida. Yo voy a acabar por marcarlas como al ganado.
Muchos besos, Luis Antonio,, que lejos nos quedan ya las vacaciones.
Hay un cruce de culturas, preciosa creación.
ResponderEliminarUn beso.
¡Qué maravilla haber conocido China! me alegro mucho por ti. Lo único que no envidio de ese viaje son las 200 horas de vuelo ( exagero, lo sé, tengo mucho de andaluza:-) aunque sin duda China bien merece ese esfuerzo.
ResponderEliminarTengo una prima trabajando allí desde hace varios años, cada vez que viene y cuenta su vida, no sabes si te habla de China o de Manhattan, absolutamente demencial el día a día...solo disponen de horas para mal comer, descansar y volver a su locura de jornadas faraónicas y eso que ella se mueve en el mundo financiero, no quiero ni pensar lo que será la vida de los que tiran de los carritos, todo el mundo sale de casa con mascarilla, como si fueran a meterse en un lugar infectado, a veces me pregunto por qué sigue allí y es obvio que por dinero, pero no sé si el dinero compensa ese tipo de vida... sí lo sé, no. Rotundamente no.
Creo como tú que el gigante Chino ahora mismo es un caballo desbocado y lo más terrible es que solo ha comenzado la carrera. La mentalidad es lo que más tarda en cambiar, pero no creo que vivir en la extrema desigualdad, por muy sumiso que sea un pueblo, se tolere por mucho tiempo. Ahora están en plena borrachera occidentalizante, después... llegará la resaca. Las aglomeraciones humanas, hacia arriba o en horizontal, generan un estrés y una violencia latente difícil de soportar...para mi, imposible y eso sin contar la contaminación, la vida alienante y demás desastres..así que por favor, hazme sitio que me voy a una de esas casitas de tu pueblo, yo soy de pueblos pequeños...lo grande, solo de visita ;))
Muchos muchos besos, mi querido LUIS ANTONIO chan:))
No me extraña que los chinos que viven o han encontrado su Norte en Europa,se afanen en integrarse porqué esa forma de vida es irse matando cada día un poco...
ResponderEliminarSon excesivos y como bien comentas que una cosa es,la disciplina y otra bien distinta: honor:arrogancia.Y esos gobiernos no van sino a enrriquecerse a costa de estas pobres gentes que necesitan de ese salario.
Me da pena porqué los bastantes que proliferan por este archipiélago se han integrado bastante bien y ademas son una gente sumamente agradecida y disciplinada;no escatiman en sacrificio para poder tener una vida digna han sabido aprovechar el poco o mucho cable que se les ha facilitado: sus hijos son un eje. en las aulas y todos désde el más anciano hasta el más joven intentan aprender nuestras costumbres(la inmensa mayoría son emigrados de aldeas que no tenian ningun futuro):aunque no pierdan sus costumbres.Lo único censurable es qué: no generan ningun puesto de trabajo porqué sus empleados son de su mísma idiosincrasia.Pero la culpa no la tienen ellos sino los que les dan los permisos.
Nos alegramos de tenerte de nuevo por este rinconcito.
Un abrazo Luis Antonio.
...yo tambien pero con Internet y calefacción que en Teruel los inviernos son de abute jeje!:))
ResponderEliminarUna de las preguntas claves es hasta cuándo aceptarán esta situación los trabajadores chinos. Ese sería el verdadero despertar de China, sin duda.
ResponderEliminarBuena experiencia viajera la tuya.
Yo también pienso q el desastre llegará, tarde o temprano. Y también me quedaría a vivir en La Cañadilla, allí al menos se ve el cielo y corre el aire entre las calles.
ResponderEliminarBesoss
Interesante reseña de este país gigantesco y tan desconocido para la mayoría de los occidentales. Yo también me quedaría con un pueblecito español. Sin dudarlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
El hundimiento que sufre Shangai https://www.youtube.com/watch?v=_kuTCRGIpm4 será una broma comparado con el que sufrirá la economía China en un futuro no muy lejano. Unido a la gran inversión en infraestructuras que está llevando a cabo, puede iniciar un frenazo económico. Si ello obligara a China a recuperar sus inversiones en el exterior (El mayor acreedor de Estados Unidos es China, con aproximadamente 1,16 billones de dólares), tendremos un escenario de tal calibre, que el que estamos sufriendo, será un ‘juego de niños’ , como dice Wert.
ResponderEliminarRespecto a Teruel, alguien ha tenido la misma idea: Reinventarse en Teruel http://www.rtve.es/alacarta/videos/babel-en-tve/babel-tve-reinventarse-teruel/1792280/
Saludos,
Todas las torres sin buenos cimientos caen por su propio peso. China se forjo poco a poco durante muchos siglos de civilización y por eso fue un país que creaba y desarrollaba una cultura tan poderosa que estando lejos de otras civilizaciones pujantes exportaba sus conquistas al resto del orbe. A los chinos les debemos su filosofía, su pensamiento, su sentido de la ecuanimidad y también el papel, la pólvora, la imprenta, la pasta, la brújula, los grabados. A la China actual no le debemos nada ya que no crea nada. Su cultura es puro mimetismo, una versión ramplona y exagerada de la cultura occidental por lo tanto tiene los días tan contados como la tiene la nuestra.
ResponderEliminarSaludos
Maravillosa reseña de tu paso por Oriente. Me has enseñado mucho, como siempre. Me quedo con lo que tanto orientales como occidentales debemos encarnar, la frase de el gran taoísta Lin An que define el camino de la felicidad que los humanos no logramos encontrar a pesar de irnos cada vez más en alto en lo arquitectónico y lo tecnológico y más abajo en la sabiduría del buen vivir y la dignidad:
ResponderEliminarLa gran mayoría de las personas
qué vacía y mal se siente, porque usa
las cosas para deleitar su corazón,
en lugar de usar su corazón
para disfrutar de las cosas.
Un fuerte abrazo y gracias!
Fer
Donde este Teruel que se quite todo donde va patar xd
ResponderEliminarTengo una buena amiga, que vive ahí desde hace unos dos años, y se expresa prácticamente en los mismos términos que tú o peor. Parece como si por una especie de extraño maleficio, sólo hayan absorbido lo peor de occidente.
ResponderEliminarPero supongo que desde la perspectiva de una cultura tan distinta a la de ellos como es la nuestra... es difícil juzgar esa deriva, Pero ese mimetismo que menciona Krapp, parece el típico 'pan para hoy y hambre para mañana...
Y el mundo en general, no sólo China, tiene planteados además de tremendos problemas económicos, no menos peliagudos retos sociológicos... a los que ojalá ellos y nosotros sepamos dar adecuada solución. En fin! esperaremos nuevas entregas de tu viaje, para seguir opinando.
En mi caso, ya sabes lo escogería, que donde esté Teruel...que se quiten los Shanghais del mundo! :)
A todos que han dejado huella de su paso por esta entrada, MUCHÍSIMAS GRACIAS Y UN ABRAZO
ResponderEliminarInteresante aporte que nos da una visión más de un país y cultura que espero conocer alguna vez. Gracias.
ResponderEliminarSaludos.