sábado, septiembre 10, 2011

Los deseos no son "pecados"...

15 comentarios:

  1. Como es bien sabido, la paremia es un enunciado breve, sentencioso e ingenioso que transmite un mensaje instructivo, incitando a la reflexión intelectual y moral. Hay muchos tipos de paremias, como los adagios, aforismos, axiomas, proverbios, refranes, sentencias... No quiero ocultar la atracción que siento por esta suerte de frases lacónicas y llenas de contenido. A veces, doble...

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  2. La verdad querido amigo, es que no creo en los pecados a fin de no turbar mi sensible alma con la cantidad de ellos que pudiera haber hecho en caso de haber creído. De esta manera sigo siendo un ser inocente y puro con una moral de normas sociales razonadas y lógicas no basadas en ningún dogma ni revelación de dioses o apariciones fantasmagóricas.
    Saludos, y un abrazo.

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  3. Yo no acostumbro a hablar de mis deseos. Tenía una carpeta bajo contraseña en que revelaba mis más oscuras pulsiones, hasta que decidí hace un tiempo que la debería borrar. Espero haberlo hecho. La moral pública, el pensamiento correcto, nos somete a una fuerte decapitación de todo lo que ahora se considera como inaceptable. Y no se puede hablar de ello. No voy a discutir ahora los fundamentos de la moral democrática que acepta unas cosas y reprime otras, Supongo que debe ser así. Por un lado se es extremadamente liberal en unos aspectos, pero en otros se condena al infractor. Mi mundo íntimo queda blindado y encerrado. A veces surge en mis sueños y me da sorpresas no previstas.

    En cuanto a la consideración de pecado, pienso que ha dado una enorme riqueza psicológica a nuestra literatura. Hay muchas obras que no se entienden sin esa noción de pecado, y la transgresión que supone cometerlo, unida al sentimiento de culpa. No podemos entender a Dostoievski sin la noción de pecado, ni a Graham Green, ni a Buñuel…

    Creo que el pecado es muy literario. El ser humano contemporáneo sólo parece ser excitado por los estadios de fútbol, los centros comerciales y las banderas (atención que viene el once de septiembre y habrá profusión de ellas y de sentimientos patrióticos).

    Un abrazo.

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  4. ¡Buen juego de palabras, Luis Antonio! ¿cómo había de ser pecado si no es competencia de ningún confesor el conocerlos y/o absolverlos?

    Benditos los juegos de palabras, porque ellos redimen (poco, es verdad) de tanta grisura cotidiana.

    Aceptando que los colores no son iguales para todos, como el tópico del vaso medio lleno o medio vacío.

    Los deseos, o los anhelos, son como zanahorias que tiran de todos nosotros. Se cumplan o no, da lo mismo, el caso es desear.

    Creo que había ¿un aforismo? o frase corta, o pensamiento lacónico, de Pavese, que venía a decir que lo peor de los deseos es cuando se cumplen, como la famosa viñeta de Maitena.

    Desear, anhelar, soñar, es vestir todavía de etiqueta, una realidad, que de vivirla o conocerla, no daría ni para ropajes de bazares chino.

    Sabes que me toca a mí dar la visión negativa, que es la que siento.

    Afortunadamente, en el mundo, ganan por goleada los optimistas.

    De no ser así, jamás habría alcanzado la población mundial una cifra de vértigo, que ronda los 7000 millones de almas.

    Saludos.

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  5. Yo es que no veo la relación entre el deseo y el "pecado", porque no creo este último concepto.

    Un beso, Luis Antonio :)

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  6. Si la acepción de pecado es la religiosa, el deseo será o no pecado dependiendo de que contravenga o no lo establecido por la religión. A la religión le basta la intención o el pensamiento, incluso la mera pulsión. No es la confesión la que lo califica, la confesión sólo es el paso previo para la sanción. Ahora bien, si la acepción es la extensa que se refiere a cualquier tipo falta o transgresión, tu propuesta tiene enjundia, daría para un tratado y me temo que esa es la reflexión que pretendes provocar. Tu afirmación podría ser una tautología: si es deseo, no hay pecado, no hay transgresión, y por lo tanto hace irrelevante la confesión. Pero también es una contradicción: si son inconfesables, es porque se presupone condena, luego serían pecados. Ay, perillán, perillán, como decía un antiguo maestro mío, cuando detectaba una segunda intención brillante en un razonamiento.

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  7. Ingeniosa frase, pero me niego a hacer acotaciones o comentarios explicativos. Intentar hacerlo es como intentar describir un cuadro, una novela o contar sin ver un gol de Maradona o Pelé. El chispazo está en el hallazgo del creador y en la sorpresa que genera en quien lo lee, lo demás es menos importante.

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  8. ¿Y qué es pecado? cada uno tiene una visión distinta sobre ese concepto.

    Desear... todos deseamos algo, hay distintas clases de deseo, se puede desear un helado y no es pecado, aunque también se puede desear a la vecina jajaja.

    Un beso.

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  9. Y como los "pecados" son confesables y hasta te absuelven, pues unos a pecar y otros a desear. Pero éste es un mundo de pecadores más que de soñadores, si no no estaríamos donde estamos.

    Luis Antonio ¿tú pecas o sueñas?

    Besos y un abrazo gordo.

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  10. He liado el término eran "deseos" en lugar de sueños. Últimamente todo lo trastoco.

    Más besos.

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  11. EL NOVENO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS ES: NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS.

    Decía un cura conocido, muy progre: "¡Señor, si en el sexto y el noveno no haces rebaja, llenarás el cielo de paja!"

    un abrazo

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  12. Por eso hay quien se dedica a prohibir los deseos ajenos...

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  13. Para los católicos es fácil pecar: todos les son perdonados.
    Los deseos son más difíciles de perdonar, ¿quien puede conocer el deseo de otro u otra?

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  14. Con el tiempo he llegado al convencimiento de que la noción de "pecado", propalada por la moral restrictiva, es sinónimo de libertad. Como el concepto no aparece tipificado en el código penal, con el que hay que tener cuidado, me siento confortado cuando de "pecar" se trata, a sabiendas de que, inconfesables o no, los pecados nos sitúan en el terreno de la vida en su sentido más creativo y apetecible. ¡Cuánto da de sí una frase bien pensada, por breve que sea! Un abrazo, Luis.

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  15. A TODOS:

    Estoy gratamente sorprendido y agradecido por la sagacidad de algunos comentarios y por la aportación enriquecedora de otros.

    Ha valido la pena escribir ese texto que, aunque simple en apariencia, me costó lo suyo...

    Un abrazo para todo el colectivo de comentaristas

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